CAPITULO 4
Edward Cullen se habia acicalado lo suficiente, como para matar de seducción a su futura esposa; aquella, con la que anhelaba acostarse en una superficie mullida y balancearse con ella, al ritmo de la pasión.
Se hallaba frente al espejo de su cómoda.
Habia elegido para la presentación, un traje de chaqueta con una finísima corbata negra, sobre una camisa blanca y habia despeinado mas de lo normal; aquel cabello rebelde que tenia.
Estaba, perturbador y tremendamente atractivo.
Aún se conservaran resquicios de la melopea del dia anterior en sus hipnotizantes ojos verdes y se colocó colirio, para volverlos limpios y frescos.
Se sonrió a si mismo.
Debia de calmarse. Estaba nervioso como un colegial; y eso lo exasperaba.
Caminó hacia la puerta y mientras bajaba las escaleras hacia el salón, unas voces conocidas, se mezclaron con dos que no conocía de nada; la otra si. Era la de Charles Swan.
Bajó con rápidez, ansioso.
Y buscó a Bella con la mirada. Sonriente.
Sus padres se volvieron hacia él y negaron con los ojos…algo estaba saliendo mal y él lo sabia…
-Edward.- dijo un muy seguro de sí mismo, Charles Swan, acercándose a él y ofreciéndole la mano.- Ven, estaras impaciente por ver a mi niña, mi Isabella.
El hombre, lo miró directamente a los ojos y pudo ver un atisbo de burla en ellos…. Algo estaba mal…muy mal..
Bajó la vista hacia el suelo.
Los zapatos y las piernas, ocultas por una amplia falda hasta los tobillos, lo hicieron, hiperventilar….aquello no podia ser…no…
Subió hacia más arriba y pudo ver unas enormes caderas y un bulto que sobresalía, por debajo de la cinturilla de tela de la falda.
El vientre hinchado, dio lugar a unos enormes pechos, que casi le llegaban a la ultima costilla y cuando llegó a su cara…no pudo evitar salir corriendo a vomitar al lavabo mas cercano.
Mientras que vomitaba , encongido en el wáter, el rostro de Isabella, bailaba en su cabeza, con una sonrisa timida….era horrible…
¿Cómo podia haber cambiado tanto una persona?
Si era un angel…
Rememoró su rostro:
La cara de ella no era gorda; asi como lo era su cuerpo. Pero sus cejas; eran una sola. Y podría dejar su nombre a un lado y sustituirlo por Bello, no Bella. Tenia una oscura mancha encima de sus labios. ¡Bigote! , ¿es que aquella chica, no sabia lo que era la cera?
El rostro, en vez de liso y blanco como la nieve, estaba lleno de granos purulentos que, habían hecho que Edward corriera hacia el servicio como un poseso.
Levantó el rostro del wáter y cerró fuertemente los ojos.
Se miró en el espejo y rodó los ojos aturdido. Abrió el grifo y se mojó la cara; al menos unas seis veces.
Se secó con la toalla y decidió poner fin a aquel compromiso desde ya.
Bella Swan, miraba a sus futuros suegros contrariada.
No le gustaba la pantomima que estaba acaeciendo en aquellos momentos. Sobre todo por aquella mujer de ojos abatidos que la miraba, directamente a los ojos, intentando,tranquilizarla y darle seguridad.
Una seguridad que Bella tenia hacia ya; mucho tiempo.
Aunque algo habia crujido en su interior al ver en vivo y en directo a Edward Cullen.
Cuando lo vió al frente suyo. Una sonrisilla malévola se cruzó por su rostro. Pero cuando él la observó con aquel gesto de repugnancia, se sintió fuerte y decidió mirarlo a los ojos.
Si…algo crujió y aquello no era bueno.. para su salud mental.
Las revistas y los ecos de sociedad no le hacian favor a Edward Cullen. Era muchísimo mucho mas atractivo visto de cerca y al natural.
Suspiró resignada.
Le picaba el talco mezcado con agua que habia utilizado Alice para fabricarle los granos.
Se tocó uno de ellos y se lo llevó con una uña. ¡Mierda!
La patraña comenzaba a desmoronarse y ella debia huir de allí, ya.
Ya habia conseguido lo que deseaba.
Edward Cullen habia huido despavorido en el primer asalto y ella se sentía feliz por ello.
-¿Te sientes bien, Isabella?.- preguntó Esme, cogiéndole la mano con premura.
- Sí.- dijo ella.- Pero deberíamos marcharnos ya, papá. Estoy cansada. Ya veremos otro dia a mi prometido con mas tiempo. Parece ser que se encuentra mal. ¿no señora?.- preguntó a Esme.
Esme buscó a Carlisle con la mirada y el puso un gesto mucho mas serio; que el que tenia al comienzo de la velada.
-Voy en su busca.
-Dejelo, déjelo.- dijo Charles Swan, con una ancha sonrisa.- Se habrá puesto nervioso, ya sabe….
Carlisle, miró al padre de su futura nuera con los ojos entrecerrados.
-Mi hijo, estaba deseando este encuentro. No entiendo.
-Mire señor Cullen.- siguió Charles, sentándose, con una copa de brandy en sus manos, mientras que hablaba con Carlisle, como si lo conociera de toda la vida.- Igual el muchacho…no era lo que esperaba ¿comprende?
