sábado, 13 de noviembre de 2010

La hernana Isabella

CAPITULO 1


-¿Pero cinco, Sor Reneé? Con todo el respecto, preferiría no comenzar con tanta abundancia…- Le hice ver a mi superiora que no lo tenia tan claro.
-No dudo de tus cualidades, Isabella. Y aunque el coronel si lo duda, sin conocerte si quiera. Yo si te conozco y tengo más confianza en ti que tú misma.- La hermana miró a la estatua de mi lado y le hizo un gesto con la cabeza.
El hombre se movió como un autómata sin doblar siquiera las rodillas y se plantó de frente a mi. Iba vestido con uniforme militar de gala y daba gozo verlo, pero su cara era tallada en piedra. No tenia expresividad, con el mentón alzado y sus ojos perdidos en un punto de detrás mio me habló con severidad.
-Hermana Isabella, como ya le he dicho a su superiora, necesito una persona enérgica que se encargue de mis hijos. La mayor tiene 14 años y la más pequeña tiene 3, he hecho lo posible por dedicar el mayor tiempo posible a ellos; pero los tres primeros son rebeldes y desde que murió mi esposa, no tienen complicidad conmigo soy un completo extraño.
Necesito una persona que sea voluntariosa, amable, educada y sobretodo disciplinada.
Yo lo miraba intentando imaginar la vida de aquellos pobres críos. Sólo faltaba que me dijera que los llamaba a golpe de silbato, entoces me retorcería de la risa…y claro eso no lo podría hacer… no ahora, esperaría a llegar a mi camita y entonces reiría hasta que me doliese la barriga. Tuve que reprimir una sonrisa, y bajé la cabeza.
-Lo intentaré.- dije.- Pero le rogaría que para dirigirse a mi persona, me mirara a los ojos.No sabré cuando se dirige a mi.
El no mostró ningún tipo de reacción y dijo entre dientes.
-Las reglas las pongo yo, Hermana.
Sor Reneé,soltó un libro en el escritorio con fuerza y yo volví la vista hacia ella.
Me estaba advirtiendo que me callara ya. La boca cerrada, Isabella, ya.
Baje la mirada, y reprimí nuevamente una sonrisa que se iba a convertir en carcajada. Apreté los labios y me salió un ruido raro de la boca.
-Espero que no se equivoque Sor Reneé, porque si esta chica en la que usted tanto confía, me desagrada o es una mala influencia para mis hijos; no le compraré a Victoria Aplegate los terrenos de la abadía y seguirán temiendo su futuro.
Con estas palabras saludó con la mano en la frente y salió de allí sin mirar a nadie.
Isabella miró como se marchaba y buscó con la mirada a Sor Reneé.
-¿Ese hombre va a comprar el terreno? .- le pregunté con una sonrisa de júbilo en los labios.- Vaya…al fin no tendremos que separarnos. Es maravilloso.
Sor Reneé se acerco a Isabella y le cogió suavemente la cara con sus trabajadas manos.
-Querida niña, sabes que te queremos y mucho. Vas a ser nuestra salvación Isabella,trabajaras durante un tiempo en casa del coronel y luego siendo más madura volveras aquí, para replantearte tu situación. ¿No has pensado en conocer algún hombre bueno que te quiera,niña?.
Yo negué con la cabeza. No había pensado nunca en hombres, era una niña todavía….habia crecido entre aquellas paredes, no había maldad ni pensamientos pecaminosos en mi. Los ignoraba totalemente.
-No la defraudaré Madre, lo prometo. ¿Pero cuanto tiempo debo estar del estirado ese?
-Isabella….debes respetar al coronel, es un hombre bueno que ha sufrido mucho desde la muerte de su esposa al dar a luz su ultima hija.-La voz de la Madre Superiora, pareció trasladarse en el tiempo.- Tanya Cullen, era una mujer bondadosa a la que le gustaba venir a la abadia de tarde en tarde, nos agasajaba con toda clase de dulces y con copiosas limosnas. La ultima vez que la vimos, vino a perdirle a Nuestra Señora por su parto; que todo fuera bien y no se presentaran complicaciones. Cuando salió de la iglesia el coronel la esperaba en el despacho parroquial y le preguntó si había rezado para que fuera un niño sano y fuerte.
-¿Son todas chicas?.- pregunté asombrada.
-Sí. Todas, los cinco hijos del coronel son chicas. Como puedes imaginar el coronel lo lleva bastante mal. Dicen que ha decidido casarse con la señora Victoria Aplegate. No sé si será cierto, en verdad él ha puesto todo su empeño en comprarle las tierras para que no derriben la abadia, le trae demasiado recuerdos amables este lugar.
Aquí se bautizaron a todas sus hijas, Isabella. Y es aquí donde se casó con ella…si esto desapareciera, también desaparecería en gran medida ella.
-La verdad, Madre, no me imagino a ese estirado un hombre amable y cariñoso con nadie. Se ve odioso..
-¡Isabella!
La miré con carita de cordero degollado y abrí la puerta silenciosamente. Me volví ligeramente hacia ella.
-¿Cuándo debo estar en la mansión?
-Mañana mismo, pequeña.- nos miramos intensamente y corrí hacia sus brazos. Ambas llorábamos y nos abrazabamos con emotividad, tantos años juntas y ahora me separaría de ellas.
Me despegué de su cara y la miré tiernamente.
-Prometo venir, en cuanto el coronel me de fiesta. Les traeré buenas nuevas de todo lo que me sucede. Las escribiré.
La Madre superiora me dejó ir dándome un beso en la mejilla y yo partí hasta mi cuarto. Lo hecharía de menos como todo en aquel lugar.
La imagen de aquel hombre foribundo me inundó de malestar. No me gustaba nada la idea preconcebida que tenia con aquel hombre. A mis 18 años recién cumplidos me podía aventurar a bautizar a una persona con solo mirarla, tenia lo que se decía en círculos pequeños, un sexto sentido para saber como era . A veces me equivocaba, pero raras veces. A veces odiaba no equivocarme.
Preparé una pequeña maleta con mis escasas petenencias. Un vestido hecho por mi, dos cofias de novicia, que no pensaba quitarme y unas alpargatas para ir comoda.
Miré las paredes de mi modesta habitación decorada tan solo con un retrato del sagrado corazón de Jesus y rezé de rodillas con los codos apoyados en la cama.
Me quité el hábito y me metí entre las sabanas, disfrutando del olor a jabón fabricado por la hermana tormento; así es como la había bautizado yo, ya que siempre estaba atormentándome sobre mis modales como una mujer que era. Eso de escalar arboles no era para una futura monja…pero se reian tanto los niños….
…Niños…Niñas…y cinco nada menos.
Y eso sin pensar en el hombre de cera que había visto hoy en el despacho de la Madre Superiora.


