martes, 20 de septiembre de 2011

Retrato en sepia

Retrato en Sepia.

-El tiempo te ha tratado maravillosamente bien; Bella. Eras hermosa y ahora lo eres mucho mas. Realmente no puedo comprender como vagas por la vida sola….es un pecado mortal. ¿no ansias alguien que te haga vibrar?
-¿Cómo?
Su boca se ensanchó en una cruel sonrisa. Se estaba burlando de mí , el muy……
Caminó hacia la puerta y la abrió invitándome a salir.
-Descansa Bella. Nos vemos a la hora de la cena.
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Capitulo 6.

Cuando subí las escaleras para dirigirme a mi habitación; me dolía la cabeza. Tanta información me habia pasado factura y para que engañarnos, la masculinidad y fuerte presencia de tio Edward también.
Tio Edward…él no era mi tio en realidad…fue adoptado por la abuela si; pero no llevaba la misma sangre que yo. Un calor inoportuno me nubló el sentido y tuve que agarrarme a el pasamanos llevándome una mano a la cabeza.
Descansé unos segundos y cuando abrí la puerta de mi habitación, ví que nada habia cambiado dentro de ella; seguía siendo una habitación de niña pequeña, como la primera vez que llegué allí, después del asesinato de mis padres.
Me senté en la cama y suspiré; tendiéndome sobre ella con los pies colgando.
Yo no tenia intenciones de quedarme en la Fortaleza, pero algo me decía que mi estancia allí iba a ser mucho mas prolongada de lo que pensaba en un principio; pensé en Jasper y en las insinuaciones de Edward. Comencé a enrabietarme. ¿Qué derecho creía tener sobre mi? Si retozaba o no con algún hombre no era problema de mi tio Edward.
No era lo suficientemente experimentada, pero mi instinto me decía que se estaba claramente insinuando…¿O me creía torpe?” Bella, hermosa”…aquellas miradas prolongadas sin pestañear si quiera. Conforme pensaba mas y mas en su conducta ; mas claro me quedaba que era un depravado sexual sin ningún tipo de vergüenza. ¡Por dios si era su sobrina a todos los efectos!
Oí unos pequeños toques en la puerta y me erguí de golpe; sintiendo la tensión en mis hombros.
-¿Quién es?.- pregunté con voz segura.
-Soy yo Alice. No tengo ni idea de lo que hacer señorita y me aburro como una ostra sin hacer na….
Antes de que Alice terminara la frase ya había abierto la puerta y ella me habia regalado una de sus bellas sonrisas.
-¿Y ese libro que llevabas para el viaje…lo has terminado?.- pregunté intentando no reirme.
-Si. Y es una verdadera lástima.- La hice entrar a mi dormitorio.- Guauuuu…nunca habia entrado aquí. Esta habitación ha estado siempre cerrada por deseo expreso del señor Edward. Ni siquiera su esposa ha entrado. Y lo sé de buena fe.- me contaba Alice confidencialmente.