martes, 30 de noviembre de 2010

La Hermana Isabella

Capitulo 5



-Hermana, usted no me desagrada en absoluto.
Eché la cabeza ligeramente hacia atrás, por la impresión de sus palabras y lo miré
con el ceño fruncido.
-No entiendo, coronel…
ÉL anduvo unos pasos , bordeando el escritorio y se mantuvo erguido y petulante delante mio.
-Vaya a cambiarse de ropa, hermana. Y recuerde lo que hemos hablado ¿eh? Hable con mis hijas. Es muy importante que Victoria se sienta bien recibida en esta casa…a usted también le conviene hermana, ¿debo de recordarle que ella es la dueña de los terrenos donde esta la abadía?
Yo negué con la cabeza y giré sobre mis talones en dirección a la puerta.
Una risa ronca, hizo que se me erizara el bello de la nuca.
Salí de allí con pies en polvorosa.
Subí de nuevo a mi habitación y allí pude ver pulcramente estirado sobre la cama, el uniforme de criada que debia de haber dejado Jessica, lo cogí a regañadientes y rezé a nuestro señor antes de quitarme el habito y dejarlo colgado en una de las perchas del ropero.
No le iba a dar el gusto de ir con el pelo suelto. Me hice una moño apretado y sostuve con largas horquillas, la cofia de fina puntilla francesa.
Una vez vestida, la vanidad hizo mella en mi y quise mirarme en el espejo; pero lo pensé dos veces y cogí la puerta, la abrí y me dirigí hacia el salón, donde debían de estar ya las niñas desayunando; debia de hablar con ellas, más pronto que tarde y aquella era una odisea que no me planteaba como librar.
Cuando pasé el umbral de la puerta: Rosalie me miró dos veces antes de sonreírme con aprobación.
Luego le siguieron Renesmme, Alice, Bree y la pequeña Carlie que se hayaba en los brazos de su hermana mayor jugando con el pan de nueces
-Buenos días, niñas. Siento llegar tarde; pero he tenido… digamos algunos contratiempos.-les dije acomodándome en una de las sillas.
-Ta wapa, hemana..- me dijo Carlie muy sonriente.
-Gracias, Carlie, pero si hubiera sido por mi, llevaría mis hábitos, que son mi segunda piel, no esto…-dije cogiendo el blanco delantal con los dedos.
-Hermana…¿sabe que ella ha llegado esta mañana?.- preguntó Rosalie con la mirada puesta en el vaso de zumo que se estaba llenado.
-Si lo sé y vuestro padre me ha pedido que os comportais como se debe. A si es que si no quereis dejarme mal, eso es lo que teneis que hacer. Pensad que ahora yo formo parte de vuestra educación y me juego mucho en esto.
-Ella nos odia.- susurró Alice, haciendo un mohín de disgusto.
-¿De donde sacas, eso, Alice?.- pregunté divertida.
-Seguro que intenta meternos a todas en un internado.
-No lo creo. Vuestro padre, no lo consentiría, él os ama y nunca haría eso.
-No si está enamorado de ella. ¿Los hombres hacen cualquier cosa por amor, no hermana?.- preguntó Bree.
-Yo no soy la mas indicada para estas cosas, Bree. Pero es vuestro padre y estais ante que nada en este mundo.
Una voz hizo que todas nos volviéramos en dirección a la puerta.
-¿Tú, criadita, qué haces compartiendo la mesa con las señoritas de la casa? Edward ¿ Como puedes permitir esto?
Nos quedamos todas blancas. La mujer de una belleza apabullante , me miraba con desaprobación y una mueca de repulsión, se hizo clara en su rostro.
El coronel, la llevaba asida del brazo. Parecian un par de modelos de tarjetas postales. La mujer con un pelo de un raro color rojizo, ojos verdes y un rostro bellísimo. Y él… bueno el Coronel Cullen, eran un hombre atractivo. ¿atractivo? Bueno, yo no tenia valoración en este sentido; pero así me lo parecía.
Un gesto de disgusto apareció en la cara del hombre y soltó la mano de la mujer en un acto que no supe comprender
- Ella no es del servicio, Victoria, Viene del convento de La Adoracion de Jesús, se encanrga de las niñas.
-Vaya… una monja.
-No, no es monja, es novicia.- saltó Rosalie, sonriente mirando a la mujer.- Se levantó con andar elegante y le dio dos besos en ambos lados de la cara, su padre la miró con severidad .
Despues de Rosalie, le siguieron Reneesmme, Alice, Bree y la pequeña Carlie, que llegó hasta su padre, alzando sus brazos para que la cogiera.
-Hola zeñorita Vitoria.
La mujer la sonrió,valorándola, de arriba abajo. Y seguidamente Carlie, pegó la boca al oído de su padre y le susurró algo que hizo que el Coronel emitiera estruendosas carcajadas.
-Llevas toda la razón ,Carlie, paro alguien se me adelantó.
La niña volvió a hablarle a su padre al oído, emitiendo,por segunda vez el Coronel una risotada, que hizo que sus hijas estiraran sus labios en una hermosa sonrisa.
-Sí nenita.
Carlie, que miraba a su padre con ojos chispeantes , le preguntó sin esconderse.
- No pede cher tan difisil, papá…
-Ya está bien, Carlie, ahora a seguir desayunando.- La soltó en el suelo y la pequeña volvió a las faldas de su hermana.
La pareja se sentó uno a en cada punta de la mesa y esta se fundió en un silecio absoluto. Las niñas me miraban tensas y yo tragaba ante el miedo de que cualquiera de ella soltara cualquier improperio a la señora.
En una ocasión, mis ojos se encontraron con los del Coronel Cullen y sentí como se arremolianaban los colores en mi rostro. Me había mirado de una manera intensa…nunca nadie me había mirado así y comencé a ponerme más nerviosa de lo debido.
Uno de los empleados de la casa, entró para mandar a las niñas a su sala de estudio; los profesores ya habían llegado y debían de estar en sus puestos.
Aún me preguntaba que hacia yo allí. Se supone que era una pareja de enamorada asi que..
- Com permiso yo..
-Sí hermana, puede marcharse..- dijo la mujer sin mirarme.
-No.
La voz del coronel hizo de tragara saliva y volví los ojos hacia él.
-Cuentenos cosas de usted, Isabella.
-¿Isabella? ¿La llamas por su nombre, Edward?Vaya…
-Como bien ha dicho mi hija Rosalie, todavía no es monja, así que la puedo llamar perfectamente por su nombre de pila. ¿ Desde cuando tiene la vocación de servir a Dios?
-La verdad Coronel, ni me acuerdo. Mis padres me abandonaron cuando yo aún era muy pequeña, así que me crié con las monjas, nunca me he planteado otra cosa, he crecido con eso.
-¿Nunca ha tenido duda de su vocación, hermana?.- pregunté Victoria ,esparciéndose mantequilla en una tostada de pan blanco.
-Nunca he tenido dudas al respecto, señora, quiero ser la esposa de Dios, ese es mi único ahelo de la vida.
-Es una pena, que una chica tan monina como tú, no haya tenido pretendientes. ¿No has conocido a otros hombres aparte del coronel?.- la pregunta envenenada de la señora Victoria hizo que recordara al jardinero del convento y me dio por reir.
-¿Se puede saber de que se rie Isabella?.- gruñó el coronel Cullen con la mandibula apretada.
-Si, por supuesto, he dado clases en un poblado cerca de la abadia y allí había muchos de ellos. Aparte en el convento teníamos a un jardinero y no, nunca he visto a nadie con los ojos de enamorada. A Ben lo veía como una padre o un hermano.
- Se puede retirar, Isabella.- ordenó Edward con una voz que hacia pensar que tenia un humor de perros.
-Con permiso.- Me levanté y dí una gran zancada sin tan siquiera acordarme de la falda que llevaba puesta. La costura llegó hasta donde la espalda pierde su nombre y un grito de terror salió de mis labios.
Antes de que me diera cuante, unos brazos asieron mi cintura y pusieron algo encima de ella. Era un chaquera, al mirar hacia atrás, pude ver la mirada inquietante del coronel. La sangre volvió a mi rostro y salí huyendo de la sala.
Continuará…

lunes, 29 de noviembre de 2010

Marcada

CAPITULO 6
-¿Cuándo teneis decidido salir?.- pregunté nervioso.
- En cuanto Bella se sienta mejor de la reacción ante la marca.- dijo Carlisle en un gesto pensativo, que hizo que volara hacia sus pensamientos.
-Ni se te ocurra, hijo. Hazme caso cuando te digo que no querras oir lo que barrunta mi mente.
Torcí la boca; malhumorado y salí del despacho de Carlisle, subiendo hacia la habitación donde estaba Alice con la ejecutora.
Dí dos breves toques con los nudillos y me dispuse a entrar.
Cuando levanté la vista, quise volverme invisible o salir de allí pitando.
Alice, ayudaba a aquella mujer a colocarse una sencilla camisa color azul de satén. Su espalda, en una tonalidad hermosisima, trazaba líneas que se enredaban las unas a las otras formando jeroglíficos incompresibles para cualquier mente humana o vampira. Parpadeé un par de veces y ambas se giraron, advirtiendo mi presencia.
-Alice, quiero hablar con ella.- dije a
mi hermana, en tono serio.
Bella se giró y me miró con un gesto arrogante, evaluando mi aspecto desde la punta de mis pies hasta el último cabello de mi cabeza.
-No tengo nada que hablar contigo, niñato.- dijo cogiendo lo poco que quedaba de la vestidura que había rasgado para enseñar toda aquella maraña de trazos sin significado.
-Si vamos a ayudarte, hay que crear alianzas. Perdona si en algún momento te he hecho sentir mal.- ella me miró y su gesto duro se suavizó, le ofrecí mi mano, en señal de paz.- Edward Cullen.
Ella me miró, intensamente a los ojos y pude atisbar una sonrisilla travies en su perfecta boquita.
-Bella Swan.- dijo ella, apretando fuertemente mi mano.
En aquel momento, el mundo se paró en mis pies y todo adquirió una tonalidad diferente para mi. Su mano en contacto con la mia, me envolvió en una serie de sensitivas emociones, que me hizo soltarla con rápidez y jadear ¿Excitado?
-¿Qué pasa Cullen? ¿No soportas mi contacto?.- dijo altanera.- Esa no es buena manera de firmar la paz.
Me llevé las manos al cabello confundido. ¿Qué había sido esa sensancion?
¿Por qué deseé que me mordiera? Que se alimentara de mi. Siendo aquello, totalmente inusual en nuestro mundo.
Necesitaba salir de allí con urgencia. Mi miembro se había endurecido sin previo aviso y luchaba por salir de mis calzoncillos con una urgencia, nunca sentida.
-Yo….- miré a Alice y ella bajó la cabeza y dio suaves pasos hacia la puerta.
-Os dejo solos chicos.- sentenció.- Lo necesitais.
Cerro la puerta despacio y contuve la respiración nuevamente. La olor de su sangre fresca aún me perseguía de manera implacabel.
-¿Y bien, Cullen? ¿Qué quieres saber?
Carraspeé de manera involuntaria .
-Quisiera saber, que tipo de poderes tienes.
Ella se tensó. Y paseó a lo largo de la habitación de manera segura; mirando mis ojos.
Suspiró y se tocó aquel cabello frondoso, haciéndola ante mí, sensual y seductora.
-Tengo un aprendizaje inato, para la lucha. Sé manejar todo tipo de espadas, desde tiempos inmemoriables…
Tragué en seco y volví a suspirar. Su olor me envolvía de una manera hipnotica, me perturbaba y me excitaba hasta el punto de marearme. Deseaba salir de aquella habitación por mi propio bien, ya que lo que deseaba hacer era estrecharla entre mis brazos y hacerla mia, como minutos antes había hecho con Tanya.
-Soy inmune a los demás. Me explico.- dijo ella altiva.- Tengo un escudo protector para mi misma y para quien yo deseo en según que casos. Por eso no puedes leerme la mente. Aro tampoco puede ver nada. Eso lo exaspera hasta el punto de ponerlo nervioso, pero creo que ya a aprendido a vivir con eso.
-¿Tu relaccion con ellos es buena?.- pregunté, notando que mi voz había adquirido un tono ronco, como un arrullo después de hacer el amor.
-Sí, se puede decir que sí. Aunque no soporto su manera de “vivir”.
-¿No has tenido nunca compañero?.- aquello lo pensé, pero involuntariamente, salió de mi boca sin previo aviso.
Ella se paró en seco y de nuevo me evaluó el rostro.
-¿Muchas preguntas, no Cullen?
-Necesitamos saber si eres la elegida.- dije, acercándome a ella.
-No. Nunca he tenido compañero en mi vida inmortal, si a eso a lo que te refieres,
-¿Entonces lo tuviste, cuando eras humana?- seguía acercándome a ella, lentamente.
-Sí, estuve casada.- bajó la mirada.- Pero fue la peor experiencia de mi vida. Los hombres no sois nada para mi. No necesito compañero. No lo quiero, y pensar que Carlisle me ha dicho que …
Me detuve,ya a escasos centímetros de ella, observándola con detenimiento.
-¿Qué te ha dicho Carlisle, Bella?
Ella se revolvió incomoda e hizo un gesto de fastidio.
-Mi compañero, tiene que ver algo con todo esto. Por eso no me he unido a nadie todavía, la verdad no tengo curiosidad ninguna…
Yo también sabia algo sobre aquello.
El compañero de la elegida, debia ser una alma pura y honesta como ella. De ellos saldrá un heredero al trono de Volterra que derrocará a los Tres Reyes por siempre jamás.
El amor seria un suplicio para él, puesto que en ningún momento ella se sentirá atraída por él, hasta el momento que se haga clara, la marca en su espalda. Marca en la que se verá claramente el nombre del vampiro que será su compañero .
-Oí a Carlisle con mente y entrecerré los ojos con ira. No quería largarme de su lado. Queria estar con ella.
-Lo siento.- le dije.- Debo de irme.
Ella me miró con un gesto de burla.
-¿Tu compañera Cullen?
-No, mi padre.
-Debe ser un incordio, saber lo que piensa la gente en todo momento¿Cómo lo haces para no volverte loco?
-He cogido mucha practica al respecto.- sonreí.- Sé vivir con ello.
Dí media vuelta y camine hacia la puerta. Ella con una velocidad vampirica, sujetó la puerta con una mano y me preguntó mirando fijamente a mis ojos.
-¿Tú sabes algo mas …Cullen?
-No.- mentí.- Y aunque lo supiese, creo que es necesario que te prepares antes para ello. Es una dura carga la que habrás de soportar.- dije mirando sus labios, sonrosados. Me relamí ante la idea de tenerlos entre los míos y cerré los ojos fuertemente.
Ella apartó la mano de la puerta y me dio paso.
-Gracias Cullen. Queda firmada oficialmente la paz.- me sonrió
Le sonreí con las mejor de mis sonrisas y le besé fugazmente la frente.
Ante esto ella dio dos pasos hacia atrás y frunció su rostro en una expresión de enfado.
-No me toques Cullen, no soporto que ningún hombre me toque. Te lo diré con palabras de momento. La próxima vez no seré tan respetuosa.
Me marché de allí extrañado por mi propia reacción y si hubiera tenido sangre en mis venas, Creo que estaría colorado como la grana.