La despedida fue horrenda. No quería marcharme de allí, las hecharia tanto de menos que me dolia el alma en cantidades incuantificables.
Un elegante coche negro me esperaba, detrás de la reja del convento. Lo miré con seriedad y caminé hacia él, secándome las lagrimas de los ojos.
Un hombre salió de la puerta del conductor y me saludó con la cabeza. Me abrió la puerta trasera y yo me metí en aquel automóvil.
Durante el trayecto, imaginé como podían ser las niñas y soñé despierta. La Madre superiora había dicho que su madre era hermosa, así que las niñas también lo serian. Tiernas y amables…aunque un momento…el coronel dijo algo de rebeldía….¡Dios mio, ayudame en esta árdua tarea de educar a unos hijos que no son los míos!
Visualicé unos enormes jardines y una gran fuente en el centro. Nos parábamos ligeramente para que se abriera la verja.
El chófer me abrió la puerta y salí del auto. Caminé unos pasos y oí risitas en una balconada que había en lo alto de la fabulosa casa.
Se apareció ante mi una mujer de unos 60 años, iba como las sirvientas de los libros que leia. Debia ser eso, pensé.
-Hermana, el señor la espera en su despacho, antes de conocer a las niñas.
Asentí con la cabeza y seguí a la mujer. De repente algo viscoso y frio me corrió por la frente y ojos, eran huevos. Miré hacia arriba como pude y ví una cabecita con pelo rubio rojizo que intentaba esconderse detrás de la balaustrada. Las risas de las demás no podían dejar de escucharse, estrepitosas.
El coronel salió con paso firme de la casa y me miró con repulsión, sus ojos viajaron hasta el balcón y tocó un silbato de advertencia. Las chicas se pusieron todas en fila de mayor a menor serias y disciplinadas y yo comencé a reir tanto que me caí al suelo destonillada.

1 comentario:

  1. holaaaaa jaaj terrible tarea va a tener bella con 5 y encima rebeldess aparte que bienvenida que le dieronn...el capii estuvo excelentee!!!! vamos a ver como se las arregla bella....y edward guauuu pobre que caracterr...jee!! me gusto muchisimo el comienzo de esta historiaa!!! besos y nos leemos en el que siguee!! adioss...

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