- Un dia ví a la señora Tanya hurgar con una llave en la cerradura y el señor Edward la sorprendió. Tuvieron una pelea de las que hacen historia y el nombre de Isabella fue mencionado por ellos en la acalorada confrontación….aunque ahora lo comprendo. Tú eras esa Isabella…la dueña de la habitación…..Tambien sé que el señor Edward duerme de vez en cuando aquí y casi siempre es después de llegar de la capital. Se mete en esta recámara y amanece a otro dia, lánguido y espeso….El señor Edward bebe. Bebe mucho y desde que sabe que esto va a dejar de ser suyo se ha abandonado por completo. Llama a las prostitutas para que viajen aquí. Les paga el trayecto de ida y vuelta, y aparte los servicios. Él y la señora Tanya duermen en habitaciones separadas y cuentan que ella tiene un amante.
-Esta en todo su derecho. ¿no?.- Alcé una ceja buscando la réplica de Alice y ella sonrió decidida.
-Sin lugar a dudas. Pero ya te digo; son tal para cual. No se quieren ni a ellos mismos. Ahora todo parece una balsa de aceite hasta que la clausula sobre el testamento se abra y salten de aquí los dos como canicas. ¿Por qué los echaras no?
Tenia la boca abierta. Seguro.
-No. Esto….Alice, no te preocupes. No te dejaré aquí, vendrás conmigo a Londres y allí viviras holgadamente. Te lo prometo.
Ella frunció el entrecejo , mirando hacia un lado un momento y luego viajó hasta mis ojos.
-Pretendes dejar todo en manos de ellos otra vez. ¿No entiendes? Ellos se separaran y si les dejas la Fortaleza, todo lo que fue una vez de los Cullen se perderá por la mala cabeza del hermano de tu madre. Además no creo que el señor tenga el suficiente dinero como para pagarte toda la parte que es tuya. Dicen que ha dilapidado parte de la herencia en el juego, la bebida y como te dije las mujeres. Es todo un tipo.
-Menuda información. Eres mejor que el Daily News….- ella rió y se revolvió inquieta, sentada en la cama junto a mi.
-¿Y ahora me vas a decir en que consiste mi trabajo?
-De momento te enseñaré a mandar documento por el pc y luego ya veremos. Te las tendrás que ver con mi editor…aunque creo que le caerás de maravilla.
-¿Editor? ¿Escribes?.- las cejas de Alice se alzaron por la sorpresa y volvió sorprenderme por aquellos blancos dientes al reírse.
-Si. Soy escritora de novela romántica….
-¡No me jodas!.- Alice saltó de la cama y retrocedió dos pasos hacia atrás emocionada.- ¡Dios mio. Yo soy una aficcionada a ese tipo de lecturas. Me encanta! ¿Eres famosa? Quizás te conozca..aunque soy fiel a la saga de los arrebatadores hombres que describe Ceres Portman.
Sonreí de manera informal y parpadeé ligeramente una vez; para que comprendiera.
Comenzó a soltar alaridos y a dar brincos como una autentica poseída.
-¡Soy la chica mas afortunada del mundo! ¡Ceres Portman, tú eres Ceres Portman! ¡Dios no me lo puedo creer!.- Hincó las rodillas en el suelo y me cogió las manos; con las suyas temblorosas.- Te tengo en un altar. Eres la mejor. ¡Me encantas! ¡Soy tu fan numero uno; en serio!.- Comenzó a reir como una autentica demente y cuando se cansó se tiró a la cama en posición de angel y cerró los ojos.
-Ahora seria fantástico conocer al hombre de mis sueños……Todos mis sueños cumplidos….
Me reí con ella y le hice compañía en la cama mirando al techo. Aquella chica y yo, nos íbamos a llevar maravillosamente bien….



