LA HERMANA ISABELLA
CAPITULO 12
Bella Pov
Habia venido…sí; lo habia hecho…
Practicamente habia perdido la esperanza de que lo hiciera. Me huia como la mosca a la araña. Huía de su prometida…de la hermana de su desaparecida mujer, Tanya. Tanya…. Mi hermana…
Cuando llegué al convento después de salir en estampida de la casa del coronel, las hermanas me recibieron indignadas, antes los hechos que les dicté.
La hermana superiora; Sor Reneé , mandó a varios mensajeros durante unos días, con cartas que me eran incompresibles a todo lo que me rodeaba.
Fue en el dia que se instaló un carruaje delante de la puerta principal de convento, cuando las monjitas, se crisparon de nerviosismo. No entendí.
Por su puesto. ¿Cómo iba a enterder?
La hermana superiora me mandó llamar, mientras rezaba en la capilla y acompañada por la hermana Irina, nos dirigimos al despacho parroquial.
Cuando entramos, habia dos personas más con ella.
Sus semblantes serios, se iluminaron al verme y pude vislumbrar un atisbo de alegría en uno de los personajes.
Miré a la hermana y la interrogué con los ojos.
-Sientate, Isabella. Estas personas han venido a por ti.
No habia sentado mis posaderas en aquella silla humilde, cuando de un brinco, pegué un saltito.
-¿Por mi? Hermana. … no me voy a hacer cargo nunca mas de los hijos de nadie…bien sabe como estuvo mi experiencia..ya fue suficientemente dolorosa….- le increpé, sin cortarme un pelo.
- ¿Dolorosa?.- una de las dos personas, preguntó compungida y sorbió su nariz.
-Vayamos por partes.- aclaró la hermana superiora.- Isabella estuvo al cuidado de las hijas del coronel Cullen.
Una de las personas se sobresaltó y dejó escapar la gruesa capa que la envolvía.
Era una señora de unos cincuenta años, con los ojos ajados y cabello color caramelo. Sus ojos de un chocolate intenso, se prendieron en los míos y ví que aquella señora tenia los su mirada abnegada en lágrimas.
-¿Pero como pudo ir a parar allí? ¿¡Justo allí!.- la mujer exclamaba horrorizada, mientras muy lentamente se iba acercando a mi.
-Señora…tranquila. Ni Isabella , ni el señor Cullen saben el parentesco que les une.
Jarro de agua fría. ¿Parentesco? Ay…Dios mio.
-Con todos los respetos.- reclamé a las dos señoras que hablaban entre si.- Me gustaría que me aclaran de qué va todo este embrollo…por favor.
La hermana superiora; miró a la mujer interrogante y la señora asintió, tragando fuertemente.
-Estas personas son tus parientes. Isabella.
Un torbellino me engulló y desperté en mi humilde habitación, bajo la atenta mirada de unos ojos azules, nada discretos.
Al incorporarme, la sombra que me observaba, salió precipitadamente de la habitación y comenzó a gritar el nombre de Esme, en alaridos.
Me toqué la cabeza; victima de una horrible jaqueca. Pronto volví a recordar lo acontecido en el despacho parroquial y me senté en la cama de golpe.
La puerta semi abierta, dio lugar a la señora que acompañaba a la sombra y a la hermana en el despacho. La miré extrañada y se quitó la capa en su totalidad.
Sus ropajes eran costosos. Un elegante vestido de tercipelo negro, la envolvía con solemnidad.
Su estrecha cintura, pese a los años, le hacia ver mas joven de lo que era en realidad.
El cabello en suave mechones color caramelo, caia en ondas hasta sus estrechos hombros.
Sonreía con dulzura, con extremada dulzura….
-Bella…
Solo las niñas me llamaban Bella. Solo ellas. Algo en mi pecho se abrió y sentí un peso muy hondo.
-Señora…¿Quién es usted? ¿Qué parentesco me une a usted? Y ¿ Desde cuando es consciente de ello? ¿Sabe que he estado en este convento toda mi vida?.- no quería recriminar, en aquellos momentos, nada pero era tanto mi dolor…..
-¡Shhhh!.- se acercó a mi y se sentó a mi lado en el catre, buscando con sus manos, las mias.- Soy tu tia Esme, tu madre no me confió que habia tenido una hija del matrimonio, antes de morir…yo… he tardado tanto tiempo en encontrarte, nena…- La señora sonaba sincera; pero tenia muchas preguntas y todas se agolpaban en mi cerebro, como losas. Una, otra, otra….
-¿Mi padre? ¿Mi padre, supo? .- no me salian las palabras; no controlaba mi verborrea; tan extensa y en esos momentos tan escasa.
Ella volvió a sonreir y buscó con sus manos mi rostro,con sus dedos, finos y largos.
-Ha estado velando tu sueño. No. Él lo supo, porque yo misma fui a contarle, Bella…no has de ser dura con él…Es todo demasiado complicado, y deberías entenderlo…tienes que tratar de entenderlo.
Hemos venido a llevarte con nosotros…Lastima que no fue antes de que fueras a casa de…Edward….
La miré asombrada…¿Cómo sabia ella el nombre del coronel?
-Tranquila, Bella ,ya comprenderas. Tu padre y yo…queremos llevarte cuanto antes a Ewenow, allí te familiarizaras con todo lo que compende a una casa de esas características.
Tu padre y yo viviremos el tiempo conveniente que tu decidas, contigo. Una vez que tu dispongas nos marcharemos a nuestro hogar.
Aún aturdida pude entender perfectamente que mi tia y mi padre eran pareja.
