miércoles, 2 de marzo de 2011

The Priest

THE PRIEST

CAPITULO PRIMERO.

-Mamá; estas demasiado nerviosa para hacerlo tú. Espera.- Edward Cullen se colocó el alzacuellos y miró a su madre; de nuevo a los ojos.
Esme se habia puesto sus mejores galas para la primera misa de oficio de su hijo Edward.
Le habia costado tanto comprender aquella postura suya.
“Alguien tendrá que ensalzar los santos que el abuelo quemó”, le habia dicho su hijo, cuando dedidió entrar en el seminario.
El padre de Esme habia sido un famoso revolucionario comunista en otro tiempo; en aquel mismo lugar.
-¿Estas nervioso?.- Le preguntó ella, con los ojos cristalinos de la emoción.
El muchacho negó con la cabeza y le sonrió de aquella manera suya; tan peculiar.
-No. Es mi sueño hecho realidad, mamá. – Acarició el rostro de su madre y le besó tiernamente.
Los niños habia dado el último toque a las campanas de de aquel domingo.
Su madre lo miró, antes de marcharse de la sacristía.
Edward era demasiado bello para su propia seguridad en aquella parroquia. El muchacho no tenia ni idea de lo que iba a enfrentar cuando saliese de su cubículo, aquella tarde.
La voz se habia corrido como un reguero de polvora.
Un apuesto sacerdote se habia hecho con la capilla de Santa Maria de Forks y toda la fé de Nuestro Señor, habia conmovido a casi un centenar de jovencitas y otras que no lo eran tanto , a aquella su primera misa oficial.
Esme quiso obviar aquello, delante de su hijo y dejar que él viera con sus propios ojos.
La iglesia estaba de un lleno total. Las viejas beatas se congregaban en los primeros bancos, con el rosario en las manos y moviendo los labios con adoracion; recitando una y otra vez las mas densas plegarias.
Edward se habia colocado la sotana, debajo de la camisa negra y el pantalón del mismo color.
Al salir de la sacristía y ver toda aquella gente atestando el salón de Cristo,sintió una especie de incomodidad. Sus ojos verdes; grandes e intensos pasearon algo intranquilos por aquel horizonte completamente nuevo para él.
No se habia dado cuenta que se habia quedado parado en medio del escalon de la sacristía y sintió el rubor aparecer en su rostro.
Unas leves risas se oyeron no muy lejos de allí y bajó la mirada algo incomodo.
Pidió ayuda al Señor, para aquella su primera Humilía y suspiró algo nervioso.
Eran mediados de Marzo y las niñas y los niños que iban a hacer su primera comunión, se habían apostado el uno de los bancos de púlpito y lo observaban con atención.
Caminó hacia el micrófono y comenzó la misa…
-……..Y ahora hermanos y hermanas; podeis marchar en paz.
Aquellas habían sido sus ultimas palabras en público aquella tarde.
Habia sido mucho mas duro de lo que habia pensado.
La misa se habia extendido mas de lo normal. A la hora de comulgar, una cola interminablemente larga de jovencitas lo habia incomodado hasta la gravedad.
Ellas lo miraban como corderitos degollados antes de que él, les ofreciera el cuerpo de Cristo en sus labios.
Habian habido varios que habían intentando chupar el dedo pulgar de él, al ofrecer la ostia consagrada en sus bocas…o habia soltado algún que otro jadeo mas que voluntario.
Él era inmune a todo aquello. Pero le incomodaba y mucho…
-Padre.- Una voz masculina, lo desvió de sus pensamientos mientras doblaba pulcramente la sótana.
-¿Si?.- Edward miró hacia las puertas entreabiertas de la iglesia y adivinó las tenues figuras de su padre y madre entre ellas.
El hombre le ofreció su mano y Edward se la apretó amistosamente dando un leve apretón.
-Soy Charles Swan. Encantado de conocerle, Padre…
Edward le interrumpió.
-Si no le importa, llámeme Edward. Soy lo bastante joven para ser su hermano o incluso su hijo; no se preocupe por los formalismos.
El hombre le enseñó los dientes en una abierta sonrisa.
-Bien Edward. Yo soy aquí en Forks …se podría decir la autoridad…soy el jefe de policía Swan. Supongo que habrá oído hablar de mi.
Edward recordó.
Si habia oído de el jefe Swan y de la pérdida tan tremenda que habia tenido hacia escasos meses. Su bella esposa habia muerto en un accidente de tráfico, al volver de Port Angeles. La hija de los Swan debia de hacer la comunión en el mes de Mayo y la señora habia muerto con el vestido blanco de comunión en su regazo.
-Si. Yo siento mucho su perdida, Jefe Swan…
Charlie, negó con la cabeza y emitió una sonrisa que no le llegó a los ojos.