Carlisle me esperaba el pasillo. Inmobil y con gesto preocupado.
-¿Has hablado con ella?
-Sí,.- le dije mordiendo mis labios.- Necesitaba tener una pequeña charla con ella. Cada vez tengo menos dudas al respecto. Es la elegida, Carlisle.
-Edward, hay algo que no te he dicho….
-¿El que?.- dije sin aliento.
-¿Tienes idea lo que puede hacer esta muchacha, Edward?
Las palabras de Carlisle, tenían deje de alegría contenida. Sus ojos brillaban de manera especial, mientras me hablaba y una sonrisa nada incomoda; sobresalía de su rostro.
-¿Hay algo que yo no sepa, Carlisle?
-Bella puede invertir el proceso de transformación, Edward, nos puede hacer humanos.
Sentí que me quedaba sin aire; aunque aquello era imposible. Me llevé la mano a mi oscuro corazón y apreté con fuerzas la camisa que llevaba puesta, arrugándola hasta hacerle un agujero en ella.
-Eso era algo…con lo que no contaba…Carlisle.

sábado, 27 de noviembre de 2010

La Hermana Isabella

Capitulo 4



Habia salido de la habitación del coronel, hecha un basilisco .¿Pero que pretendía aquel hombre?. Subí las escaleras con decisión y abrí la puerta de mi cuarto.
La noche había caído en toda su totalidad.
Aquel dia había sido muy duro para mi; Me llevé la mano hacia mi cabello y suspiré. Necesitaba el complemento de mi hábito; me sentía desnuda sin él.
Unos leves golpecitos en la puerta , desviaron toda la atención que tenia sobre mi misma.
Abrí, la puerta con decisión. Y allí paradas delante mio estaban las dos hijas mayores del coronel. Con sus miradas bajas y retorciéndose las manos.
-Hermana… veníamos a pedirle perdón por lo sucedido esta tarde… en la entrada de nuestra villa… es imperdonable…-Era Rosalie la que hablaba, dejándome ciega por su belleza.
Les hice un gesto con la cabeza para que entraran a mi habitación y cerré la puerta apoyándome en ella con un suspiro.
-¿Ha sido tu padre el que te ha obligado a hacer esto? .- le dije suspicaz.
Ella miró hacia su hermana y una línea curva se dibujó en su rostro.
-No…
Caminé hacia ellas y me senté en una de la sillas que había esparcidas en todo el cuarto.
-Yo no soy vuestra enemiga; es más quiero ser un apoyo para todas vosotras. Me hago cargo de la imposición reglamentaria sin limites a que os tiene sometidas vuestro padre. Soy religiosa, pero esto se me escapa completamente Ese hombre es un …
-Tome.- la voz de Renesmee, detuvo mis pensamientos en voz baja y allí en su inmaculada mano, ví mi cofia enredada.- Papá nos dijo que nos despojásemos de ella, pero lo hemos hablado entre todas y creemos que usted se sentirá mejor con su disfraz completo.
-¿Disfraz?.- logré articular.
Las dos hermanas se miraron y esta vez fue Rosalie la que habló.
-Hermana…tiene usted un pelo tan hermoso… dejenos verlo en toda su plenitud. La respetaremos como hacíamos con nuestra madre. Se lo prometemos, su sentido de humor y su tenacidad para hablar con mi padre nos ha hecho pensar que usted es la indicada para seguir nuestra educación…Las otras eran demasiado estrictas y mayores. Usted es como una hermana mayor para mi y una madre amorosa para Carlie. Le pido perdón en nombre de mis hermanas…por lo del huevo.
Levanté mi trasero de aquella silla que parecía una cama y puse mis trabajadas manos en aquella tibias y lindas manitas de señorita.
-Yo soy como soy…Rosalie, soy transparente, no puedo soportar los castigos ni e mal humor de tu padre. Me ha bastado un botón para saber como es y la verdad aun dudo que me haya ido a buscar, cuando me echó de vuestra casa como si fuera un perro.
-Yo, Renesmee y Alice, rogamos para que fuera a buscarla…lo amenazamos de cierta manera…
-¿ Como?
- Sabemos que mi padre va a volver a contraer nupcias con esa señora: Victoria Aplegate… le dijimos que no la aceptaríamos por nada del mundo. Le pusimos un ultimátum la tres.
Aún no me podía creer lo que mis oídos estaban escuchando… ¡Vaya demonias!
-No voy a preguntar que clase de ultimátum le pusisteis…pero es vuestro padre y teneis que respetar su voluntad, si él no quiere que yo esté en esta casa, no le podeis imponer mi presencia…
-Hermana.-hizo un mohín con su boca, Rosalie.- Hablo en nombre de mis hermanas cuando le digo que usted es lo mejor que nos ha podido pasar en mucho tiempo. Quedese con nosotras, le prometo que no haremos nada que le desagrade. ¿Si?
No pude reprimir abrazarme a ella y sentir que la otra muchacha se derrumbaba en nuestros brazos también.
-No la defraudaremos hermana. Se lo prometemos.
Las miré a ambas y sonreí ante tal promesa.
-Ahora, venga, a dormir. Vuestro padre se pondrá como una fiera si sabe que estais aquí, hablando conmigo, venga… mañana será otro dia.- les dije, pensando interiormente que cuando amaneciera el estricto y enervante coronel Cullen ya se habría marchado de viaje con su estupendísima prometida la señora Victoria Aplegatte.

Las chicas se despidieron de mi, con una cálido abrazo y yo cerré la puerta con llave cuando salieron de mi cuarto.
Me despojé de mis hábitos y enguanté mi cuerpo en aquellas cómodas sabanas de algodón egipcio, suspirando de placer. Mañana seria un dia épico; sin lugar a dudas. No tendría la mirada de aquel hombre en la nuca, intentando poner faltas a todo lo que hacia o decía. Mañana seria un nuevo dia, sin duda.


El nuevo dia despuntaba en el horizonte.
Dí algunas vueltas en aquella enorme cama; sin saber realmente donde me encontraba.
Al mirar a mi alrededor, todos los recuerdos del dia anterior,se arremolinaron en mi mente ociosos.
Saqué mis pies del lecho y volví la vista hacia los ruidos que se oian en el jardín de la mansión.
Acomodé la cortinilla sutilmente y se asomé cubriendo mi cara con ella.
Habia un gran carruaje, de donde varios hombres sacaban grandes baúles y los metían en el interior de la casa.
Allí parado con su elegante figura de oficial estaba el coronel Cullen, con su porte enérgico y su cara de amargado total.
Su cara se desvió sutilmente y dirigió su mirada hacia donde me hallaba.
Escondí mi rostro, llevándome la mano al pecho.
Al cabo de un momento no pude ignorar mi curiosidad y volví a agazaparme y atisbar algo en el jardín.
Del hermoso carruaje negro , bajaba con una gracilidad digna de la más educada princesa,la mujer maás bella que mis ojos atisbaron a ver nunca en mi vida . Era bella, muy bella. El coronel, caminó unos pasos hacia ella y la besó con pasión. Aunque quise apartar la mirada; no pude controlarme. Era una faceta nueva del inquisidor coronel Cullen que me hacia verlo con unos nuevos ojos.
Sentí estremecerme ante aquella prueba de afecto.
Parpadeé lentamente, sintiéndome extraña ante tales emociones. Junto a la señora, salía otra persona del carruaje. Por su planta debía ser un caballero.
Llevaba una larga capa y un sombrero que ocultaba sus rasgos.
Se puso de frente al coronel, y le hizo un saludo militar que el coronel imitó inmediatamente.
Los dos invitados caminaron delante del coronel, siguiéndolos él inmediatamente.
Me separé de la ventanilla y me concentré en oir los latidos de mi corazón.
¿No se suponía que el coronel se marchaba esta misma mañana?
¿O seria que había cambiado de opinión?
Me llevé la mano a la cabeza y rápidamente me encerré en el lavabo de mi cuarto para asearme .
La voz de Jessica hizo que sonriera para mi misma. Ahora si me enteraría de todo con pelos y señales y la verdad lo estaba deseando.
Salí del lavabo con mi hábito y Jessica me miró evaluando mi aspecto.
-Hermana…el coronel, quiere que vaya de servicio…
La miré evitándola con los ojos.
-No te preocupes, Jessica, ya habé ayer noche con el coronel. He dejado claro que no voy a cambiar de parecer en lo que respectar a mis ropas.
-Muy bien. No será que no la he avisado, hermana… Ha habido cambio de planes ¿lo sabia también?
-No.- negué . Ayudando a Jessica a hacer la cama.
- La señorita Aplegate y un primo suyo. Emmet Mac Arty se alojaran de aquí unos días. El coronel ha cancelado su viaje con la señorita Victoria…
-Estupendo.- Una losa de 400 kilos se había caído encima mio.
Jessica me miró interrogante y sonrió misteriosamente.
-Parece que el coronel Cullen, no quiere dejarla sola con sus hijas; sin conocerla hermana. Si no no me explico su cambio de opinión. Verá.- Dejó las sábanas encima de la cama y se acercó a mi confidencialmente.- La cocinera, Zafrina, me ha dicho que anoche pudo oir al coronel hablar con el señorita Victoria, por lo visto discutieron y el señor le dijo que no iba a abandonar a sus hijas por tanto tiempo, que si quería estar con el señor que pasara unos días en la villa,Zafrina no entendió el hecho de no dejarla cuidar de sus hijas, hermana. Es la primera vez que el coronel es tan reacio a una empleada de esta casa, ha habido algunas antes de usted…
- ¿Si?.- solo pudo articular ese monosílabo.
-Sí. Ha habido varias mujeres que han sido reclamadas por el coronel para la educación de sus hijas. Pero todas se han marchado de la villa con el rabo entre las piernas.- Jessica se rió, con malicia.- Aunque si le he de ser sincera, ninguna era como usted… joven, bella e indisciplinada… la verdad, una cura de orgullo para el señor..
- No entiendo…
- No importa.- Jessica volvió a coger las puntas de las sábanas y a a acariciarlas sobre el colchon para quitarles todas las arrugas.- El coronel la acepta, las niñas la aceptan… supongo que no es difícil imaginar que quiere que la conozca Victoria, puesto que pronto ella será la señora de esta casa y usted seguirá con la atención de las niñas..
-¿Ella no se encargará de las niñas?
-No. Quiero decir, lo dudo mucho, la verdad. La señora Victoria es una mujer la que Dios no la agració con la bendición de los hijos..¿sabe? Ella ya estuvo casada en una ocasión… pero su marido murió en extrañas circunstancias. No tuvo descendencia. Las malas lenguas dicen que ella no puede concebir.
-Pobre mujer.
- Sí. Aunque aun me pregunto como ha podido engatusar al coronel. Ese hombre ha estado un largo tiempo solo. Salió un dia de aquí para ir a festejar el anuncio de una boda en un pueblo de los alrededores y ya trajo a la señorita consigo.
-¡Dios mio!.- me santigué ante tal inmoralidad.
-Jajajjajajajaj, no , no se santigue hermana. Esto solo es el principio…jajajajajjaj
Al terminar de adecentar la habitación, busqué mi crucifijo entre mis escasas ropas y me lo puse rezando interiormente.
-Hermana…el señor me ha dicho que la quiere ver en su despacho.
-¿Y como no me lo has dicho antes Jessica?
-Es bueno que espere. No es bueno que todas las mujeres de esta casa vayan detrás de él a golpe de silbato ¿no cree?
Yo asentí , reprimiendo una carcajada y la segui hacia el despacho del coronel.
Toqué en la puerta con los nudillos, recordando mi entrada en el dia de ayer y reteniendo la respiración antes de que me diera paso.
-Pase.
Al entrar, con la mirada baja y mis manos puestas en el enorme crucifijo que sobresalía en mi pecho, respiré con cierta dificultad.
- Hermana…
Estaba mirando algunos libros de la estantería, su cuerpo estaba de espaldas al mio y al volverse una mueca de desprecio inundó sus rasgos perfectos.
-Si coronel Cullen.- le dije con semblante serio y alzando la barbilla orgullosa.
-¿Qué hace vestida así?.- rugió como una animal.
-Forma parte de mi.
-No.
Lo miré directamente a los ojos.
-Sí.
Recargó su espalda en la librería y me valoró de arriba abajo.
-¿Quiere que yo mismo le arranque esas ropas, hermana?
El corazón me dio un vuelco y solté el crucifijo para pasarme las manos cruzadas por mis hombros en un acto reflejo de amparo total. Mi sangre latente se arremolinó en mis mejillas y la mente vagaba inquieta buscando palabras con las que responder al grosero que tenia justo en frente mio.
Una risa enervante hizo que lo volviese a mirar directamente a los ojos, unos ojos llenos de fúria.
-No se ponga así hermana. –Volvió a mirarme de arriba abajo, lentamente.- Usted no es mi tipo. Y aunque lo fuese, vestida así parece un cuervo. No levanta la livido ni de un caracol.- Miró otra vez mi rostro encendido.- Oh…lo siento.- dijo grotescamente.- Usted es novicia, no debe estar acostumbrada a estas palabras…
-Es usted un cerdo.- No sé como me salió aquello de la boca pero , chan chan chan…ahí estaba.
Sus cejas se levantaron cómicamente y su boca se estiró en una hermosa sonrisa, mirándome directamente con placer.
-Se pondrá usted el uniforme. Dejará esa horrible cosa que lleva puesta en la cabeza. Supongo que mis hijas fueron anoche a darle su… lo que sea lo que lleva puesto en la cabeza…aunque se lo prohibí terminantemnte.- sacudió la cabeza sin perder la sonrisa y yo lo miraba enbelesada.- Tendré que castigarlas… ¿Quién fue…Rosalie, Renesmme, Bree, Alice…?
Dejé de miralo como si fuera una divinidad, puesto que no estaba acostumbrada a que él sonriera tan abiertamente y tanto tiempo y lo miré directamente a los ojos, todavía encendiada por la incomodidad.
-Si las castiga a ellas, también tendrá que castigarme a mi, coronel.- dije muy erguida.
El coronel solté una risita demoniaca y dejó tambolirear sus dedos sobre el escritorio, me miró y su sonrisa creció más si eso era posible.
-Esta bien, usted será castigada y las niñas también. Usted dejará de ponerse eso que lleva y mis hijas, serán unas excelentes damas de compañía para mi prometida, la señorita Victoria Aplegatte…¿sabe que ha venido no?
Negué con la cabeza nerviosa y bajé mis ojos a la altura del suelo.
-Y yo que pensaba que estaba alcahueteando desde la ventana que hay en su cuarto…. He debido de equivocarme…si ella está aquí… mis hijas …digamos que no le tienen afecto a esa buena mujer..usted, hermana, las aconsejará de todo lo contrario…¿Verdad?
Tragué en seco y asentí con la cabeza pensando de Rosalie y Renesmme.
-Por supuesto coronel.
El seguía con su cara cinico.
-Por supuesto a ¿todo?
Puse los ojos en blanco y una mueca de asco se dibujó en mis labios.
-A todo coronel…Aunque si no es mucho preguntar, me gustaría saber ¿Por qué si le desagrado tanto, aunque sea por sus hijas no lo entiendo.. si le desagrado tanto, porque quiere que me ocupe de sus hijas? La señorita Aplegatte, pronto será su esposa y la verdad, sinceramente no entiendo por que ten….
-Hermana, usted no me desagrada en absoluto.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Marcada