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Nos habíamos sentados a la mesa del comedor para cenar. Cuando llegamos, tan solo estábamos Alice y yo . Marco llegó con su gesto severo para comunicarnos que el señor y la señora se encontraban indispuestos y no bajarían a hacernos compañía.
La cena estaba buenísima y disfruté de las ocurrencias de Alice y sus distintos análisis de mis novelas. Recibí una llamada de Jasper antes del postre y me levanté de la mesa para alejarme a un rincón de salón comedor.
-¿Bella?
-Quien si no, Jazz.

-No me gusta presionarte pero algo me dice que no lograr el plazo de la nueva novela.
-¿Eres adivino o qué? Llevo aquí un jodido dia y ya me estas presionando como a un futbolista. Jazzy no me cabrees; sabes que te quiero, pero puedo odiarte de un segundo a otro.
Jasper rió al otro lado del teléfono y sonreí con ganas.-
-No te preocupes. Tengo materia prima suficiente como para comenzar esta misma noche. He conocido a una chica que te va a encantar. Parece ser la chispa de la vitalidad ella misma. Es increíble. Me ha dado muchas ideas y disfruta de ello. ¿Puede haber algo mejor?
-Si. Que vuelvas.
-Sí, amorcito yo también te echo de menos…..
-Bella….
Un fuerte portazo hizo que me volviera y ví a Edward parado en el umbral de la puerta. Parecía tambalearse. Sus ojos estaban vidriosos e iba totalmente descuidado. Su atuendo fuera de asquearme, me sorprendió. La camisa la llevaba casi toda abierta. Viendo su magnifico torso al descubierto; los pantalones negros ligeramente ceñidos, bajaban casi a la suave uve de sus caderas….su cabello completamente despeinado le daba un aire de sensualidad exultante. Tuve que volver a centrarme en la conversación con Jasper.
-Te llamo yo cariño y no te preocupes. Tendremos nuestro hijito pronto….-Le dije, intendo que la presencia de Edward no me intimidara.
Colgué y caminé hacia Alice que se habia quedado de piedra y lo miraba con temor en los ojos.
-Pensé que te habías marchado Alice….¿Has vuelto para comer en mi mesa?
-Señor, la señorita Be…
-Ella es mi asistente, y por supuesto comerá donde yo lo haga. ¿Hay algún problema Edward?.- Lo miré con severidad y tragué en seco, al notar como se reducía su cercanía.
-Vaya….¿asistente dices? Que bueno…¿Y en que te asistirá…Bella?
-En mi trabajo por supuesto..
Edward comenzó a reir llevándose la mano al cabello. Su camisa se abrió mas y yo casi…casi…hiperventilé.
-Alice; déjame con Bella unos minutos … a solas.- Edward ni siquiera la miró. Me estaba mirando a mi con una salvaje transparencia. Tan parecido al personaje de mis novelas….que me aturdió.
-Si…me voy. Buenas noches Bella. Mañana hablamos…
Ví como Alice se alejaba y cerraba la puerta para dejarnos a Edward y a mi solos…de nuevo.
-Pensé que no bajarías a cenar. Marco dijo que estabas…”indispuesto”.
-Si pero como ves…ya estoy dispuesto… a todo.
Dí dos pasos hacia atrás, su cercanía me atemorizaba. Era un sentimiento con el que debía luchar. No debia de tenerle miedo..ya era suficiente con el simple hecho que se metiera dentro de mis sueños. No lo quería en mi vida, atemorizándome…sin reconocerme a mí misma.
-Yo…no sé a lo que te refieres y tampoco tengo la intención de saberlo.
-Ósea…¿Qué planeas tener hijos? Me dijiste que no estabas liada con el tal Jasper …¿Quién es al que te tiras…Bella?
Quise darle una bofetada; pero el olor a alcohol que despedía me hizo retroceder y pensar que no estaba en sus justos cabales.
Reí interiormente. ¿Asi que habia escuchado la conversación? Y claro; habia supuesto lo que no era. Aquello fuera de toda lógica me decía que parecía estar celoso. ¿Celoso? ¡Imposible!
-No es de tu incumbencia.
Él chasqueó la lengua y siseó algo que no pude entender.
-¿Qué has dicho?
-No he dicho nada. Y te equivocas; ya te dije que si que lo era. Tú eres de mi incumbencia. Siempre lo fuiste. Aunque te creyeras sola yo siempre he estado ahí. Observándote, siguiendo tus pasos. Sé todo lo que has hecho en tu vida….pero por lo visto se me ha escapado que te follas a alguien con el que quieres tener un hijo….
La vena de la sien me palpitaba mas de lo recomendado; seguro.
Avancé deliberadamente un paso hacia él e intenté ser lo mas asquerosamente arrogante que pudiese.
-¡No fastidies! ¿Sabes con quien me acuesto? ¿Te has metido en mi cama, Cullen? ¡Por favor!
Él, dibujó una sonrisa perversa en su rostro y me evaluó lentamente; haciendo de este gesto algo por lo que me costaba respirar.
-No…no me he metido…pero me encantaría hacerlo….
Abrí mucho los ojos; victima de la sorpresa y entonces si lo abofeteé.
Continuará….

domingo, 4 de septiembre de 2011

Plugged

PLUGGED

-¿Sabes que la virginidad es un dinosaurio en la mente de los ingenuos?
-Déjame en paz. No quiero hablar mas del tema, en cuanto vuelva Rosalie nos marchamos.- espeté como la grana.
Se levantó de la mesa y rodeó hasta donde yo me encontraba. Cogió uno de mis brazos y me levantó atrapándome hacia su pecho.
-Podria decirte de muchas formas lo que “tu frasecita”, ha causado en mi. Pero no voy a andarme con rodeos. Nena; tengo tan hinchadas las venas de la polla que parecen las tuberías del gas….
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Capitulo 11.