-No trate de decir nada…es inútil. He venido a hablar precisamente de algo relacionado de eso con usted.
-Digame.- Edward se cruzó de brazos y lo miró intensamente.
-Mi hija Isabella….debe de hablar con ella…se niega a volver a la iglesia, se han empecinado con la idea de que no quiere hacer la comunión…y yo sé que a su madre le hubiese gustado que la hiciera….¿Puede hablar usted con ella?
-¿Dónde esta ella?
Charlie caminó por el estrecho pasillo de la pequeña iglesia. En uno de los revovecos de devoción, se hallaba una figura sentada, con la cabeza entre las piernas; inmóvil.
-Isabella…
-Déjame, papá. No me vas a convencer.
Charlie bufó y se puso sobre sus rodillas para encarar la cara escondida de su hija.
-Nena. Hay un nuevo párroco. Él te hará comprender..
-No.
Edward caminó hacia los murmullos. Sintió que no habia demasiada intimidad entre ellos como para meterse en aquella conversación.
-Hola.- dijo suavemente.- Soy Edward. ¿Y tú?
La niña de apenas unos diez años,no alzó su rostro. Recorria con un dedo, la borada de las baldosas, con tranquilidad.
-Isabella, saluda al párroco. No me hagas quedar mal, hija mia..
-Dejela…-Se apresuró a decir Edward.
Unos pasos limpios de bailarina se apostaron al lado de la criatura.
Edward miró a la muchacha que se habia sentado justo al lado de Isabella y la imitó en su postura.
Los dos hombres las contemplaban con ojos muy distintos.
Charlie pensando que aquella mujer estaba loca y Edward reconociendo que su hermana tenia un don innato para las criaturas.
-Esta postura es realmente comoda….mmm….¿sabes? Me gusta.
Una risilla nerviosa se perdió como eco en la iglesia.
-Soy Alice Cullen y creo que seré tu maestra…¿No quieres conocer a mi hermano Edward?
La muchacha negó con la cara escondida entre sus piernas.
-Bueno tu misma….¿sabes? En mi casa hay una piscina gigante y pensamos invitar a varios niños para hacer una fiesta. Mi sobrina Rosalie no tiene muchas amiguitas…¿te gustaría ser amiga suya?
Isabella, paró de recorrer la borada con su dedo y miró a Alice.
Alice pestañeó y le sonrió autentica.
-Que linda cara Isabella…no la escondas nunca mas entre esas rodillas…
La niña volvió a reir y miró a su padre. Luego al hombre que se hallaba a su lado. Se levantó de un salto y lo miró fijamente a los ojos.
-No me voy a vestir de blanco…
Edward tenia atoradas las palabras en su pescuezo y carraspeó. El rostro de aquella niña era el de un ángel.
-No importa.- alcanzó a decir él.
Ella volvió la cabeza y buscó a Alice. La muchacha le ofreció la mano y salió de la iglesia con Isabella Swan atada a ella como un lastre.
-¿Quién es esta niña?.- preguntó Esme a su hija, al verla salir de la iglesia asida de la mano de la niña.
-La nueva amiga de Rosalie.
Esme sonrió y besó a la niña en el rostro.
-¿Cómo te llamas, cielo?
-Me llamo Bella Swan.
-Yo soy Esme Cullen, y ella es mi hija.- le dijo.
-Es muy bonita. Casi tanto como mi mamá.- dijo Bella, mirando a Alice.
-¿Y donde esta tu mamá ahora, nenita?.- preguntó Esme con interés.
-En el cielo.- dijo con tristeza Bella.
Esme se giró en redondo para contemplar a su hijo que cerraba las rigidas puertas de la iglesia. Pero el rubor la abrumó.
El hombre que acompañaba a su hijo era extremadamente varonil y notó como se creó una conexión en sus miradas que los hizo apartar la vista los dos al mismo tiempo.
-Mamá.- le dijo Edward, cuando advirtió su presencia.- Te presento al jefe de Policia Swan.
Ella lo miró algo azorada y le sostuvo la mano un momento, sintiendo un cosquilleo perturbador.
-Encantado señora.
-Lo mismo.
-¡Es mi papi!.- gritó Bella apostada entre ellos dos.
Todos rieron y Charlie cogió a Bella de los hombros antes de meterla en el coche de policía.
-Me recuerda a mamá…- le dijo Isabella a su papá en el oído.
Charlie bajó la cabeza y abrió la portezuela del coche. Volvió a mirar a la señora y con asombro vió que ella también lo observaba a él.
Continuará….

1 comentario:

  1. holaa ahhh una nuevaa historiaaa yupiiii...a mi me encantannnnnn tus historias!!!! edward parrocooo mmmmm y bella es peque y perdioo a su mama pobrecita y alice es unica jajja me encanta siempre su personalidadd....y esmeee mm quedoo flechada con charlieee y bella que dijo que se parecia a su mamaaaaa..me encantooo este comienzoooooo....besotess!!!!!!!!

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