CAPITULO CINCO

CARLISLE POV

-¿Qué estas diciendo Alice?. Dije impresionado.
-Hace muchos años… en uno de mis encuentro con seres semejantes a nosotros, me comentó ardorosamente la venida de una hembra vampiro que podría hacer que el proceso de transformación se invirtiera…Aunque hay muchas leyendas al respecto… al aparecer ella, todo tiene mas fundamento
para mi.
Me levanté nervioso sin apartar la vista de Alice y de ella.
-¡El Decalogo debe de estar en Volterra! Tenemos que ir allí para saber, que es Bella y para qué ha sido creada…
-Aro debe de saberlo todo…
- Ella debe de tener un escudo de protección. Si no no me explico como puede dejar inhabilitados vuestros dones.
-Shhhh… se derpierta…

Observé como Bella se movia lentamente intentando erguirse sobre el colchon donde se hallaba.
-Mierda….- se levantó pesadamente, cogiendo un trozo de sabana para taparse los senos.
Desorientada, nos miraba a ambos, mientras Alice le sonreía tiernamente y yo la miraba con gesto crudo.
Se hechó la mano a la espalda y una sombra de dolor empañó sus ojos. Me miró interrogante.
-Sí ha crecido, Bella. ¿Cada cuanto te sucede esto?
Ella me miró con el ceño fruncido y bajó la mirada pensativa
-Desde que tengo uso de razón. Crecí con ella, eso ya lo sabes. Creo que te lo comenté cuando viviste con los tres Reyes…es como una maldición…
-Creo que debemos de obviarte muchas cosas; Bella. Pero quiero que sepas una cosa, eres una pieza muy importante para nosotros, tú tienes en la mano la llave para derrocar a Aro, Cayo y Marco y hacer nuestra vida mas fácil.
-Hum
-Siento mucho decirte esto. Pero hemos de encontrar al guerrero con el que te aparees Bella. A partir del momento en que lo encuentres, todo se te ira revelando, como un libro abierto para ti misma. Hay muchas leyendas a tu consta, pero ninguna es cien por cien segura.
Es como la biblia para los hombres. No sabemos si son verdad los acontecimientos que están escritos en ella. Los evangelios apócrifos; por ejemplo. Ahora mismo los estudian para saber si tienen mas relevancia que los propios que están inscritos en la biblia sagrada. Tú misma eres parecido a ello.
-¿Me estas diciendo que tengo una llave que no tengo ni idea de cómo utilizar?.- dijo levantándose y llevándose las manos al turgente pecho.- ¿Alice?.- se dirirgió a mi hija, que la miraba como si fuese un mártir.- ¿ Me puedes dejar algo con lo que taparme?…la gracia de tu hermanito, me ha dejado medio en cueros y no tengo otra cosa que ponerme.
Alice se levantó de un saltito y corrió hacia la puerta.
-Ahora vuelvo, Bella. No te muevas.
Ella la miró como si le faltara un tornillo y le sonrió ironica.
-¿Tú que crees?.- le dijo con una sonrisa medio ladeada, que me recordó vagamente a la de Edward.
-Te dejo que descanses, Debo de hablar con mi hijo. Tenemos que irnos a Volterra lo mas pronto posible, aunque ahora han cambiado un poco las cosas.
-¿Qué quieres decir, Carlisle?
-Debes enfrentarte a Aro. Y pedirle el Decálogo. Tienes el derecho soberano a saber todo lo que eres y por lo que te convirtieron, por lo que sé. Tú ya eres diferente desde el mismo momento en que naciste. ¿Cómo te explicas que ellos mismos fueran los que te convirtieran?
Has sido su verdugo; cuando deberías haber crecido como vampiro de otra manera. Aunque instintivamente has sabido dejar los malos habitos nuestros y te has alimentado de animales.
Ella me miró sorprendida.
-Tus ojos Bella. Son como los nuestros. Te alimentas de sangre animal. ¿No te habías dado cuenta?
Ella asintió debilemente y dejó caer la cabeza, abatida.
-Estoy preparada para lo que sea. Pero el amor… es algo con lo que no quiero comulgar. Una vez estuve casada y para mi fue lo peor que pude hacer en mi vida. Por culpa del hombre que se hizo llamar mi marido me condenaron a morir de la manera mas cruel que puede haber, Carlisle. No me pidas que busque a un guerrero como yo.
-No me has entendido Bella. No tendras que buscarlo. Él aparecerá ante ti, y él antes que nadie , sufrirá el tormento de amarte y no ser correspondido, hasta que tu marca no sea clara. Tú seras la ultima en saber tu propio futuro. No tendras ni idea de quien es y lo que siente por ti, porque estará mudo de amor al no saberse si es él realmente tu compañero. ¿No lo entiendes? Puede que ya te hayas encontrado con él, en todos estos años de vagancia por esos mundos y se mantiene al margen esperando tu despertar.
-Es muy alentador todo lo que me dices.
-Es parte de la verdad, Bella. Y debes de asumirla.
-¿Y si no quiero hacerlo? ¿Si no quiero entregarme a ningún hombre, vampiro o humano? No me interesa la idea en absoluto…
-Es algo con lo que no puedes luchar, es tu destino y es lo mas fuerte que hay. Aunque corras contra corriente. Está ahí esperándote, en algún lugar.
Suspiró derrotada y la puerta se abrió, entrando Alice con gesto de preocupación.
-¿Todo bien?.- preguntó mirándome.
-Fantastico.- farfulló ella entre dientes.
-Bueno, voy hacia abajo, debo de hablar con todos. ¿Has visto a Edward, Alice?
-Creo que está con Tanya.- dijo Alice, sonriendo de una manera picara.
-Esperaré.
Miré a Bella y rodó los ojos en un gesto de asco.
Me marché de allí con un gran peso en los hombros, como si me hubiera llevado gran parte de la carga que llevaba Bella en los suyos.


Edward Pov


El sexo con Tanya era increíble. Insaciable y voluptuosa.
Habia decubierto el sexo de la mano de ella.
En uno de mis viajes a el Clan Denalí, donde pertenecía ella. De seguida sus pensamientos llegaron a mi en un torrente de emociones encontradas. Hasta aquel mismo momento yo era virgen, mi cuerpo y mi mente no habían tenido nunca la necesidad de practicar aquel acto; que ahora me parecía de lo más saludable y placentero. No tardé mucho en caer bajo el hechizo de sus besos y poco después la hice mia de la manera más lúgubre que podía describir. Mi carne ansiaba la suya; pero era solo eso. A veces ni siquiera la besaba y aquello era enloquecedor para mi. Yo era un hombre con principios, siempre lo había sido y ahora… me regia por los mas bajos institos hacia mi compañera.
Llevabamos juntos mas de una década y sexualmente parecía haberla conocido ayer.
No importaba el como y el donde. Siempre me atrapaba el dulce sabor de la livido, resurgiendo de mi lanza, gruesa desde la base en el mismo momento que me tocaba.
Pero algo faltaba; no había emoción. No me excitaba pensando en ella. Tenia que tocarla y que ella me tocara a mi.
En los pensamientos de mis hermanos hacia sus parejas siempre había ardor y calor cuando no estaban con sus esposas.
Al salir de caza; a veces lo hacíamos por separado. Las chicas por un lado y nosotros por otro. Los pensamientos de Emmet y Jasper se metían como el humo en mi cerebro haciéndome ver las perversiones que les harian al volver. Yo nunca soñé con eso. Y era una cosa que envidiaba solemnemente.
-No te vayas…- me dijo dándome un suave beso en las mejillas.
-Debo de hablar con Carlisle.- le dije, cogiendo el pantalón que había quedado en el suelo.
-¿De ella?
-¿De quien si no? ¿Tenemos algún otro problema ahora? Es mujer es deseperante. ¿Por qué ha tenido que venir hacia nosotros?
-Será el destino.
-¿El destino?...Venga Tanya… una mujer que puede parir vampiros es una monstruosidad. Y a decir verdad la compadezco; No tiene ni idea de nada ¿pero de donde ha salido? Todo el mundo tiene nocion de algo con respecto a esa leyenda.
Tanya se levantó colocando sus lindos pies sobre la alfombra persa de nuestra habitación.
-Soy feliz porque a partir de ahora todo cambiará. Ella pordrá hacer que todas seamos fértiles.
-¿Qué dices?.- dije asombrado, abiriendo mucho los ojos.
-Por supuesto.- dijo poniéndose una bata de chenilla que había colgada en un perchero.- Esa mujer tiene sangre en las venas, Edward..
A partir de ese momento no la escuché… su sangre, me había llamado de tal manera que me enervó. Su dulce aroma se agolpé en mi garganta y tuve que tragar varias veces para que Tanya no se diese cuenta de mi ausencia total en su conversación.
Un estremeciemiento frio, me entumeció y salí de la recamara totalemente vestido y con la intención de ver a Carlisle. Queria saber mas de ella y de lo que debíamos de hacer a partir de ahora.
Cuando bajé todo estaban calmados: Bree jugaba con Esme, Rosalie y Emmet se hacian el amor con las palabras en una columna del salón. Jasper se hallaba solo y tenso y Carlisle esperaba mi encuentro con los brazos cruzados y mirándome con gesto ausente.
Caminó delante mio en dirección a su despacho y allí ceró la puerta y me censuró con la mirada.
-Debes de tratarla mejor;Edward. Es ella, cada vez tengo menos dudas.
-Yo… ¿Qué yo la trate mejor? – me enfurecí.- ¿Sabes lo que hizo cuando llegó, antes de que tú te presentaras? Comenzó a mirarnos de arriba abajo como si fueramos animales expuestos en una vitrina. Quise meterme en su cabeza y no me dejó es mas.. no se que coño hizo que Alice casi se desmaya, quiso transmitirme algo que había visto de su pasado. No me dejó . Es una arpía y no creo que sea la elegida… según lo poco que sé de los escritos. La elegida será un alma y corazón puros digno de albergar el mayor de los sentimientos por cualquier ser humano o vampiro…lo hará todo por amor …¿no? Su mirada es fría y carente de vida… es un monstruo mucho peor que nosotros..¿El angel de la muerte , No Carlisle? ¿Eso es lo que me dijiste? ¿Cómo puede ser ella, una ser que se ha entregado desde el mismo dia que fue convertida a destruir clanes que fueran una amenaza para ellos?
-¿Por qué te tenia cogido del cuello cuando entré por la puerta?
Mi hijo hizo se acarició los labios con su lengua y se mordió levemente el labio inferior.
- Tocó a la puerta y fui yo el que abrí…La miré de arriba abajo ofuscado. Parecia que había salido de una de esas películas de underworld….No me preguntes porque lo hice….Todos estaban arriba, incluida Tanya, yo estaba tocando el piano y por eso me encontraba en el salón.
-¿Y?
-Me pregunto que si le gustaba lo que veía con gesto altanero. No reconocí que era uno de nosotros y quise meterme en su cabeza..Algo vislumbré; como un fogonazo, ella debió sentirlo porque dio una vuelta de campana en el aire conmigo al cuello, rechinando sus dientes para morderme…deseé que lo hiciera.
-¿Qué?

