CAPITULO 7
-Estas tan callada…
Se le hacia tarde.
Primero porque Mike tardó en llegar y después porque el reloj nunca se detenia. Y había que dar clases a Edward.
Miró a su novio.
Cierto, no lo veía bien. No lo veía casi nada.
Todo se iba enfriando. Otal vez era que nunca hubo calor en aquella relación. Ya no lo sabia. Casi había olvidado cuando empezaron.
-Bella…
-Tengo que irme Mike.
Y se ponía en pie.
-Si no hace ni una hora que hellegado y apenas hablamos nada.
Bella se preguntó que cosa tenían ellos para hablar. Todo estaba dicho. Aunque no se dijera, entendía que todo estaba dicho.
-Te has retrasado un poco.- comentó, sin ánimo de reprochárselo.
Mike se estiró.
Sus facciones se alteraron.
-Es que mi madre me necesitó en la tienda. Nunca acabas de entender eso.
Claro que lo entendía. Y entendía muchas cosas mas. Pero se alzó de hombros.
-No importa, Mike. De todos modos yo creo que tú no comprendes que no puedo dejar mis clases y he tomado otra a las nueve y media en mi casa. Te das cuenta ¿verdad?
-Pues no me la doy. Yo puedo tardar en venir, pero nunca tengo prisa por marcharme y tú… andas contrareloj.
-Lo siento.
-Lo siento, lo siento. Crees que eso es suficiente.
Para ella si.
Caminaban ambos en dirección a la puerta. Salieron a la calle. Noche cerrada. Eran las diez menos veinte y hacia frio. Instintivamente Bella levantó el cuello del impermeable.
-Me pregunto.- masculló Mike.- si estas son unas relaciones normales. Despues de cinco años…
No terminó la frase. Hizo como un alto. Entonces bella, al tiempo de extraer las llaves de la chevy, alzó un poco la cabeza.
Sus ojos color marron oscuro se fijaron con obstinación en el rostro masculino.
-Sin duda, no son normales. Si quieres lo dejamos.
Le salió así.
No pensaba decirlo, pero le salió como un disparo. Mike se agitó.
-Hala.- farfulló entre dientes.- como si nuestro noviazgo hubiese empezado ayer y uno pudiera detruirlo de un manotazo.
-¿Y se puedo no? No hemos hecho nada, que nos haya dejado huella el uno en el otro.
-Claro tú…
-Yo puedo. Es lo que siempre me dije. “ Cuando tenga novio, sean cortas o largas las relaciones, siempre estaré en disposición de dejarlo si no me apetece seguir” Y así es. Nada.- lo recalcó sin prosas, como ella lo hacia todo.- nada lo impide. Nunca existió entre nosotros un lazo intimo que me prive a mi o a ti de libertad.
-Sabes que las cosas deben ser así, Bella.
- Sí y menuda suerte la mia.- cortío ella.- soy una mujer que pisa tierra firme. Y gracias a Dios tú nunca me aspiraste una loca pasión, y en mi dominó la sensatez y esta ha estado por encima de todas las otras debilidades
-¿Es un reproche?
-No seas imbécil, Mike. Es la pura verdad. Cruda y escueta. Sin espejismos ni novelerías.
-Yo he luchado durante cinco años por… por…
-No me digas nada, Mike. No merece la pena. Hoy por hoy podemos mirarnos a la cara y decirnos sencilla y llanamente adiós.
-Oye… no haras eso.
-No aún no.
Ya estaba al lado de su camioneta y Mike iba tras ella, cejijunto, malhumorado, preguntándose si había sido lo bastante hombre, para la bastante mujer que era Bella. Seguro que otro cualquiera ya se lo hubiera demostrado…no permitiría que Bella, la novia de cinco años, estuviera ensituacion tan libre como para dejar plantado al novio si se le antojaba.
Se mordió los labios.
-Hasta mañana, Mike.- decía Bella, ajena a los pensamientos de su novio.
-Aguarda.-dijo él pegando su pecho al de ella.- el domingo iremos a casa de mi madre y yo a tu casa.
Lo de siempre.
Todas las semanas decía Mike lo mismo. El primer domingo que se lo dijo, hacia de ello mas de dos años, Reneé preparó la casa ( quien iba a pensar que Mike, faltaría), hizo un pastel especial, sacó el mejor mantel, los cubiertos de plata que solo usaban en las solemnidades, cuando aún vivía Charles Swan.
Llenó de flores los mejores búcaros de su hogar…
Mike no apareció y sus disculpas las admitió Bella al anochecer como cosa natural. Pero no fue asi en veces sucesivas. Por eso, por mucho que Mike dijera al repecto, a ella no la convencía. Le daba pena y risa. Una risa triste y desencantada. Lo mejor que haría Mike, seria aparecer en su casa con su madre sin advertirlo, aunque ella estuviera aún en pijama.
-Mañana nos veremos en el sitio de simpre.- fue la única respuesta, sin usar nada de lo que le pasaba por su mente, que hubiese supuesto para Mike un serio reproche.
El novio intentó asirla por un brazo y reternerla. Pero Bella ya subia a la camioneta y la mano masculina quedó en el arie. Se limitó a mirarla.
-Buenas noches, Bella.- dijo como si su voz se descompusiera y sonara amarga.
Pero Bella no lo entendió asi. Ya no. Pensó en el refrán: “ Tanto va el cantaro a la fuente, que al final se rompe”
Un tópico, si. Pero refiriéndose a Mike era una realidad indescriptible.
