LA HERMANA ISABELLA
CAPITULO 13
Edward Pov
Bella!.- gritó mi hija. Levanté la cabeza y tragué fuertemente el ardiente sabor del whisky que llegaba a mi garganta.
Recorrí el cuerpo de la mujer que caminaba hacia mi hija y se abrazaba a ella….
Pude vislumbrar el brazalete de la familia, que ondeaba en su muñeca como una marca de posesión.
Su cabeza se despegó del hombro de mi hija y sus ojos se toparon con los míos.
¡Era Bella! ¡Mi prometida era Bella! ¡La medio hermana de Tanya era Bella!
Recorrí con la mirada todo su cuerpo y rostro.
Volví a sentir el trepidante sonar de mi corazón.
Debia de explicarme muchas cosas…pero antes debia de saludarla como Dios manda.
Solté el vaso de licor que descansaba en mi mano y dí irregulares pasos hacia ella.
Se quedó petrificada ante mi caminar; ya que no llevaba el baston.
Rosalie se apartó; pero ni siquiera la miré. Toda mi atención estaba puesta en ella.
-Bella…- pude alcanzar a decir.
-Coronel.
-No. Edward, dime Edward; se acabó lo de coronel.- le dije, sin separar mis ojos de los de ella. Mi mano se dejó caer en su mandibula y dibujó unas tenues caricias que la hicieron adquirir ese color que añoraba tanto. Deseé besarla…tanto, que me dolió…
Bella Pov
Y allí estaba; me habia cogido de la mano y se la habia llevado hacia sus labios, dejándola un rato entre ellos. El guante captó toda la humedad de su aliento y me avergoncé por ello.
Edward habia reaccionado bien al hecho de que yo fuera la hermana de aquella que habia amado tanto que decidió morir sin ella.
Recordé su trato y también la manera en la que salí de su casa. …
…Desde luego mi mente es una cosa completamente absurda; un momento estoy suspirando por sus miradas y en este preciso momento estoy sacando humo por las orejas.” Calmate; Bella”, me dije;” será tu esposo por el bien de tus sobrinas; asi lo has decidido y asi será.”
-Edward, entonces.- Miré a mi alrededor, ya que muchas miradas se habían posado en nosotros. Rosalie; tenia lágrimas en los ojos, y Emmet aquel fortachon que conocí en uno de los pasillos de la mansión, le habia sujetado la mano, como si algo algo los uniera.
Me aparté de Edward, sutilmente y me acerqué de nuevo a Rosalie.
-Nena…- le dije, llena de emoción.- Debemos hablar.- Ella asintió con la cabeza; sin perder la sonrisa.- ¿Cómo están Alice, Bree, Reneesmee y la pequeña Carlie?.- Le habia cogido las manos y nos acariciábamos como verdaderas hermanas.
-Ay…Bella. Ven. Vamos.- Estiró una de las manos que me tenia asidas y pasamos al aldo de los hombres que nos miramos conmocionados.
Una mano se posó en mi cintura y alcé la vista interrogante.
Cuando vislumbré los ojos verdes de Edward me estremecí. Habia miles de interrogantes en sus ojos y también un halo de inconformismo al abandonarlo.
-Yo…debemos hablar, Isabella….- Dijo apretando su mano en mi espalda y acercándome a él.
Como hipnotizada asentí con la cabeza y dejé que su mano descansara en el final de mi espalda y me guiara hacia uno de los salones contiguos , que se hallaban vacios; para tener mas intimidad.
Cierto era; que después de haber salido de sus dominios como lo hice. No le tenia ninguna buena voluntad. Pero debia de admitir que si debia desposarme ¿con quien mejor que con el padre de mis sobrinas?
Siempre me pregunté porque mi corazón se sintió tan dañado el dia que las dejé; y es que el vinculo de la sangre me llamaba hacia ellas…
Cerró la puerta de la estancia pausadamente y yo me adelanté a él y suspiré resignada.
-¿Por donde empezamos?.- me dijo él quitándose los guantes y dejándolos en una mesita de cristal que se hallaba en el centro de la estancia. La música nos llegaba a lo lejos.
-Por donde quieras.- dije intentando contener mi lengua.