-Sí. Al poco tiempo ya estaban todos abajo con gesto de terror ante lo que estaba sucendiendo.
-¿Sentiste algo,Edward?
-Deseé que me mordiera, ardorosamente.
Carlisle se dejó caer en su sillón, amplio y suspiró haciéndome estremecer.
-No te metas en mi cabeza Edward. No lo hagas, por favor.
-No. No lo haré.
-Debemos marchar a Volterra, iremos todos a apoyar a Bella. Vamos a buscar “ Nuestras Sagradas Escrituras” y dar un golpe de estado al régimen de los tres reyes; sus días están contados…

Continuará….

lunes, 22 de noviembre de 2010

No Creo En El Amor.

Capitulo 2




No veía nada,mis ojos estaban abnegados por las lágrimas y mi corazón encogido en un puño.
Salí en estampida de la casa de Reneé.Cruzé la carretera que dividia las dos casa y abrí la puerta de la mia.
Me miré en el espejo del recibidor.No pude reprimir un débil grito de dolor y desesperada corrí hacia la cama de matrimonio,deshecha.Cogí la almohada y la apreté muy fuerte contra mi.
Me quité las gafas y lloré desconsoladamente.
Perdí la noción del tiempo.
Miré el reloj despertador…Habia estado dormida 3 horas.
Me levanté dando tumbos de una lado a otro de la casa sin saber lo que hacer.
Todo estaba hecho un desastre.
Era casi la hora de ir a buscar a mis hijos.Ellos eran mi vida.Reí al recordarlos.Aquella mañana,Emily había llorado,tenia su primer examen y estaba nerviosa.Tuve que hacerle una tila,para que se calmara.Tenia 7 añitos y el mayor Jared,tenia 10.Él alcontrario que su hermano,era como su padre,confiado y responsable,como su padre,mi marido Jacob.
Llevabamos la friolera de 15 años casados.
Nos conocimos cuando estudiábamos en el instituto.
Me enamoré de él perdidamente y asombrosamente él se fijó en mi.
Aún me pregunto como pudo hacerlo.Yo no era gran cosa y sigo sin serlo.Despues de mis dos embarazos,mi figura distaba mucho de la que tenia cuando era más joven.Aunque Jake,me repetía hasta la saciedad,que yo era como el buen vino,ganaba con los años.
Yo dejé el instituto para centrarme en mi relaccion con Jake .Él por el contrario,siguió estudiando y siguió hasta terminar la carrera.
Trabajaba de ingeniero informatico en una empresa.
No nos iba nada mal.Pero a mi me faltaba algo.
Siempre me faltaba algo en mi vida.
Jake,llegaba muy tarde a trabajar.Salia por negocios y los niños y yo,pasábamos muchos días solos al cabo del año.
Alguna vez,se me pasó por la cabeza,que Jake,me engañaba,con la secretaria de dirección.Tenian demasiada confianza.Él al contrario que yo es una persona muy extrovertida,hace reir a la gente con sus ocurrencias y tiene don de gentes.Yo por el contrario no.
Me cuesta,enormente hacer amigos.De hecho no tenigo ni uno.Me he sentido siempre sola y esa soledad,la he compesado con los niños y con…mi madre.
Otra vez,el maldito agujero del pecho que no me dejaba respirar,no debía pensar en mi madre,no.Debia mostrar la mejor cara a mis hijos.Se lo debía a ellos.


_¡Mama!.-me gritó Emily,entusiasmada.-El examen me ha ido muy bien,gracias a la tila…me he relajado y he costestado a todo,la profesora me ha dicho que he sacado un excelente.-La abracé fuertemente y le di un sonoro beso en la mejilla.
-Yo estaba segura que ibas a aprobar,Emily,eres muy lista…pero te falta seguridad,hija mia.
Me volví hacia Jared.
-Hijo,¿Tú qué?.-le dije guiñándole un ojo.
-Estupendo,mamá.Hice todas las tareas,no tengo nada que hacer en casa,¿Puedo jugas a la PlayStation?Porfa mama…
-Buff,si es así,no tengo porque oponerme,ya sabes todo esfuerzo…
-Tiene su recompensa.-dijeron los dos a la misma vez.
Llegamos a casa entre risas y vitores de enhorabuena a Emily.
Comimos y Emily me ayudó a recoger la cocina,alegre por su cometido.
-Hoy ha llegado una profesora nueva,mamá.-me dijo recogiendo la mesa.
-¿Si?
-Sí,nos dará Ciencias,se llama Alice Cullen.
-Muy bien carño.¿Sabes que tienes que esforzarte en esa materia?
-Ya.Mamá,me ha apartado del grupo de clase y me ha dicho a solas que me va ayudar en todo lo que pueda.
-Muy bien nenita.Debe ser muy buena maestra para darse cuenta tus carencias en esa asignatura.
-Sí.Nos ha hecho hacer unos ejercicios y yo no los he sacado bien.Nos ha calificado .A mi me ha dicho que he de sentarme en la primera fila para que capte toda su atención.Me ha puesto una nota en la agenda para que tú o papá la firmen.
Yo la miré pensativa.
-Traeme la agenda,nenita,quiero ver que te ha escrito,esa nueva profesora tuya.
Emily corrí hacia su mochila y volvió con la agenda en la pagina escrita.
“Señora Black,me gustaría hablar con usted,en refericia a la carencia de su hija en ciencias.Ya que estamos al principio del segundo trismestre del curso,creo que esto tiene fácil solución,ya que me he dado cuenta que su hija es una niña con mucho potencial para el estudio,por favor,pregunte por mi en el centro,y la recibiré gustosa.Me gustaría que quedaramos en qué hacer en este aspecto.Muchas gracias”Alice Cullen
Firmé la nota y se la dí a Emily.Mañana iria a conocer a su nueva profesora.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Marcada

Capitulo 4



Bella pov

Allí parada, con la espalda al desnudo y las ansias de el que no sabe de que va el cuento, miré a todos con terror.
-Os exijo que expliqueis la mierda esa...que vosotros tan bien comprendeis.
Una mano conciliadora, puso un prenda encima de mis hombros y suspiró levemente, giré mi rostro hacia el álito y pude comprobar que era la hembra rubia del fortachón.
-Preparate, hermana. Porque si en realidad tú eres la elegida, es como aquello que dicen que el último que se entera de la historia es el propio protagonista. No podemos decirte nada.

Miré a Carlisle, que se hallaba cabizbajo y entristecido.
-Si fuera ella, Rosalie. ¿No crees que Aro ya la hubiera matado?.- preguntó a la vampira rubia que se hallaba a mi lado.
- O no. Si es tan poderosa como nos ha contado Edward, debe de tenerle miedo. Es mejor aliarte con tu enemigo. Piensalo Carlisle.
Comencé a pasearme con recelo delante de toda aquella familia de vampiros. Metí los brazos por la guerrera que me habia puesto la hembra rubia y noté un estremecimiento en la espalda...El tatuaje estaba comenzando a crecer de nuevo. Intenté por todos los medios hacerme la valiente. Pero aquello era mas doloroso de lo que estaba dispuesta a soportar. La crecida de la zarza, como yo la llamaba, era doloroso, hasta el punto de desmayarme. Siempre ocurria cuando pasaba cuando iba a ocurrir algo crucial en mi vida. ¿Seria todo aquello que estaban contando aquellos semejantes mios?
Me llevé la mano a la frente abatida y noté como todo se desvanecia de mi vista... mierda, no...toqué el final de espalda y allí es cuando lo vi todo negro
. Sangre, la marca crecia...

Edward POv.


- Cojedla, ¡Edward, se cae!.- Los pensamientos de Carlisle, llegaron a mi como como una corriente de electrica, moví mi cuerpo agilmente y cogí a la mujer aquella que habia puesto nuestra vida de cabeza.
Teniendola en mis brazos no pude reprimir un gemido de agonía al cogerla por la cintura y oler la fragancia tan perturvadora que ella ofrecia. ¿Era posible? .Sangraba y olia como si fuera humana. El olor de su sangre fresca hizo que la ponzoña se agolpara en mi garganta y cerré los ojos fuertemente.
-Alice, coje tu a Bella, Edward no puede hacerlo.- La voz de Carlisle, hizo que mis institos desnaturalizados volvieran a regir con total cordura.
Alice llegó hasta mi y me miró para que me apartara.
-Ya lo hago yo, Edward, tú ve con Tanya.
-Subela a una de las habitaciones que ahora iré yo a verla. Quitale la chaqueta antes de que la sangre comience a coagular y se quede pegada a la prenda. Su sangre es de una aleacion rápida y volveriamos a abrirle la marca si se la arrancaramos con ella. Rápido, hija.
Mi hermana Alice, subió con la mujer y todos nos miramos inquietos.
-¿Que es exactamente?.- preguntó Jasper.- He intentado apaciguar su ardor cuando se enfureció con Edward y no he podido. Es inmune a nosostros, y por los visto a todos nosostros...¿Tienes idea de lo que es en realidad?
-Creo que tenemos que ceñirnos a lo que dice la profecia. La verdad es que nunca he hecho mucho caso a ese tipo de leyendas, tan viejas como los tiempos...pero por lo visto es tan real como todos nosotros.
-¿Osea que es ella...?- susurró Emmet.
-Sí.
-Pues Aro, Cayo y Marco tienen que estar meandose en los pantalones.- sentenció Emmet en tono burlon.
-Voy a verla... esa idea es muy sufrida para ella. Aunque es una guerrera valiente, es como un estigma que la persigue.
-"Despues quiero hablar contigo hijo" , me dijo mentalmente mi padre antes de marcharse escaleras hacia arriba.
Tanya cogió mi mano y sonrió con calidez.
-¿No es maravilloso Edward?. Me reitero en lo que dije anteriormente, nunca pensé que viviria lo suficiente para esto.
La miré interrogante, con el ceño fruncido, aún tenia el olor de su sangre en mi cuerpo y éste se convertía en una fiera sedienta cada vez que hacia el ejercicio de repirar. Estaba tan acostumbrado a este gesto, aunque no lo necesitara que era como un acto reflejo.
-¿No sabes mucho de ella no?
-Lo suficiente para darme escalofrios.
-¿Porqué?- preguntó Tanya batiendo sus pestañas.
- Somos mostruos. Ya sabes que siempre lo he pensado. No concibo la idea de una mujer que pueda parir seres como nosotros.
Tanya me miró como si no comprendiera lo que decia..
-No sabes nada Edward...
-Bueno en realidad, casi nadie sabe la historia real a pies juntillas. Creo que oficialmente es asi ¿no?
- Hay algunas partes que fueron arrancadas del libro sagrado y no se saben. Pero la esencia si deberias saberla como parte de esta raza.
-No somos una raza, Tanya, somos un castigo divino.
-Hablas como si no fueras feliz, Edward, pensaba que despues de nuestra unión, hubieras cambiado de tipo de impresion; frente a esta vida nuestra.
-Ni un ápice.- dije secamente.
-¿Y qué reprento yo en tu vida entonces?
La cara entristecida de Tanya me encogió el musculo seco que yacía en mi pecho, le acaricié las mejillas con premura y le dí un suave beso en los labios.
-Tú me haces soportar esta carga, Tanya. No lo dudes.
Ella abrió más sus labios para mi, y entrelazó su lengua ávida de respuesta a la mia. Profundizamos tanto en el beso, que nos despegamos jadeantes.
-Te amo. Edward.- me dijo ella.
¿Porque yo no podia decirle lo mismo?
¿Porque cuando queria que mis labios pronunciaran aquellas mismas palabras, se quedaban inmoviles y la miraban con suficiencia.
Nunca esperaba respuesta. Estaba ya muy acostumbrada a aquellos silencios por mi parte.
Queria amar a Tanya, si, necesitaba amarla con pasion y dulzura, como lo hacian, mis hermanos y mis padres; pero ella por lo visto no despertaba aquellos sentimientos en mi. La habia elegido a ella,o ella me habia elegido a mi; aquello aún no lo tenia muy claro. Pero era asi, estabamos juntos, me hacia compañia y saciaba mi hambre de sexo. Hambre que habia descubierto hacia relativamente poco tiempo.
-Vamos a nuestro nido Edward, necesito que me poseas.- me dijo ella mirandome con celo.
Mis instintos sexuales hicieron mella en mi, y le sonreí benevolente.
Subimos rápidamente hacia nuestro nido y allí no nos dió tiempo si quiera a llegar al camastro que habia allí para nuestros seguidos encuentros sexuales.