-Sí…es una larga historia…- asintió,como si hubiera oido, mi pensamiento.-pero primero eres tu querida mia…tú y tu padre. No te muevas. Él está quizás, mas nervioso que tú. Dice que les recuerdas mucho a tu madre…y a mi…sobre todo a mi.
No podia entender que podia ver de semejanza mi progenitor en aquella mujer tan bella que estaba de frente a mi.
Suspiré, intentando asimilar todo aquello y sin que apreciara en ello, me limpié una lagrima silenciosa de mi mejilla.
La señora me abrazó y al notar la ausencia de peso a mi lado; ya que tenia la mirada baja. Intuí que se habia marchado.
Divagué sobre todo aquello…y caí presa del horror.
Una nueva vida; fuera del convento, de mis hermanas de mi espacio vital…no quería recordar lo mal que me habia ido en casa del coronel…Si no hubiese sido por sus hijas. Aquellas dulces almas que anhelaba ver hasta la saciedad…
Un amor muy grande me inundó al pensar en “mis niñas”. Y suspiré.
-¿Bella?
Alcé la vista. Me quedé asombrada.
Aunque el hombre que contemplaba era mucho mas mayor que yo, podia ver en él un reflejo, poderoso de su juventud.
Su cabello rubio y sus ojos azules, tiernos y bondadosos me acariciaron el rostro.
Era bello.
No parpadeaba, seguro y de un momento a otro me tendría que esforzar por respirar; ya que no lo estaba haciendo en aquellos momentos.
Mi rostro debió de ponerse como la grana y aquel señor se acercó a mi preocupado. Miré sus ojos limpios, claros y ví un atisbo de terror ante mi reacción.
-¿Te encuentras bien, hija?.- Me pasó una mano por la espalda y comenzó a masajearla.
“Hija” …Cuanto habia rogado para que me llamaran hija ,algún dia…y ahora de la noche a la mañana, oia de unos labios extraños esa palabra….
-Necesito saber.- inquirí, sin miralo.- Por favor.
Se acomodó a mi lado, como la señora anterior, pero sin buscar contacto, conmigo.
Entrelazó sus dedos con ambas manos y agachó la cabeza, como frustrado.
- Quiero que sepas que yo amaba a tu madre. La amaba mucho; pero al saberse embarazada huyó, huyó de mi …yo la podia haber mantenido a mi lado y no me dio la oportunidad. Nunca me dijo que estaba embarazada. Nunca.
Conocí a tu madre ; cuando entró a trabajar en la mansión donde vivía cuando me casé. Porque si…yo estaba casado, Bella. Su hermosura me apabulló y la busqué insaciable, todos los minutos que habitaba en aquella casa.
Mi esposa lo notó y me vetó la entrada en su dormitorio para siempre jamás. Diciendo que era inmundo que me hubiese fijado en una simple sirvienta.
La mujer también se ocupaba de mi hija y era amorosa y tierna con ella. El deseo que me embargaba por tu madre no amedrentó y dio un paso a un amor sin limites al ver como se encargaba de mi hija; como si fuera realmente su madre.
Mi esposa habia caído enferma y no podia si quiera hacerse cargo de ella. Asi que decidimos que tu madre, se ocuparía de la infancia de mi pobre hija.
Tu madre se fue acercando mas y mas a mi, por el amor que nos unia a mi hija, y no podimos contener el amor y nos estalló en las manos.
Al cumplir mi hija mayor el décimo cumpleaños; después de la fiesta que le organizamos entre ella y yo, ella desapareció sin dejar nada que pudiese darme su paradero. Creí morir Isabella. Lo creí de veras.
Tanya la lloró por meses. Incluso más que cuando su madre murió….
Levanté la mirada, sobresaltada. ¿Tanya? No…. No podia ser….
-¿Tanya?...
-Bella…no sé porque desarciertos del destino has ido a parar a la casa de ese hombre…pero si..Tanya; la difunta esposa del coronel Cullen; es mi hija… tu medio hermana.
Estallé en lágrimas.
No podia parar.
Mi padre me abrazó fuertemente y consoló mis heridas del alma.
Aquellas niñas, a las que habia dejado con todo el dolor de mi corazón; eran mis sobrinas….y él era mi cuñado….
Cuando la tormenta de emociones pasó. Miré a mi padre con decisión.
-Necesito preguntarte una cosa…- dije mirándolo intensamente.
-¿Saben las niñas que existes?
-Sí. Pero su padre…bueno ya sabes como es Edward, no le agrada mucho que vayamos a visitarlo. Es un hombre solitario y desde la muerte de tu hermana, mi sola presencia se la recuerda…
-Si.- sorbí.- Tú y Rosalie os pareceis; ella según me dijo es la viva imagen de su madre.
- ¿Vendras a Ewenow, Bella?
Asentí, emocionada, victima de las lágrimas.
-Estupendo.- me volvió a abrazar papá…sí…papá….- Ahora vamos a dar la buena nueva a tu tia Esme, debe estar nerviosísima.
Nos levantamos ambos y salimos al corredor. La señora nos miró como alucinada y se fundió con ambos en un amoroso abrazo.
-Ya la tenemos con nosotros Carlisle. La encontramos….
Continuará……
holaaaaa guauuu este capitulo me encantooo fue buenoo saber que habia pasado con bellaaaa despues quese marcho de la casaa de edwardd guaauu cuantas noticiass para ellaaa...ya quiero leer igual cuandooo hable con edwarddd haber que sucedeeee por que se vann a casarrr...besos y nos leemos en el que vieneeeee besotes!!!!!
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