Fue una suerte que Rosalie viniese agarrada del cuello por Alice, con la cara totalmente verde y un aliento de autentico muerto.
Huir. Aquella era la palabra que golpeaba en mi cerebro como un martillo. Debía de huir de aquel hombre que me habia dejado al borde del precipicio.
No alcé la vista para despedirme de él, siquiera. Ya tendría suficiente al dia siguiente con encontrarme con aquellos ojos impenetrables en la oficina. ¡Dios mio! ¿Qué me estaba ocurriendo con Edward Cullen?

Después de dejar a Rosalie en su casa; yo volví a mi departamento a duras penas. Algo me decía que mi mala suerte todavía no me habia abandonado y que la noche, me tenia preparada la traca final.
Al llegar al gran pasillo del departamento, me quité los zapatos de tacón para no tratar de hacer ruido. Si Edward habia llegado a su departamento, no le iba dar el gusto de saber a la hora que volvía.
Abrí sigilosamente la puerta y sonreí. Misión cumplida. Bufé al entrar en mi espacio y me quité el vestido, dejándolo en el mullido sofá. Rápidamente fui hacia el lavabo y allí me dí una buena ducha para calmar la tensión que tenia acumulada en mis hombros….la otra era muy difícil de calmar, y yo era la primera que quería hacer oídos sordos a los alaridos de mi cuerpo.
Al salir de la ducha comencé a oir carcajadas y la risita de lo que parecía una mujer.
¡El muy hijo de puta! ¡Él si iba a calmar todos sus músculos…el muy cerdo….! ¡Como las tuberías del gas! ¡Maldito hijo de perra!
Pegué la oreja en la pared y escuché leves murmullos; de repente volvieron a estallar en carcajadas y despegué el oído sintiéndome una imbécil.
Caminé pensativa hacia la cama y levanté la almohada.
Allí perfectamente doblado tenia mi short y mi camiseta de tirantes.
Me puse ambas prendas y me dispuse a apagar la luz, para ir a dormir; pero no fue posible, ya que el ruido del timbre de la puerta, me dejó petrificada unos instantes. Miré el reloj, eran mas de las tres de la mañana.
Descalza y con algo de temor. Puse la cadenilla de la puerta y abrí.
-¿Quién..quien es?.- pregunté algo nerviosa.
-¿Eres Bella? ¿Lo eres? ¡Déjame que te vea! Edward me ha dicho que eres hermosísima….
-¡Callate jodido hijo de puta! ¿Qué quieres que nos manden a la policía? Bella tiene experiencia en ese asunto, quizás…- Aquel siseo me era endemoniadamente conocido.
Rechiné los dientes y le dí con la puerta en las narices al mastodonte que habia podido ver en la leve rendija que habia dejado abierta.
-¡Noooo Bella, ábreme la puerta…por favor….ábrela, te lo suplico!
Cerré los ojos con fuerza y me apoyé con la espalda en la puerta. Aquel imbécil iba a despertar a todo el edificio. Y maldita fuera mi estampa; estaba en mi mano que dejara de berrear como un crio de 5 años.
Con toda la solemnidad y serenidad posible; abrí la puerta y elevé el rostro hacia la cabeza de aquel hombre que parecía no acabarse nunca.
Y lo reconocí….
Emmet….casi no habia cambiado; salvo por su escultural cuerpo que parecía haber sido sacado de una revista de musculación. Sus ojos chispeantes, tenían la misma expresión que cuando era un niño. Sonreí al reconocerlo y él me rodeó con sus brazos y me alzó dejándome con mi rostro a la altura del suyo.
-Bella. Estas preciosa. ¿Me recuerdas? Soy Emmet, el gilipollas que se dejaba influenciar por el imbécil aquel para haceros la vida imposible….
Seguí la mano de Emmet al referirse al “Imbecil aquel” y lo ví. Estaba al pie de la puerta con una morena que lo agarraba del cuello con la miraba embelesada y babeando literalmente. Sus ojos como dos brasas se encontraron con los míos y su boca perfecta, era una línea carente de expresión.
Aparté la mirada rápidamente y sonreí abiertamente a Emmet.
-Claro que me acuerdo de ti, grandullón. ¿Pero tienes idea de la hora que es?
Emmet volvió a zarandearme.
-Cuando llegué al Shadow ya te habías marchado con tu amiguita. La que Alice me habia jurado que me volveria loco….y entonces Alice se marchó, Edward se consiguió un ligue y me comentó que vivías en el mismo edificio que él…¡No pude resistir la tentación, Bells!..
Puse una de mis manos en su boca, para hacerlo callar.
-Emmet. No grites. Bájame, anda. Pasa si quieres y deja a Edward con su….
-No.- La voz tajante de Edward era como un cuchillo e hizo que tanto Emmet como yo lo miráramos con una ceja alzada.
-¿Qué estas intentando decir “hermano”?.- preguntó Emmet, sin esconder su sorpresa.