Carlisle Pov

Cuando entré en la habitacion donde Alice habia metido a Bella, tuve que contener una exclamación.
La marca se habia extendido por casi toda las espalda, y formaba un compendio de letras, ramificadas las una a las otras como el tallo de una rosa con espinas. Las heridas estaban todas abiertas, aunque por lo que veian estaban comenzando a cicatrizar para formar de nuevo el tatuaje. Aún esta incosnciente y Alice la miraba con preocupacion, estaba sentada a lado de la cama junto a ella y la miraba con tristeza.

-Esta chica ha debido de sufir mucho, Carlisle.- me dijo con los ojos aún clavados en ella.
-Todos lo hemos hecho, Alice.
Me senté al otro la cama y miré más cerca las marcas.
-Pero ella, por ser lo que es, tiene que haberlo hecho mucho más. Puedo verlo en sus ojos. No tienen apenas vida. No sabe lo que es el amor de sus semejantes. No hay nada mas que odio. Hoy he podido vislumbrar tambien,celos, envidia... de nosotros.
-Quiere formar parte de nuestra familia Alice. ¿Tú que ves ?
-No puedo ver nada.- bajó la cabeza, nuevamente entristecida.
Yo le puse una mano en el hombro y le guiñé un ojo.
-Tranquila, Alice. Todo esta por llegar.
-¿Quien le dirá a Edward que esta chica puede hacer que se invierta el proceso de conversion?

Continuará....

jueves, 18 de noviembre de 2010

La Hermana Isabella

Capitulo 3



Durante la travesia de vuelta a la mansión no brotaron ni dos palabras de mi boca.
El coronel Cullen tampoco me dio conversación. No entendía nada de hombres; pero si de personas, y el que tenia pegado a mi espalda sobre aquel caballo , era un borde de cuidado.
Pasamos de largo la mansión y comencé a sentirme intranquila.
-Señor…Coronel…¿Puede decirme donde nos dirigimos?.- Le pregunté con la voz neutra.
-A las caballerizas, vamos a dejar a Destiny. Han de báñalo, hoy es su turno.
No dije nada.
Al llegar a las caballerizas, el coronel se apeó del corcel y me ofreció su mano para bajar. La rechazé y estampé mi cara contra la arena tibia del terreno. En ese momento creí morir de vergüenza , pero intenté no mirar a mi alrededor.
-¿Siempre se niega a que le ofrezcan ayuda, hermana?.- Me dijo el coronel siguiendo mi paso, hacia la mansión.
-Me gusta ser autosuficiente.- le dije sin mirarlo.- ¿Me llevará ahora con las niñas?.- Paré en seco y lo miré directamente a los ojos.
-Descanse, hermana. Mañana comenzará su labor.
Llegamos a la entrada de la casa y llamó a una chica del servicio.
-Jessica, atiende a la hermana Isabella, a partir de ahora ella se encargará de la niñas.
La chica del servicio que debía rondar mi edad, me valoró con sus ojos chispeantes y me dedicó una sonrisa.
-venga hermana, la llevaré a su habitación.
Seguí a la muchacha sin despedirme del coronel Cullen,cuando oí sus pasos alejarse, suspiré aliviada. Lo que peor iba a llevar de esa casa ; era su dueño, no lo soportaba.
Abrió una de las puertas del amplio pasillo y me dio paso.
-Esta será su habitación. Hermana. ¿le gusta?
-Sí.-dije. No tenia palabras para recitar lo que veian mis ojos.
La habitación era inmensa. En tonos crudos, una amplia cama con cabecero de hierro y un tocador de reina… una silla de princesa…
-Es maravillosa…
-Sí. Normalmente esta habitación la ocupa la señorita Victoria Aplegatte cuando visita al coronel, aunque de todos es bien sabido que solo amanece aquí.
No entendía nada.
-Sí,claro.-dije
-Seguro que deja que duerma aquí, porque él se marcha mañana de viaje con ella…durante una semana nada menos ¡Buscar una persona que le cuide a sus hijas mientras tanto!¡Es abochornante! Y pensar que algún dia esa mujer puede ser la señora de esta casa!
-¿Mañana se marcha?
-¿No se lo ha dicho?
-No, la verdad tampoco hace mucha falta.- (me voy a quedar en la gloria si desaparece y me hago a las niñas en estos días)
-El coronel es un hombre de pocas palabras, pero no es mal hombre… Ha estado solo demasiado tiempo y eso le ha agriado el carácter
- Bueno, ahora no lo esta ¿no? No me gustaría verlo en absoluta soledad…debe ser amargante.
-jejjejjeejeje, hermana Isabella, para ser usted una monja, tiene una lengua muy afilada.-me dijo Jessica colocando una mano en mi brazo.
-No, no soy monja aún. No he terminado mi noviciado, me queda un año…
-Vaya…ósea que usted no es monja..
-No. Todavía.
-Bueno, hermana o ¿Cómo prefiere que la llame?
-Me da igual, pero preferiría hermana, si no le importa, hermana Isabella.-le dije correspondiendo a su amabilidad.
-Esta bien; así lo haré. Ahora la dejo sola para que se ponga cómoda y se familiarice con la habitación que a partir de ahora será la suya. Me alegro de tenerla aquí hermana, Será brisa fresca para esta casa.
-Gracias.
-¡Ah! Se me olvidaba, el coronel ha dejado en el armario varios cambios de vestuario para usted, en principio irá como el resto del servicio, pero si usted quiere seguir llevando el hábito; comuníqueselo al coronel, después de su viaje, él hará que le hagan un par de vestiduras para su labor
-No pienso quitarme el habito…no se lo tome mal, pero no estoy comoda, sin él. No soy una mujer, soy una sierva de Dios.
Jessica me miró y acarició mi cara con la palma de su mano.
-Con lo bonita que es…y es novicia..¿No sabe nada de la vida verdad?
- Sé lo suficiente, para saber que no me voy a poner el uniforme que lleva usted.
Miré otra vez como iba vestida la muchacha: La falda era tremendamente estrecha y corta, una camisa negra como una segunda piel y un insignificante delantal con puntilla.
-No se lo tome a mal, Jessica, pero yo estoy comoda con mis ropas.
Ella me miró sin perder la sonrisa y soltó una carcajada.
-Sí señor…usted va a dar mucho juego en esta casa…¡jajjajajajajaj!!!! .-se fue guiñándome un ojo y despidendose con la mano.
Aquella chica me había causado simpatía. Era agradable saber que tendría un hombro en que apoyarme si las cosas no salian como debían salir; que era lo más problable.
Abrí mi maleta y deposité mis austeras ropas sobre la cama. Abrí el armario ropero y las colgué en perchar.
Abrí la puerta que había en la habitación…Buahhh…un baño; aquello era un lujo. Miré mi reflejo en el espejo del lavamanos y observé mi pelo revolucionado; suelto.
-Dios mio…he perdido el velo…no..no puede ser…
Bajé corriendo las escaleras haciendo un ruido terrible con mis zapatos baratos. Busqué a ambos lados del salón la puerta del despacho del coronel..la ví, abrí la puerta …
Entré abruptamente; lo admito..pero…
-¿Se puede saber porque entra así a mi despacho, señorita Swan?.-Su mirada envenenada, me hizo tragar fuertemente y replantearme que debía haber tocado a la puerta como minimo.
-Mi velo…he perdido el velo..¿usted sabría…?
Un fuerte puñetazo en el escritorio de madera de nogal, hizo que pegara un salto y me aplastara contra la pared.
-¡Y a mi que me importa su puto velo! ¡Qué sea la ultima vez que entra asi a mi despacho! ¿lo entiende?
-Yo lo siento; no debí.-Alzé la cabeza altanera y volví a tragar armándome de valor.-necesito mi velo, es de vital importancia para mi.
Él observó el marco de mi cara; mi cabello e hizo una mueca de desprecio.
-No entiendo como no ha cortado su pelo aún. Dicen que las monjas lo llevan corto, claro que usted todavía no es monja. ¿Cómo que no se ha cortado el cabello señorita?
Su voz se había suavizado un poco, pero había desdén en ella.
-Lo he cortado , como puede ver ahora lo llevo corto. Mi melena, era extremadamente larga, me llegaba a la cintura. Vendí cabello, las hermanas no dejaron que me rapara la cabeza. Lloraron para que no lo hiciera. Yo lo habría hecho sin dudar. Eran los niños los que comerían con el peso de mi cabello, a mas peso, más dinero ¿entiende?
Su mirada por un momento se volvió transparente; pero fue un istante, no duró demasiado. La máscara de frialdad y dureza hizo pronta aparición.
-No necesitará el velo…llevará uniforme de servicio.
-Ni se lo imagine.
-¿Cómo?.-me dijo alzando una ceja y levantándose del sillón de piel que lo escondia.
-No pienso ir como la señorita Jessica. No debe poder andar con esa falda, y esa camisa. No, yo llevaré mis habitos.
-¿No quiere ir vestida como una mujer señorita?.- preguntó apoyando sus manos en los bordes del escritorio.
-Estoy al servicio de Dios.
-No. Esta a mi servicio e irá como a mi me dé la gana. Punto.

Continuará

miércoles, 17 de noviembre de 2010

No Creo En El Amor....