Tia Esme habia procurado el tiempo que habia vivido conmigo en Ewenow que no pensara con la boca abierta; ósea no decir lo que me viniera a la cabeza automáticamente.
-¿Cómo te enteraste de…el parentesco?.- Dejó descansar su cuerpo sobre la pared y alzó una ceja, invitándome a que prosiguiera.
-Yo…mi padre vino al convento y me lo contó todo…
-¿Carlisle?.- Edward dio un respingo y se acercó a mi. Volví a notar aquella cojera y fruncí las cejas preocupada.
-Tu pierna.- susurré.
-No. Dejemos lo de la pierna. ¿Carlisle el eterno seductor, hizo que tu madre cayera en sus brazos?…y por lo que veo dada tu edad, Tanya ya estaba mayorcita…
La ira hizo mella en mi.
-No ultrajes la memoria de mi madre, no tienes derecho. No sabes nada. Y si; mi hermana ya era una niña….si quieres saber sobre la relaccion de mis padres yo no soy nadie para contarlo. Preguntale al abuelo de tus hijas.
Edward rió suavemente; cerrando levemente los ojos y enseñando su espectacular sonrisa.
-No juzgo; me limito a saber. Tengo derecho a saber.
-No; no lo tienes.
-¿Cómo que no?
Su andar irregular, no habia perdido la elegancia y como un depredador, caminaba hacia a mi mientras hablaba. Cuando se halló lo suficientemente cerca para que nuestros pechos casi se tocaran, yo dí un par de pasos hacia atrás.
Decidir atacar. Su cercanía me daba un miedo desconocido .
-Sé perfectamente porque quieres desposarte conmigo.- le dije retándolo con la mirada.- Te hubiese dado igual que hubiese tenido un solo ojo o que estuviese llena de verrugas.
Me miró de una manera extraña y volvió a sonreírme.
-La verdad es que ha sido muy…interesante; ver que eres tú…Isabella.- relamió sus labios y sus ojos se posaron en mi escote.- Y por supuesto no voy a negar que sí; me hubiese casado con quien fuese para adquirir Ewenow. Allí fue concebida Rosalie. A Tanya le encantaba.-seguia mirando mi escote; el muy bribón.
Carraspeé.- Te agradecería que cuando hablaras conmigo me miraras a los ojos.- le inquirí remilgada.
Él por enésima vez consecutiva; ser carcajeó y dio media vuelta alejándose de mi. Suspiró y cogió una de las sillas que habia repartidas por el salón. Se sentó en ella con elegancia y me volvió a repasar con la mirada.
-¿Te pongo nerviosa?.- dijo sin perder la sonrisa.
¿En que lo habia notado?
Claro; mis manos. Estaba apretujándomelas como si tuviese sarna.
-No. Por supuesto que no.-dije apartando la vista de sus ojos; que me quemaban. Literalemente.
Edward miró hacia un lado y se pasó una mano por la frente sin perder la sonrisa. Me asombré al ver su expresión. Nunca habia visto algo semejante. Habia una expresión soñadora en sus ojos.
-Bueno…¿Y tú? Tambien me gustaría porqué quieres unirte a mi. ¿Debo suponer que es por las niñas, no?.- espetó algo mas serio.
Alcé la barbilla y asentí.
- Ya lo esperaba. Bueno….dado que esto es un tratado meramente comercial, como supones. Debemos dejar claros algunos puntos.- Su mirada me perturbó mas de lo normal y me sonrojé.- No quiero que interfieras en absolutamente nada en lo que atañe a la finca.- Estuve a punto de replicar ; pero me mordí la lengua.- Te dedicaras por entero a mis hijas y al cuidado de nuestros futuros hijos propios.
-¿Qué?.- Aquello era el colmo ¡Mas hijos! ¡No tenia bastante!...
Rió de manera gutural y se levantó caminando de nuevo hacia mi.
-¿Vas a ser mi esposa, no?.- Me tenia acorralada y su aliento comenzó a tener efectos en mi raciocinio.
-Si, pero…
Pasó su lengua, lentamente por su labio inferior y miró mis labios serio; muy serio.