Edward soltó los brazos posesivos de la estupenda morenita y caminó hacia el umbral de mi puerta, hasta posicionarse al lado del grandote de Emmet.
-Ven a tomarte una copa a mi departamento; Bella. Lo pasaremos bien. Ademas no me fio de Emmet…creo que tu….
Lo miré con autentico odio….
-Mi “honorabilidad” lleva años conmigo; ósea que no creo que debas temer por ella. No te incumbe.
Emmet nos miró a los como si le hubiesen contardo una broma privada.
-Insisto.- replicó Edward sin pestañear si quiera.
-Me paso por el forro de las …….- no pude terminar la frase porque Emmet comenzó a estallar en carcajadas. Edward me tomó de un brazo y me acercó a él.
-Entra en mi departamento…no te voy a morder. Al menos no, delante de tanta gente.- Lo miré los ojos. El muy cabrón se lo estaba pasando bomba.- ¿O quieres volver a ver las caras a la policía?
Forcejeé con él para que dejara de sujetarme y caminé hacia su departamento; no sin antes cerrar la puerta del mío.
“El ligue de Edward”, me miró con una sonrisa en su rostro y me saludó al traspasar el umbral de su puerta. Lo único que pude pensar al estar dentro, era que habia entrado en la guarida de un león.
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El departamento de Edward era enorme. Mucho mas grande y espacioso que el mío. Minimalista hasta el límite.
De repente; fui consciente de mi vestimenta y noté como un ardor tremendamente conocido para mí se alojaba en mi rostro. Bajé la mirada; tremendamente avergonzada y noté la manaza de Emmet encima de mi hombro desnudo.
-Siéntate Bella. Cuéntame, ¿Qué ha sido de tu vida? Ya me ha comentado Edward que trabajas con él…
-Trabaja para mí.- el maldito tuvo que hablar y alcé la mirada para verlo. Tenia agarrada a la morenita de la cintura; que la llevaba completamente expuesta. Gracias a un suéter que le tapaba justo los pechos. No pude hacer otra cosa que comparar. Aquella tia tenia unos melones gigantescos si los comparabas con los míos… Ahhh, que injusta era la vida a veces…. Pues eso…la acariciaba lentamente por encima del ombligo y con una sonrisa en la cara que me hubiera gustado borrar de un buen guantazo.
-Si.-miré a Emmet sonriéndole.- Hace poco que trabajo en Cullen Ltd. El abuelo me echó un cable, ya que dejé los estudios y últimamente no tenia ni para pagar el alquiler del edificio donde vivía. Creo que quiso probar hasta donde podia aguantar…” con semejante espécimen de homo-sapiens”.-pensé.
-¿Dejaste los estudios?.- La voz de Edward tronó en mis oídos y antes de darme cuenta lo tenia parado en frente mío, con cara de autentico maniaco.
-Si.- espeté hosca. Casi sin mirarlo.
-Oye Edward.- dijo Emmet con el ceño fruncido.- ¿Qué te ocurre con Isabella? Noto una tensión entre vosotros, muy parecida a la que habia de pequeños…
-Gracias a Dios yo ni si quiera lo recuerdo. Supongo que mi mente borra los recuerdos malos. Tú.- me armé de valor para enfrentarlo.- Supongo que me harias la vida imposible cuando iba de veranear a LaPush.
Emmet estalló en carcajadas y miró a Edward divertido. Él por su parte parecía terriblemente alterado y bufó, pasándose la mano por el cabello; gesto que me hacia mirarlo embobada, como una maldita gilipollas.
Pero es que tenia que ser sincera conmigo misma. Era mi jefe, era un cabrón, pero estaba buenísimo. Todo él era digno de lamer de arriba abajo. Hasta aquellas cejas espesas que se fruncían cuando estaba terriblemente cabreado.
Recordé que yo tampoco le era indiferente y noté como mis pechos picaban y mi vientre se alteraba con una deliciosa sensación.
Pero miré a la chica y volví a la realidad. Si le hubiera dicho que si, en el Shadow, yo seria la que estaría en su lugar y no ella. Pero gracias a Dios me negué…
-Si…creo que ya sé porque no recuerdas a Edward… fue una noche. Nuestros padres estaban comiendo en la playa y nosotros nos quedamos con Alice y contigo. Jacob era demasiado miedoso para las historias de miedo que habíamos prometido que nos contaríamos. Pero Edward tenia otros planes para esa noche.
“Recuerdo que fue el último verano, Edward y yo tendríamos unos 15 años y las hormonas volaban locas por nuestros cuerpos. ( y siguen haciéndolo) yo y Alice nos marchamos a recoger piedras para su acuario personal….
Mi mente comenzó a recordar y volví a vivir la escena, como si estuviera allí ahora mismo.
Flash Back