CAPITULO 1



Volvia de llevar a mis hijos al colegio,como todos los días;con las llaves en la mano y la cabeza baja,cavilando…intentando comprender,¿Por qué había pasado todo aquello con mis padres?
Ellos que se habían amado hasta la saciedad;Habia sido un amor intenso,lleno de altibajos,con más ratos malos que buenos.
Mi padre había sido un cafre,sin sentimientos que había sometido a mi madre,desde que tenia 16 años,pero la quería.Todos nos habíamos acostumbrado a eso,crecimos con eso,tanto yo como mis hermanos pequeños.
Ahora todo se había ido a la mierda,todo.Mi madre había decidido abandonarlo y mudarse a vivir en la casa que tenían de veraneo en Forks,justo de frente a la mia.
Hacia una semana que no la veía,habíamos discutido.
Su carácter,había variado mucho con el tiempo.De ser una tiernísima y adorable madre, a estar ofuscada siempre por su mal carácter .La reprendía siempre conmigo;Nada de lo que hacia estaba bien.Esperaba a tener la comida en la mesa,para calentarme la cabeza,con las cosas que le había hecho,Charlie,cuando eran más jóvenes.Yo no tenia que saber,eso,no,no quería saberlo,aunque me lo imaginaba.Infidelidades,malos tratos,abandonos…pero ahora,después de tantos años de tranquilidad por su parte,ella había enfermado de los nervios y todo la sacaba de quicio;lo había dejado de querer ¿Por qué? ¿Y ahora?
Una lágrima silenciosa,bajó por mi mejilla.¿Porque tenia que afectarme tanto esto?Tenia que pensar,en mis hijos…en mi familia.Estaba amargada.
Dos días antes había ido a visitarlo a él,a mi padre.Me dio lástima su soledad y el imperio que había fraguado con los años…para nada.Estaba solo.
Mis hermanos,tenían su vida,pasaban del tema,no querían obsesionarse.
Yo en cambio me inmiscuía tanto que sufria tanto como ellos o más.
No era justo para mi.No.No lo era.
Al llegar justo a la puerta de mi madre,cogí las llaves,dudosa y abrí la puerta.Tenia que resolver,las diferencias que teníamos,al fin y al cabo era mi madre y el único apoyo moral que tenia,era el mio.
La llamé, y no me contestó,pensé que tal vez habría salido a pasear con alguna amiga,a veces lo hacia.Paseé por la casa,viendo las fotos que había en ella y llegué hasta la cocina,me llené un vaso de agua y lo bebí,estaba ya por irme,cuando oí unos pasos que provenían del pasillo.
Me repantigué en el marco de la cocina esperando ver a mi madre con la mirada puesta en el umbral de la entrada al comedor,donde finalizaba el pasillo.
Un ahogo,sordo,de dolor me invadió.No estaba preparada para lo que mis ojos vieron,nunca en mis 36 años de existencia,había volado eso por mi cabeza.Nunca.
Aquel chico de unos 20 años,caminaba en bóxers,en mi dirección,cuando levantó la mirada y me encontró.
Ella venia detrás de él;completamente desnuda y rozandose en su espalda como un perra en celo.Me dieron ganas de vomitar.
-Mamá…..-las palabras surgieron de mi Boca entrecortadas,me faltaba la respiración.
Ella se puso pálida al verme y quiso esconderse,detrás de aquel tipejo,que la cogió con sus manos y la escondió aun más en su ancha espalda.
Me temblaban las manos,el cuerpo,mi mente no podía pensar.¿Que mierda era aquello?
Debia estar soñando,aquello no podía ser real¡Noooo!.
-¿Es tu hija,Reneé?.-le dijo él,mirándola por encima del hombro.
Ella asintió debilemente,sin mirarlo a los ojos.
Paralizaba como estaba,me llevé las manos a la cabeza y cerré los ojos fuertemente,intentando asimilar la situación.
-¿Es por este,por el que has dejado a papá?.-le dije acusadora.
-Bella,hija,yo ….Edward,lo conocí en el viaje que hice con Sue a Phoenix…
-¡Si de eso hace una semana!¿Y ya te estas acostando con él? ¿Pero que clase de persona eres mamá? ¡Me das asco! Tú que siempre te has vanagloriado de ser una señora….
-No te permito…-dijo el chico.
-Tú…no digas nada!.-le espeté al hombre.
Él se acercó a mi y tuve que levantar la cabeza,para poder mirarlo a los ojos,era atemoriazante,me llevaba más de una cabeza y me miraba con los ojos llenos de fuego.
-Deberias saber tú mejor que nadie,el calvario que ha pasado tu madre,con ese hombre al que llamas padre,dejala que sea feliz,que viva su vida,que se enamore.
-¿De ti?.-le dije con asco.
.¿Porque no?.
-Bah…no digas tonterías,podría ser tu abuela.Yo podría ser tu madre.
Cuando se giró para mirarla,ella ya no estaba.Supuse que había huido, a vestir su cuerpo.
-Me gusta y creo que podría tener algo muy bonito con ella.Reneé es una mujer muy bella.
-Cerdo…si esperas sacar algo positivo de esto,estas muy equivocado.Voy a hacer lo imposible porque mi madre vuelva con mi padre y…
-Ella no lo ama ¿No te lo ha dicho?
Yo fijé mi vista en un punto perdido del comerdor y susurré débilmente.
-Sí.Me lo ha dicho.
-Dejala hacer su vida.Ella esta bien conmigo,yo estoy bien con ella.¿No quieres que sea feliz?
-No quiero ni planteármelo.-le dije seca.
-Vistete,Edward,vete.Tengo que hablar con mi hija.-Se interpuso,entre nosotros y acarició el torso desnudo de aquel jovenzuelo.
-Ni,lo sueñes que voy a hablar contigo…Olvidate de mi,mamá.OLvidate y cuando,el tio este te deje,no vengas a consolarte a mi casa,porque mis brazos no te darán cobijo….no…y esperate que se enteren de esto Demetri y Alex,te van a crucificar,te lo aseguro….Tendrias que haber sido clara,desde el principio con papá.¿Porque viniste a Forks,para que todo el mundo murmurara de ti?Mierda,joder,mamá….y eso no es lo peor…no confiaste en mi.
-No lo hubieses comprendido.Tú no crees en el amor,Bella.
-Vosotros,me habeis enseñado eso.Es por vuestra culpa que yo soy así.El amor no existe,porque muere demasiado pronto,el amor preconcebido por mi,era otra cosa.No lo entenderás nunca.
-No.La que no lo entiende eres tu.Yo amo a Edward.

Continuará....

lunes, 15 de noviembre de 2010

La hermana Isabella

Capitulo 2


El coronel Edward Cullen me miraba con horror y tendió su mano para que me levantara del suelo, me saqué la la cofia del hábito, para arrastrar todo el huevo que estaba adherido a él y dejé que el cabello campeara al viento.
-¿Se va a levantar o se quedará ahí tendida todo el dia?.- me dijo el coronel con la mirada envenenada.
Yo me levanté, sin querer su ayuda y me sagudí el hábito mirando hacia arriba.
-¡Hola niñas!.- Saludé con las manos.
El coronel volvió a emitir un sonido estridente con el silbato y desaparecieron todas de la balconada.
-Entre, antes de hacer las presentaciones formales, debo hablar con usted.
Caminó delante mio y yo lo seguí.
Me maravillé al entrar. Era una mansión espléndida. Candelabros de cristal tallado, una escalera de mármol blanco que subía hacia las habitaciones , una chimenea donde ardían dos leños casi consumidos por las llamas…
-Entre aquí.-Me dijo con aquella voz autoritaria.
La habitación, era de roble y había un amplio escritorio, me ofreció la única silla que había, y me senté mientras él caminaba de un lado a otro.
-Hermana. Aquí las reglas, las pongo yo. Antes de nada quiero que eso lo tenga muy claro.
En esta casa no se hace nada, sin mi absoluta aprobación. ¿Lo tiene claro?.- Se paró en seco y me miró a los ojos. Unos frios ojos verdes que me hicieron desviar la mirada.
-Sí. Por supuesto.
-Las niñas tienen profesores particulares durante las 5 primeras horas del dia. Le ruego no se vincule en sus deberes académicos, estos son únicamente responsabilidad del profesorado que se los imparte. Su dia festivo será de libre elección. Si hay cualquier problema con alguna de ellas, le ruego que me lo haga saber….siento lo que ha pasado hace un momento. Les daré su justo castigo.
Me levanté de la silla y le increpé.
-No, no las castigue, por favor. Ha sido cosa de niños..no..
-¿Me va a decir como tengo que educar a mis hijas?-dijo levantando levemente la voz.- Mire, le voy a ser sincero, esperaba una persona con más experiencia para el cuidado de mis hijas… es poco mayor que mi hija Rosalie. ¿Cuántos años tiene, hermana?
Yo lo miré con la barbilla alzada, altanera.
-18.
-Lo que yo decía. Usted tendría que estar en el convento todavía y formarse lo que le quede de noviciado…no entiendo como la Hermana Superiora ha delegado en usted esta tarea. No es más que una cria.
-Si duda tanto de mi ¿Qué hago en su casa?
Se acercó a mi y yo tuve que alzar aún mas mi cabeza para contemplarlo.
-Le tengo gran cariño a Sor Reneé y confio en su elección.
-¿En que quedamos, confía o no en mi?
Su rostro serio se crispó y me fijé en sus puños; estaban apretados.
-Vamos a intentar llevar bien esta sociedad, hermana…Bueno eso de hermana lo dejaremos. La hermana Superiora me ha dicho que usted no ha tomado aún lo hábitos ósea que la puedo llamar por su nombre. Isabella ¿no?
-¿Y yo como lo puedo llamar?
Fue hacia un lado del escritorio y se apoyó con sus brazos en él, mirándome con los ojos entrecerrados.
-Coronel Cullen.
-Llámeme Señorita Swan.
-Estupendo. Me gustan los formalismos.- Se irguió de nuevo y caminó hacia la puerta.- Ahora, venga voy a presentarle a las niñas.
Lo seguí y me detuve en seco al mirar escaleras arriba. Estaban todas dispuestas de mayor a menor. La primera era tan bonita que dolía, su cara de porcelana , era el lienzo perfecto para la cascada de rizos de oro que envolvía su faz. Aquella debía ser Rosalie.
Otra vez el maldito silbato, chirrió en mis oídos.
-Presentense niñas.- ordenó su padre.
Rosalie, bajó las escaleras seguida de las demás .
-Rosalie Cullen.-dijo la mayor.- Encantada.-hizo una reverencia y dio un paso para atrás.
- Renesmee Cullen.-dijo la siguiente, imitando a su hermana.
-Alice Cullen.
-Bree Cullen
Miraba absorta a todas y cada una de ellas; cuando una pequeña manita me jaló el hábito.
-Pedone zeñorita monja, yo..tié el wevo, peo fue Alice la que me o dio. Zoy Calie.- Era tan tierna y pequeña, que no pude contenerme y la cogí en brazos.
- Yo soy Isabella y voy a cuidaros a partir de ahora.- Las miré a todas.Encantada de conocerlas, espero que nos llevemos bien y por mi; el incidente del huevo está olvidado.- Una breve risita hizo que me volviera hacia Carlie.- ¿De que te ries nenita?
-Alice dijo que no ze enfadaría y llevaba rason.
-Carlie, ve con tus hermanas hacia mi estudio. Os daré el castigo pertinente, esto no puede quedar así. Yo no las he educado para comportarse de ese modo.
La voz del coronel, dura y energica me hizo estremecerme a mi también.
-Hoy toca fusta.- susurró la que se llamaba Renesmee.
El coronel dio otro silbatazo y todas fueron en fila hacia el cuarto de donde habíamos salido el coronel y yo hacia breves minutos. Apreté fuertemente a la pequeña Carlie entre mis brazos.
-Sueltela.- Me ordenó el coronel. Dirigiendo una mirada envenenada a la pobre nenita.
-¿Qué les va a hacer?—pregunté indignada.
-No es de su incumbencia,¡Sueltela!.- Dio dos grandes zancadas hacia mi y me la arrebató de mis brazos, dejándome vacía.
-No tiene corazón.-susurré.- ¿Las va castigar con la fusta?. No digo que no las regañe; a las mayores, pero a Carlie y a Bree, son prácticamente dos bebes, no sabían si quiera lo que hacían. Es usted un…
-¡Id a vuestra habitación! ¡Y no os quiero ver bajar para cenar! ¿Entendeis?.- Gritaba como un poseso y me dio miedo. No quería estar allí, aquel hombre era un monstruo , que tenia martirizadas a sus pobres hijas.- Señorita Swan. Recoja sus cosas y vayase al convento de La Adoración de Jesus , de donde no tenia que haber salido, nunca.
Me dí la vuelta y cogí la maleta. El hombre estaba allí parado como una estatua, con el rostro sin rastro de expresión. Su mandibula perfecta se movia rápidamente.
Abrí la puerta y me marché de aquella casa cabizbaja, la puerta se cerró tras de mi y ví todo el extenso terreno que la envolvía. Era una jaula de oro, para las niñas, y el hombre que se decía su padre era un ogro sin corazón.
Anduve durante bastante tiempo, no sabria decir si fueron horas o minutos; la casa del coronel estaba bastante alejada de la abadía y mis alpargatas no iban a aguantar aquella travesía, llena de piedras y charcos hacia mi hogar.
Divagaba , cuando la Hermana Superiora me viera de nuevo allí, me daría tremenda reprimenda, aunque no me faltaría tiempo para soltarle lo autoritario y ruín que era el coronel Cullen con aquella arrogancia tan repúgnate. ¡Que dios la perdonara! Pero es que aquel hombre la sacaba de sus casillas. Le hubiera gustado imponerse y decirle cuatro cosas bien dichas. Ella hubiera solapado a las niñas mas adelante, hubiera sido su confidente y su amiga; además de por supuesto su canguro a todas horas del dia. Él no le había dado esa oportunidad y lo odiaba por eso.
Los cascos de unos caballos me hicieron girarme sobre mis talones. Me mantuve quieta, en mi sitio, hasta que el animal con su jinete, pararon a pocos pasos de mi, haciéndome toser irremediablemente victima de la polvareda.
Me froté los ojos y estornudé tapándome la boca y soltando la maleta en el acto involuntario.
-Señorita Swan, vuelva a casa. Las niñas la quieren allí.
Me restregué los ojos y ví al coronel con su rostro serio. Ofreciendome la mano para subir al caballo.
-Ni lo sueñe. No vuelvo allí ni loca.- Caminé hacia delante. Anduve varios metros y oía al caballo relinchar detrás mio.- No voy a ir con usted coronel Cullen, ya he visto bastante y…
Noté como unas poderosas manos me cogían en volandas y me montaban el el maravilloso córcel, él asió rápidamente mi cueroi al suyo y quedó detrás mio, sus manos posesivas cogían las riendas del animal mientras que su cuerpo estaba terrible y pecadoramente adherido al mio.
-¿Me va a secuestrar?.- pregunté enojadísima.
El coronel rió por lo bajo y dio la vuelta al caballo con sus riendas.
-Mis hijas la quieren en mi casa y así será Señorita Swan.