Tenia la verja cerrada. Mil veces le había dicho a su madre “ No me cierres la verja, mamá, que es molesto para mi descender de la camioneta, abrir la verja y entrar, teniendo que volver a bajar de la chevy para cerrar de nuevo la verja”
Pero su madre qcasi nunca lo entendía así y a media tarde cerraba la verja.
Bella molesta, porque además lo estaba ya de antes de ver la verja cerrada, se tiró del auto y fue a abrir, pero algo alto y delgado se le puso delante.
-Edward…
-Hola.- saludó a Edward, alegremente, con las manos en los bolsillos vaqueros, balanceándose sobre las piernas.
-¿Pero que haces aquí?
Edward miró a lo alto.
Tenia cara de soñador, de iluminado. Así la tenia Mike cuando ellos empezaron a quererse.
-¿Sabes lo que estoy pensando,Bella?
Bella no lo sabia. Pero tampoco se lo dije. Y no lo dijo porque Edward, con su misma expresión soñadora, añadió.
-Pensaba que el alemán igual se entiende en una salita intima, que dando un paseo en auto y hace una noche esplendida. ¿Damos un paseo en mi coche?
Bella alzó una ceja, y eso volvió loco a Edward.
-Me gustaría saber a qué consideras tú , una noche esplendida, Edward.
-A mil cosas. A que huele a tierra mojada, a estrellas. A que tenemos luna llena. A que el cielo estado despejado, pese a que llovió por la tarde… Además.
-Estas lleno de timidas ilusiones.- rió Bella sin dejarle terminar.
-¿Tú no?
-Edward, que ya estoy de vuelta.
- No has ido a ningua parte. No sabes nada de nada. Me refiero a las ilusiones, esas pequeñas y grandes ilusiones que hace la vida bella, aunque realmente sea horrible o defectuosa. Decia no se quien, que las cosas son según el color del cristal con que se miran. A mí esta noche, me gustaría mirarlas a través de un cristal azulado.
Bella se echó a reir.
-Eres un chico estupendo, Edward. Vamos, si. Demos una vuelta en tu auto y tratemos de conversaren alemán. Yo perfeccionando tus faltas. Tú chapurreando lo que sepas.
-Gracias, Bella.
Y ambos se dirigieron a un flamante volvo plateado aparcado justo, detrás de la casa de Bella.
-Vaya, Edward… que coche…
-¿Te gusta?.- le dijo con voz sugestiva.
-Es muy bonito.
-Un dia te pediré que me acompañes al campo. Una excursión campestre.- decía Edward con voz soñadora.- No hay nada mejor que la naturaleza.
¿Cuántos años hacia que ella no iba al campo, no se extasiaba ante una flor, ante un montículo, ante una puseta de sol? Casi le parecía miles de años.
-Me gusta el campo.- dijo sin poder remediarlo.
-Y a mi. Fijate si seré soñador y romantico, aunque el romanticismo no se estile hoy en dia, que a veces asomo la cabeza por la ventana de mi cuarto y comtemplo la noche. Viajo ¿sabes? He ido a todas partes.
Era un lenguaje nuevo para Bella. Un lenguaje que ella hablaba y le gustaba hacerlo cuando tenia 18 años. Por eso instintivamente, deslizó una mano y asió los dedos de Edward.
-Eres un crio delicioso, Edward.
Edward, apretó aquellos dedos. Los apretó, no como un crio, sino como un hombre. Los retuvo en su mano, los acarició de una forma especial que dejó a Bella sorprendida. Por eso rescató sus dedos y volvió a asirlos con los de la otra mano.
-Iremos hasta la periferia de la ciudad y luego regresaremos.- dijo en alemán ella.
-De acuerdo.- respondió Edward, entendiéndola y en el mismo idioma.
-Sabes bastante.
-¿de que?
-Del idioma.- rió Bella como algo confusa.
Edward no se estiró.
-Pensé que ibas a decirme que sabia bastante de la vida, nada más practico que vivir la vida para aprender de ella. Todo lo que que digan los demás sobre la vida, es pura teoría . Hay que practicarla. Es como un medico con su carrera. Mientras no empieza a practicarla, no comete errores que a la vez ase convierten en aciertos. La carrera es simple y sencillamente un papel que se enmarca y se cuelga en la pared de un despacho o en un consultorio. Y a veces me hablas como si fuese una vieja.
Y sus dedos en aquel instante buscaban los de Bella.
- Para, Edward.- dijo en un susurró, que lo infló de pasión.
-Me gusta hablarte sintiendo tus dedos en los míos. Tengo entendido que tienes 23 años. Yo aún te llevo dos…
-Pero la mujer.- intentaba rescatar sus dedos.- maduramos antes.
-¿Y a ti te maduró el amor?
-Deja… mis dedos, Edward.
-Me gusta saber lo que sientes.
-¿Y… pretendes saberlo por el contacto de mis dedos?
Edward rió a medias, como si realmente fuera un ingenuo, timido.
-A veces se sabe…
Bella logró rescatar sus manos.
El volvo llegaba a la periferia de la ciudad. Detuvo el vechiculo y primero descendió él, abriéndole caballerosamente la portezuela a ella.
Continuará….
holaaaaaaaa....este edwardd es un divinoo jaaj como le habla de la vidaa de todooo me encantoo este capiii...y mikee no me caeee jajaajj!!!! bueno me gustaa que se vayann acercandoo de a poquitooo peroo esta buenoo!!!! por lo menos no pelearonnn jeee...nos leemos en el que vienee besotessss!!!!!!
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