Carlisle asintió.
Miró de nuevo a Bella y se dio cuenta que su piel habia comenzado a cuartearse y a desprenderse sutilmente de su rostro.
Estudió con mucha mas intensidad su cuerpo.
Las manos de Bella, eran finas y sus muñecas acompañaban a estas..
Volvió hacia su rostro.
Su cabeza era demasiado pequeña, para aquel descomunal cuerpo…..aquella muchacha iba disfrazada…¿Cómo era posible que Edward no se hubiese dado cuenta?
¿Qué extraña razón, lo habia hecho huir de la misma manera que quiso atarse a ella?
La muchacha se levantó , excusándose de Esme y preguntó por los servicios.
Esme la mandó hacia arriba. Ya que Edward se encontraba en el de la parte baja de la casa.
Charles Swan, le estaba hablando hasta el hartazgo y miró hacia la débil figura que se mantenía alejada de todo aquel escenario grotesco: Reneé.
Se acercó hasta ella, vigilando sus ojos, que corrian inquietos detrás de su hija, que subia las escaleras hacia la planta de arriba.
-Sra Swan…puedo hablar un momento con usted… a solas.- dijo amablemente Carlisle.
La mujer se levantó y siguió al hombre, quien vió como su hijo volvia de su encierro, con la cara mas amarilla de lo normal.
Hizo pasar a la mujer hacia una salita de estar, delicadamente ardonada por su fabulosa esposa y le hizo un ademán con la mano para que tomara asiento.
-Señora, …con todos mis respetos…creo que esto es una abominación.- sentenció Carlisle.
La mujer lo miró suplicante a los ojos y se acercó levemente a él, tomandole las manos, con actitud inquieta.
-No esperaba menos de usted, señor Cullen….esto no es sano para mi hija…y la manera de hacerse con ella….yo se que mi marido tiene la mayor parte de la culpa…pero… una niña, piense que cuando se firmó el contrato era una niña…
Carlisle Cullen, achicó los ojos y apretó las mandíbulas con una fuerza suprema…
-No entiendo, señora Swan. Expliquese.- inquirió tajante.
Reneé se llevó una mano a la boca y abrió mucho los ojos.
-¿Usted? ¿usted no sabia nada, señor Cullen?
-Expliquese.- repitió.
Reneé Swan le explico a Carlisle, con todo tipo de detalles, lo que se habia firmado bajo notario, un dia después de que se prodigara esa partida de cartas.
Carlisle sintió que algo se derrumbaba en su interior y una ira ciega, creció sin mesura hacia su hijo.
Escuchó a la mujer atentamente, sin interrupirla y un golpe fuerta en el marco exterior de la puerta, la hizo silencia y mirarlo con sorpresa.
-Carlisle caminó hacia esta y la abrió.
Era Edward, recargado en ella como si le pesara el cuerpo. Miró a los ojos de su padre, pidiéndole auxilio y este sonrió.
-Señora, Swan, me ruega dejarme solo un momento con Edward.
La mujer se levantó elegantemente y salió de la pequeña sala con la cabeza baja y sin mirar hacia su futuro yerno.
La puerta se cerró tras de si y Edward emitió un suave quejido que hizo que Carlisle sonriera, levemente.
-¿Nervioso por el aspecto de tu prometida, hijo mio?.- preguntó el hombre, cogiendo la caja de habanos y encendiéndose uno lentamente.
Edward cogió una silla y le dio la vuelta, quedando el respaldo en su pecho.
Se apoyó con los brazos cruzados sobre éste.
-Papá…me tienes que ayudar…yo no…Isabella…ha cambiado…
Interiormente Carlisle, rió; mejor dicho, se carcajeó.
Todo lo que habia de fealdad en Bella era falso.
Reneé le habia enseñado una foto y era una muchacha hermosa y elegante.
Mucho mas hermosa que en su niñez.
Le habia contado todo su maquiavélico plan y él habia asintido sin pestañear.
Era lógico, pensando como habia conseguido Edward la mano de Bella… ¿Y ahora la repudiaba, porque tenia un aspecto diferente¿?
-No me digas que has cambiado de parecer..hijo mio..
Edward sintió como si se le abriera el cielo.
-Papa, deshaz este compromiso, me he adelantado…yo…no…
-Edward, ya es demasido tarde…Te casaras con Bella.
Edward saltó de la silla.
-¿Qué?
-Te casaras…la haras tu mujer….- Carlisle fumaba divertido, viendo el rostro de su hijo.
-No….no lo haré.
-Sí, si lo harás y tanto que lo harás, si no …te desheredo….
Edward se desplomó de nuevo en la silla y cabizbajo, murmuró.
-Me repugna, papá.
Esta vez, no reprimió la carcajada. Sonora, retumbó en las cuatro paredes. Su hijo lo miró con los ojos desorbitados, se levantó y arremetió toda su fúria con la puerta.
Continuara…
holaa me encantoo jaajj no era lo que edward esperaba y carlisleee re vivooo el ya sabe toda la verdadd y a edward no le queda otra que casarceee jaaj!!! estoo va a estar buenisimooo!!! y vamos a ver cuanto ledura a bella todoa la farsaaaa del disfrazzz...me re gusta esta historia!!!!!! besos y nos leemos en el que sigue!!!!!! adios!!!
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