sábado, 13 de noviembre de 2010

La hernana Isabella

CAPITULO 1


-¿Pero cinco, Sor Reneé? Con todo el respecto, preferiría no comenzar con tanta abundancia…- Le hice ver a mi superiora que no lo tenia tan claro.
-No dudo de tus cualidades, Isabella. Y aunque el coronel si lo duda, sin conocerte si quiera. Yo si te conozco y tengo más confianza en ti que tú misma.- La hermana miró a la estatua de mi lado y le hizo un gesto con la cabeza.
El hombre se movió como un autómata sin doblar siquiera las rodillas y se plantó de frente a mi. Iba vestido con uniforme militar de gala y daba gozo verlo, pero su cara era tallada en piedra. No tenia expresividad, con el mentón alzado y sus ojos perdidos en un punto de detrás mio me habló con severidad.
-Hermana Isabella, como ya le he dicho a su superiora, necesito una persona enérgica que se encargue de mis hijos. La mayor tiene 14 años y la más pequeña tiene 3, he hecho lo posible por dedicar el mayor tiempo posible a ellos; pero los tres primeros son rebeldes y desde que murió mi esposa, no tienen complicidad conmigo soy un completo extraño.
Necesito una persona que sea voluntariosa, amable, educada y sobretodo disciplinada.
Yo lo miraba intentando imaginar la vida de aquellos pobres críos. Sólo faltaba que me dijera que los llamaba a golpe de silbato, entoces me retorcería de la risa…y claro eso no lo podría hacer… no ahora, esperaría a llegar a mi camita y entonces reiría hasta que me doliese la barriga. Tuve que reprimir una sonrisa, y bajé la cabeza.
-Lo intentaré.- dije.- Pero le rogaría que para dirigirse a mi persona, me mirara a los ojos.No sabré cuando se dirige a mi.
El no mostró ningún tipo de reacción y dijo entre dientes.
-Las reglas las pongo yo, Hermana.
Sor Reneé,soltó un libro en el escritorio con fuerza y yo volví la vista hacia ella.
Me estaba advirtiendo que me callara ya. La boca cerrada, Isabella, ya.
Baje la mirada, y reprimí nuevamente una sonrisa que se iba a convertir en carcajada. Apreté los labios y me salió un ruido raro de la boca.
-Espero que no se equivoque Sor Reneé, porque si esta chica en la que usted tanto confía, me desagrada o es una mala influencia para mis hijos; no le compraré a Victoria Aplegate los terrenos de la abadía y seguirán temiendo su futuro.
Con estas palabras saludó con la mano en la frente y salió de allí sin mirar a nadie.
Isabella miró como se marchaba y buscó con la mirada a Sor Reneé.
-¿Ese hombre va a comprar el terreno? .- le pregunté con una sonrisa de júbilo en los labios.- Vaya…al fin no tendremos que separarnos. Es maravilloso.
Sor Reneé se acerco a Isabella y le cogió suavemente la cara con sus trabajadas manos.
-Querida niña, sabes que te queremos y mucho. Vas a ser nuestra salvación Isabella,trabajaras durante un tiempo en casa del coronel y luego siendo más madura volveras aquí, para replantearte tu situación. ¿No has pensado en conocer algún hombre bueno que te quiera,niña?.
Yo negué con la cabeza. No había pensado nunca en hombres, era una niña todavía….habia crecido entre aquellas paredes, no había maldad ni pensamientos pecaminosos en mi. Los ignoraba totalemente.
-No la defraudaré Madre, lo prometo. ¿Pero cuanto tiempo debo estar del estirado ese?
-Isabella….debes respetar al coronel, es un hombre bueno que ha sufrido mucho desde la muerte de su esposa al dar a luz su ultima hija.-La voz de la Madre Superiora, pareció trasladarse en el tiempo.- Tanya Cullen, era una mujer bondadosa a la que le gustaba venir a la abadia de tarde en tarde, nos agasajaba con toda clase de dulces y con copiosas limosnas. La ultima vez que la vimos, vino a perdirle a Nuestra Señora por su parto; que todo fuera bien y no se presentaran complicaciones. Cuando salió de la iglesia el coronel la esperaba en el despacho parroquial y le preguntó si había rezado para que fuera un niño sano y fuerte.
-¿Son todas chicas?.- pregunté asombrada.
-Sí. Todas, los cinco hijos del coronel son chicas. Como puedes imaginar el coronel lo lleva bastante mal. Dicen que ha decidido casarse con la señora Victoria Aplegate. No sé si será cierto, en verdad él ha puesto todo su empeño en comprarle las tierras para que no derriben la abadia, le trae demasiado recuerdos amables este lugar.
Aquí se bautizaron a todas sus hijas, Isabella. Y es aquí donde se casó con ella…si esto desapareciera, también desaparecería en gran medida ella.
-La verdad, Madre, no me imagino a ese estirado un hombre amable y cariñoso con nadie. Se ve odioso..
-¡Isabella!
La miré con carita de cordero degollado y abrí la puerta silenciosamente. Me volví ligeramente hacia ella.
-¿Cuándo debo estar en la mansión?
-Mañana mismo, pequeña.- nos miramos intensamente y corrí hacia sus brazos. Ambas llorábamos y nos abrazabamos con emotividad, tantos años juntas y ahora me separaría de ellas.
Me despegué de su cara y la miré tiernamente.
-Prometo venir, en cuanto el coronel me de fiesta. Les traeré buenas nuevas de todo lo que me sucede. Las escribiré.
La Madre superiora me dejó ir dándome un beso en la mejilla y yo partí hasta mi cuarto. Lo hecharía de menos como todo en aquel lugar.
La imagen de aquel hombre foribundo me inundó de malestar. No me gustaba nada la idea preconcebida que tenia con aquel hombre. A mis 18 años recién cumplidos me podía aventurar a bautizar a una persona con solo mirarla, tenia lo que se decía en círculos pequeños, un sexto sentido para saber como era . A veces me equivocaba, pero raras veces. A veces odiaba no equivocarme.
Preparé una pequeña maleta con mis escasas petenencias. Un vestido hecho por mi, dos cofias de novicia, que no pensaba quitarme y unas alpargatas para ir comoda.
Miré las paredes de mi modesta habitación decorada tan solo con un retrato del sagrado corazón de Jesus y rezé de rodillas con los codos apoyados en la cama.
Me quité el hábito y me metí entre las sabanas, disfrutando del olor a jabón fabricado por la hermana tormento; así es como la había bautizado yo, ya que siempre estaba atormentándome sobre mis modales como una mujer que era. Eso de escalar arboles no era para una futura monja…pero se reian tanto los niños….
…Niños…Niñas…y cinco nada menos.
Y eso sin pensar en el hombre de cera que había visto hoy en el despacho de la Madre Superiora.


La despedida fue horrenda. No quería marcharme de allí, las hecharia tanto de menos que me dolia el alma en cantidades incuantificables.
Un elegante coche negro me esperaba, detrás de la reja del convento. Lo miré con seriedad y caminé hacia él, secándome las lagrimas de los ojos.
Un hombre salió de la puerta del conductor y me saludó con la cabeza. Me abrió la puerta trasera y yo me metí en aquel automóvil.
Durante el trayecto, imaginé como podían ser las niñas y soñé despierta. La Madre superiora había dicho que su madre era hermosa, así que las niñas también lo serian. Tiernas y amables…aunque un momento…el coronel dijo algo de rebeldía….¡Dios mio, ayudame en esta árdua tarea de educar a unos hijos que no son los míos!
Visualicé unos enormes jardines y una gran fuente en el centro. Nos parábamos ligeramente para que se abriera la verja.
El chófer me abrió la puerta y salí del auto. Caminé unos pasos y oí risitas en una balconada que había en lo alto de la fabulosa casa.
Se apareció ante mi una mujer de unos 60 años, iba como las sirvientas de los libros que leia. Debia ser eso, pensé.
-Hermana, el señor la espera en su despacho, antes de conocer a las niñas.
Asentí con la cabeza y seguí a la mujer. De repente algo viscoso y frio me corrió por la frente y ojos, eran huevos. Miré hacia arriba como pude y ví una cabecita con pelo rubio rojizo que intentaba esconderse detrás de la balaustrada. Las risas de las demás no podían dejar de escucharse, estrepitosas.
El coronel salió con paso firme de la casa y me miró con repulsión, sus ojos viajaron hasta el balcón y tocó un silbato de advertencia. Las chicas se pusieron todas en fila de mayor a menor serias y disciplinadas y yo comencé a reir tanto que me caí al suelo destonillada.

viernes, 12 de noviembre de 2010

LA HERMANA ISABELLA



Prefacio.
Dicen que cuando Dios cierra una puerta abre una ventana.
Las hermanas no podían mantenerme más en el convento, la señora Victoria de Aplegate, le expropiaba las tierras; y mis pobres benefactoras tendrían que salir de allí con pies en polvorosa en menos de un mes.
Yo, Isabella Marie Swan, novícia de este pequeño convento de La adoración de Jesús salía como un pollito recién nacido del cascarón. Mi vida era aquella abadía. Las hermanas, yo soñaba con ser monja, era mi devoción. Aunque mis superioras no lo tenían tan claro como yo.
Sentí una enorme pena y desgracia cuando Sor Reneé ; la hermana superiora, me llamó para darme la buena nueva, según ellas.
Yo estaba dando clases a los niños pobres del poblado, que teníamos a menos de 1kilométro y la hermana Irina, que debía rondar mi edad me llamó acalorada que debía de mostrarme rápidamente frente a Sor Reneé.
Mi pasión son los niños. Y siempre he soñado o con ser monja y dedicarme a propagar mi devoción o bien cuidar niños o darles clases.
Cuando me hallé en la abadía, corrí hacia el despacho de la hermana y ella me dirigió hasta el despacho de la hermana superiora sin perder el tiempo.
No toqué a la puerta si quiera. Entré como quien entra a su casa, con la alegría que me caracterizaba.
-Hermana superiora, la hermana Irina me ha mandado llamar.- Me alisé la falda de novícia y me limpié las mejillas empapadas en sudor por las correntillas.
El gesto serio de la hermana me hizo mirar hacia el lado izquierdo.
Alli plantado había un hombre extremadamente serio, rigido y sin ningún tipo de expresividad en su cara.
-Hermana, el coronel Edward Cullen requiere de sus servicios.
Yo la miré interrogante, tirando de mi falda ancha y larga con las manos.
-¿Cómo?
-Necesita una institutriz para sus 5 hijos.
Yo miré fijamente a la hermana superiora y luego aquel hombre, que mantenía la mirada firme en algún punto del despacho ; sin mirarme siquiera.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Marcada

Capitulo 3


Carlisle Pov

Dada la situación debia de estar a solas con Bella para hablar del tema que nos corcernia a todos; pero mi mente dibagaba sobre la idea de que estuviera o no Edward con nosostros.
Lancé una mirada a mi hijo y él asintió de manera digna sin quitarle la vista de encima a nuestra ejecutora.
-Vamos, Bella. Entremos a mi despacho a hablar a solas.- le dije, con una tranquilidad forzada.
-Muy bien.-dijo , aguardando a que Edward hiciera otro movimiento.
Pedí a mi hijo mentalmente que se calmara. Que podia escuchar todo sin estar presente y él pareció sonreir ante mi propuesta.
Ella me siguió hasta el despacho y cerró la puerta con elegancia, antes de encarame y sentarse en la única silla libre que habia en el recinto, que no era la mia. Yo me senté imitandola y escruté aquellos ojos dorados, con miedo. Sabia quien era ella y el poder que ejercia en todo esto.
-Me han dado ordenes de que os mate a todos Carlisle. Supongo que ya sabes la razón.
- Sí.- le dije
- Quiero que hagais todo lo que os indique sin rechistar. Es de vital inportancia que os separeis esta misma noche. Debeis de hacer clanes mas pequeños y yo le hará llegar a Aro, la situacion. Él te tiene afecto y dejará pasar este trance. Sabes que sois demasiados,esto podia pasar; eras consciente de eso ¿no?
-Temia que un dia u otro pasaria; si. -Entrelacé mis dedos y los apoye en el escritorio de roble macizo que habia restaruado Esme unos años antes.
-¿Y bien? ¿Vas a hacer lo que te digo?
-No creo que mi familia quiera hacerlo; llevamos mucho tiempo juntos y nos hace demasiado daño separarnos. Nos tenemos afecto...Bella
-¿Los amas? ¿Has establecido vinculos con ellos? ¿ Tienes una hembra, no?
-Si. Esme.
-Ya, ya lo sabia. Jane y Alec vinierron a verme ayer. Me dieron toda la informacion necesaria sobre vosotros. El crio ese..¿Edward? Tendrias que controlarlo un poco... he tenido que ponerlo en su lugar antes de que llegaras.
-Edward se preocupa tanto o más que yo por todo esto. Vivimos una vida tranquila, Bella, una vida como humanos. Los chicos estan en el colegio y Esme y yo trabajamos. Intentamos pasar completamente desapercibidos, es la vida que hemos escogido vivir... si se puede decir de esa manera.
Ella, cabiló unos segundos y me miró inquieta.
-Te envidio. Nunca supe lo que era una familia y depues de mi transicion.... ni lo imaginé si quiera...no he buscado un compañero; he estado demasiado enfrascada en mi propia crueldad para mis semejantes. Carlisle... no lo he comprendido hasta que no te he visto a tu familia y a ti tan entregados con este mundo que nos envuelve. Me has dado la esperanza que una vez perdí.
Te voy a ayudar en todo lo que pueda...pero debes hacer clanes mas pequeños con todos ellos, si no... me veré en la obligacion de mataros... y sabes que os podria encontrar donde fuese.