-La verdad; Isabella, es que no me habia planteado tener hijos …pero al verte a ti…he cambiado automáticamente de parecer. Estoy deseando de hacer …hijos, contigo.
Cogí fuerzas de donde pude y aparté con mis manos su pecho de mi cuerpo.
Hacia un calor abrasador. Aquel hombre y aquella nueva faceta suya; me incomodaba de sobremanera. Caminé algo mareada por la estancia y volví los ojos hacia él que miraba divertido.
-Veo que no te soy indiferente…y eso me gusta…-Mierda..otra vez venia hacia mi; .- Todavía recuerdo el beso en la mansión. ¿lo recuerdas tu, Isabella? .
A una distancia minima otra vez; capturó mi cintura entre uno de sus brazos y me atrajo hacia él de una forma algo brusca.
-Yo no lo he olvidado.- susurró, pegando su boca en mi oído.- Es mas…estoy ansioso por volver a saborearlo…
Miré sus labios; tan cercanos y ví su cercanía, como algo tentador.
Posó sus labios en los míos; delicadamente. Al contacto, suspiró y levantó sus inmensas pestañas hacia mi. Cerró los ojos y lo acompañé en el viaje de sensaciones.
Sus labios suaves se abrieron para capturar mi labio superior y lo succionó de una manera magistral; ya que me hacia sentir emociones que creía olvidadas al rememorar aquel beso hacia ya un tiempo estimable.
Gimió; y algo en mi entró en calor. Algo desconocido; separó mis labios para introducirse en mi boca y esta vez fui yo la que gemí.
Obnuvilada y algo mareada sentí su lengua en mi boca; buscando la mia. Con algo de vergüenza; toqué con la punta de mi lengua, su dulce musculo y nos miramos confundidos. Me apretó mas a él y comenzamos una batalla campal con nuestras bocas.
Estaba completamente descontrolada. ¿Qué me pasaba? Queria más de aquello. Lo quería siempre así; besándome, cerca mio. Con sus manos en mi cintura.
Nos separamos para poder respirar y su frente descansó en la mia. Su respiración agitada ; igual que la mia, era música para mis oídos y sentí pánico.
-Esto no puede ser bueno…- susurré.
Él volvió a reir; y me besó la frente muy, muy despacio. Abriendo mucho sus labios. Saboreando mi piel.
-Esto…Isabella es lo mejor que nos podia pasar…- dijo con la voz entrecortada.- Si sentimos esto con un simple beso; no quiero ni pensar como será cuando te haga el amor….
Un carraspeo nos hizo volvernos y Edward no me separó de su pecho.
- Suegro. Tu hija está que se la llevan los demonios. No puedes apropiarte de tu prometida de esa manera. Rosalie esta hecha un basilisco.- Emmet McArty miraba a Edward con complicidad y sonreía abiertamente.
-Vamos a la mansión.- inquirió Edward, mirándome: buscando mi conformidad.- Supongo que querras ver a las niñas.
Yo asentí y él me volvió a besar la coronilla ; pegándome más todavía a él.
-Di al cochero que prepare el carruaje. Nos vamos todos juntos.
-Eso no pasará. No todavía. – Aquella voz tan conocedora para mi, hizo que saltara de alegría.
-¡Papá!.- grité.- soltándome de los brazos de Edward y buscando a mi padre con la mirada.
Él abrió sus brazos y me envolvió con ellos cuando estuve en su pecho.
-Nena..- susurró
-¡Ella será mi esposa!.- gritó Edward, haciendo que me girara algo extrañada.
-Sí; aunque me pese. Ella será tu esposa. Pero todavía no lo es. Y hasta ese dia; no quiero verte solo con ella ni un solo momento.
Edward adquirió una tonalidad rosada en su rostro y carraspeó llevándose un puño a su boca.
-No me diga que…- no concluyó la frase.
-Si; he visto y he oído lo justo y con eso me basta….
Continuará….
holaa jajaaj que capitulazooo...yy ahoraa que pasaraaa ...me encantooo...yy buenoo que besoo que se dieronn je...y edward quiere mas hijosss...mmm bueno ya quiero que se casennnn estoy ansiosa por que convivan juntos como marido y mujer....nos leemos en el proximo besotes!!!
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