El sonido del mar era maravilloso. Debia de tener unos diez años y estaba sentada en la arena contemplando como las olas se iban acercando a mis pies lentamente. El ruido de unos pasos me dieron la voz de alarma, ya que Alice y Emmet se habían marchado a buscar cristales de botellas; ya que por el arrastre del mar, limaban las puntas y los convertía en piedrecitas de colores que le vendrían de maravillas para su acuario nuevo.
Alcé la mirada y me encontré con los ojos verdes de Edward. Venía sofocado, debia de haber corrido, ya que sus mejillas estaban coloradas y respiraba agitadamente.
-Emmet se ha marchado con Alice, por allí.- le dije indicándole con mi dedo índice.
Seguí mirando el mar y noté que Edward no se movía de mi lado. Volví a mirarlo y una sonrisa de aquellas que me daba autentico terror se formó en sus labios.
-¿Cuántos años tienes Bella?.- se sentó a mi lado, demasiado cerca, quizás.
Lo miré ceñuda y le volví el rostro de nuevo.
-Diez años.
-Apuesto que no sabes nada de nada de nada….
Me giré completamente y lo miré ceñuda
-Nada de nada ¿De qué?
Él rió y me miró con una ceja alzada.
-De sexo.
El calor abandonó mi cuerpo, para centrarse en mi rostro y esparcirse por mis orejas.
-Vete Edward. Eres malo. Busca a otra y riéte de ella.- Me dispuse a levantarme y él me agarró de la mano y me volvió a sentar, dando un tremendo culetazo.
-Quiero que me escuches. Te ordeno que me escuches, Bella. Si no, le diré a tu madre que le diste un beso en los labios a Thomas Jhonson.
Me tapé la boca con la mano, para acallar un gritito y mis ojos comenzaron a bañarse en lágrimas.¿Cómo podia saberlo? Apuesto a que logró sonsacar a Alice.
-Quiero que me beses, pero no como a él. Quiero que abras la boca y dejes que mi lengua roce la tuya. ¿Entiendes Bella? No quiero que te despegues de mí hasta que yo lo haga, si no ya sabes lo que te espera.
Respiré hondo. No iba a perdonar en mi vida Edward. Pero debia de actuar rápido. Si mamá se enteraba que me habia besado con Thomas me pegaría una buena torta….
-Está bien. Pero prométeme que no le diras nada a mamá, nunca.
Él sonrió satisfecho y asintió con la cabeza, mirándome a los labios.
Cerré los ojos con fuerza y esperé aquel beso.
Continuará…..