Por primera vez en mi vida tenia miedo. Miedo de Bella y de lo que nos podia hacer a todos.

-Está bien.-dije sin dilación.- Plantearé esta noche el tema. Tú lo harás conmigo. No me veo con la suficiente entereza para asumir todo esto yo solo, debes entenderlo.. son demasiados años en la compañia de todos ellos.
-Lo entiendo perfectamente . Vamos, hemos de decirle a tu familia lo que hareis.
Me levanté con rapidez y me posicione a su lado.
-Ellos ya saben lo que vamos a hacer, Bella. Edward seguramente los está poniendo en situacion a todos. Recuerda lee el pensamiento y no importa que estemos lejos de él. Lo hace igualemente.
Ella me miró sorprendida y me dió paso para que abriese la puerta. Durante el infimo trayecto, miles de dudas me salpicaron la cabeza y luché contra ellas. Era imposible hacerlo de otra manera. Era la unica solucion.
Al llegar al salon todos estaban impacientes, lo notaba en sus caras. Sus miradas hacia nuestra intrusa, pasaba por el dolor, la fustracion, la adoracion y el odio. Edward la miraba de una manera tal, que pensaba que la iba a atacar de un momento a otro.

Me froté la frente con la mano inquieto y miré a todos.
-Supongo que Edward ya os habrá dicho la solucion que le hemos encontrado a este problema. Es lo mejor, para todos nosotros, etendedlo.
-Podemos ir a Volterra y matarlos a todos.- argumentó Emmet mirandome con frialdad.- Eso es lo que podemos hacer, seria un ataque por sorpresa, Somos demasiados para ellos y ademas siempre podiamos pedir el apoyo de otros como nosotros, que estan deseando que Los Tres Reyes salten de las sillas.

Miré a Bella y la encontré mirando a Tanya despectiva.
-¿Bella?.- le dije.
-Es una opcion.-dijo desviando su mirada hacia mi.- Pero no es la mejor. Podriamos tener bajas.
-Espera...tú nos ayudarias...¿Me estas diciendo que tú nos ayudarias Bella?
-Por supuesto. Estoy harta de esto. Pero con una condición. Debeis aceptarme en vuestro clan sin ningun tipo de rencor.
Analicé las miradas de todos mis hijos y mi mujer. Habia un nuevo brillo de esperanza en sus rostros pálidos.
--Iremos a Volterra entonces.- sentencié.- Le daremos de su propia medicina a Los Tres Reyes
y a sus esbirros.
Unas palmaditas nos hicieron volver la vista hacia Tanya. Estaba aplaudiendo y sonriendo embelesada.
-No pensé vivir lo suficiente para ver esto.-dijo mirando a Edward y cogiendolo por ambas manos, radiante de dicha.
-No puede ser...susurró Edward apesadumbrado.
Bella y yo nos miramos y lanzamos una mirada interrogante a mi hijo que habia dejado caer su cuerpo en el sofá y se llevaba las manos a su pelo revuelto ocultando su rostro.
-¿Que pasa, Edward,¿Que es lo que quiere decir Tanya ?
-Eso. dí. ¿Que quiere decir tu hembra con todo eso que ha dicho?¿Y se puede saber porque mierda me mira asi? Me esta poniendo nerviosa...Parece que no le das lo suyo, niñato.
Mi hijo levantó la cabeza y pude ver un destello oscuro en su mirada dorada.
-Esta en los libros de Stefan .¿recuerdas? La mujer marcada. La hembra vampira fértil.
Miré a Bella unos segundos y su mirada extrañada me hizo saber que ella no tenia ni idea de lo que Edward estaba contando.
-¿Que quieres decir niñato?
Edward se levantó y bufó antes de ponerse en pie frente a ella, darle la vuelta y rasgarle todas la vestidura de la espalda que la cubria. Ella no pudo anticiparse al acto y se tapó con verguenza sus pechos al quedar expuesta ante nosotros de aquel modo.
-Mirad...aqui está. Es ella... ahora solo tiene que encontrar el guerrero adecuado...
Miré con atencion su espalda y recordé la profecia de la antiguedad.
El tatuaje era ilegible. Pero solo para la persona que no era la elegida. Unas bellas ramificaciones habian hecho de su espalda algo hermoso y perfecto.
-No estoy asi por gusto... asi que ya me podeis ir contando que tiene que ver todo ese rollo de la profecia, del guerrero , la elegida... espera un momento...¿Yo soy la elegida ?
El rostro de Bella se conviritó en una mueca de terror que nos encogió a todos nuestro muerto corazón....


Continuará.....

viernes, 5 de noviembre de 2010

Marcada

Capitulo dos


- No puedo hacerle esto a Carlisle... a él no.- susurré para mi misma.- Esto es irracional...
Rompí la carta, la hice añicos y me encongí el la cama.
El clan Cullen.
Mi memoria fotografica, no habia podido olvidar el rostro de Carlisle.
Siempre habia matado a vampiros con los que no ningun lazo de afecto, pero por este hombre...
Pasé la mano por mi cara, intranquila y bufé
Forks, el pueblo de al lado, allí es donde tenia que dirigirme.
Esperaría ordenes de Jane o Alec; ellos vendrian a darme toda la informacion que me faltaba.
Para eso quedaban escasas horas y yo estaba intranquila y hambrienta.
Me levanté de la cama y observé el paisaje oscuro desde mi ventana; la abrí y salté como una pantera.
Mientras corria, no podia quitarme de la cabeza a Carlisle ni a su familia.


Carlisle Pov

-Que descanse, doctor.- la enfermera del turno de mañana me saludadaba con la mano. Yo la imité y le sonreí cordialmente.
Cogí mi automóvil, y me dirigí hacia mi hogar. Allí me esperaba toda la familia.
Estabamos algo nerviosos.
Alice habia tenido una vision.
Un ejecutor venia a por nosotros.
Nuestra familia con el tiempo se habia hecho más y más grande.
Primero localizé a Edward. Mi hijo mayor.
Luego convertí a Esme; mi esposa.
Seguidamente convertí a Rosalie y esta convirtió a Emmet.
Alice, se unió a nosostros ya de la mano de Jasper.
Bree, fué una de las últimas. Era la niña mimada de Esme y Rosalie.
Tanya fué la última en unirse a nosotros, cuando se convirtió en la esposa de mi hijo mayor ; Edward.
Nueve miembros. Eramos demasiados. Mis temores, no habian sido infundados, miles de veces compartí esta inquietud con mi hijo mayor; pero no creí que tuvieramos que separarnos tan pronto.
Mientras conducia, lentamente, para no levantar sospechas, recordaba el dia que Alice tuvo la vision que nos impactó a todos.


Estabamos todos reunidos en el salón . Edward tocaba el piano para Tanya, Alice jugaba a las damas con Jasper. Rosalie y Emmet estaban haciendose bromas en el sofá y yo y Esme, veiamos un extraño concurso en el televisor.
Oimos un ruido y nos giramos. Rápidamente Edward se levantó del taburete y bajó la tapa del piano con fuerza.
El rostro de Alice, era de total horror. Todos estabamos pendiente de ella.
Ella nos miró a todos y parpadeó un par de veces, intentando asimilar lo que habia visto en su vision.
Edward, la miraba apretando fuertemente los puños y la mandibula. Miré a mi alrededor; todos estabamos observando a Alice.
Su voz se quebró un par de veces mientras hablaba.
-Vienen por nosotros. Quieren liquidarnos. Aro nos quiere fuera de este mundo, somos demasiado peligrosos para él.
Mandan a un ejecutor. Nos van a matar. ¡Lo he visto!
Edward, se acercó a su hermana y le acarició la mano.
-Sabes que tus visiones son cambiantes, Alice. Nos marcharemos. La mataremos.
Mi cuerpo dió un brinco; como si de un ser humano se tratase.
Me acerqué a mi hijo y lo aparté de la vista de todos. Fuimos a mi despacho y allí, lo cerre todo con cautela.
-¿Quien ha visto Alice? ¿Es una mujer? ¿La ejecutora es una mujer?
-Sí.- asintió Edward con el semblante terriblemente serio.
-Bella...
Edward se acercó a mi y siseó entre dientes.
-¿La conoces?
-Sí. Creo que si, claro está, si es la ejecutora que ha visto Alice. Bella es la mejor. Aro no se anda con chiquitas.- caminé un largo tiempo con la cabeza baja.- Debo de hablar con ella, nos separaremos; haciendo clanes de no mas de 4 personas. Tú y Tania podeis marcharos solos, formar vuestra propia familia.
Mi hijo negó con la cabeza, su expresion era de total abatimiento.
-No me voy a separar de vosotros. Ustedes son mi familia.
- Está bien..ya pensaremos algo. Debo de hablar con Bella; ella debe de comprender, nos tiene que dar un margen a esta locura.
-¿Y si la matamos ?
Miré a Edward por unos instantes y ví en sus ojos odio.
Sonreí ante su falta de informacion respecto a ella.
-Lo dudo. ¿Sabes como la llaman entre ellos en Volterra?
Mi hijo negó con la cabeza.
-El angel de la muerte.
-¿No me digas? Esta claro,si es esbirra de Aro, Cayo y Marco, debe ser un demonio sin alma. No me vayas a persuadir de lo contrario, Carlisle. La mataremos, somo nueve contra uno.
Busqué mi silla y acomplé mi cuerpo a ella; en ese momento me sentia enormemente cansado.Me llevé la mano a la frete y oculté mis ojos, desolado.
-No lo entiendes, hijo, ella es la mejor. No han tenido que adiestrarla para eso. Tú puedes leer el pensamiento, Alice tiene precognición...ella es una guerrera nata. Además está lo del tatuaje...
-¿El tatuaje? ¿Una marca? ¿De su vida humana?
Edward se sentó al frente de mi escritorio y me miró sorprendido de la revelacion.
-La conocí durante mi estancia en Volterra. Nunca trató de tener demasiada cordialidad con todos nosotros. Aro le marcaba el camino y ella lo andaba. Él tenia plena convicion que era una elegida. Nunca entendí por qué y para qué, lo que si sé es que en varias decadas no quiso aliarse con nadie. No buscó compañero, es una solitaria....Su marca, es creciente, durante el tiempo que estuve con ellos, tuve que curarla varias veces; tambien de su marca. Tiene unas extrañas letras en su espalda. Garabatos sin sentidos que se hacen más visibles segun va pasando el tiempo.
-¿Una marca que va creciendo con ella?- peguntó mi hijo pensativo.- Me gustaria estar contigo cuando te entrevistes con ella. No va a ir solo. No lo imagines ni por un solo momento.
Reí con tristeza. No podia pensar nada que mi hijo no supiese.



Aparqué el coche en el garaje y caminé hacia la entrada de la casa sin vacilación.
Al pasar el umbal de la puerta me quedé petrificado ante lo que veian mis ojos.
Bella estaba allí. Mucho mas hermosa de lo que mi mente recordaba.
Su cabello oscuro ondeaba como si tuviese vida propia, vestida de total oscuridad, con una ropa que se ajustaba a ella como una segunda piel. Al oir mis pasos se giró de forma brusca, tenia cogido a Edward del cuello y lo habia levantado un par de palmos del suelo.
Todos admiraban la situacion con terror, mientras que ella, al verme dejó a Edward tirado en el suelo y se dirigió a mi con paso seguro.
-Tu hijo es un gilipollas, Carlisle, no le has enseñado que debe de respetar a los mayores.- Se paró ante mí y pude observar que el color de sus ojos no era sanguinoliento. Ella tambien se alimentaba de animales. Me ofreció su mano enguantada y yo la estreché con una nueva esperanza.
-Bienvenida a mi casa Bella.
Ella se giró con petulancia y me sonrió enseñandome su perfecta dentadura.
- No voy a matar a tu familia, Carlisle. No tendré alma, pero no soy una desagradecida.- ante esto se abanlanzó ante mi y me abrazó efusivamente. susurrandome al oido.- Vamos a hablar del tema tu yo a solas. No quiero a nadie con nosotros.
-Ni lo sueñes.- bramó Edward.
Ella se giró sorprendida.
-¿Como coño sabes lo que ....?
-Lee el pensamiento, Bella...
Antes de que nos dieramos cuenta Edward estaba al lado de nosotros y enseñaba los dientes en un gruñido a Bella.
-Cierra la boca, niño. Cuida de tu hembra, que yo voy a hablar con el cabeza de familia.
Edward intentó apartarla de un manotazo; pero sus intentos fueron en vano. Parecia como si estuviese pegada a la tierra; no se movió ni un milimetro. Hizo un chasqueo con la lengua e hizo una reverencia a Edward antes de que nos encaminaramos a mi despacho.
-¡Puedo escuchar todo, maldita perra!
Ella se volvió sin expresion en la cara.
-¿A mi tambien me puedes leer el pensamiento niño?
Edward bajó la mirada y buscó a su pareja: Tanya. Mi nueva hija no tenia ojos para Edward, estaba enbelesada mirando a Bella como si fuera la imagen de una divinidad.

Continuará.....