domingo, 23 de enero de 2011

MARCADA

M A R C A D A

C A P I T U L O 1 1




-Córtate un poco más ¿no?.- Era la toca narices de Rosalie. Seguí su mirada y me encontré con los ojos de Edward, que me miraban con absoluta tristeza.
Sus ojos se encontraron con los míos y algo en mi cerebro hizo click.
Tragué saliva, pues visiones sin ningún tipo de cordura para mi, bailaban en mi mente sin poder yo remediarlo.
En ellas veía a una señora con un extraño color de pelo; postrada en una cama de hospital.
La atenta mirada de Carlisle sobre ella, era tierna y vulnerable.
En la habitación contigua estaba Edward.
Yacía con los sudores de la muerte y apretando los ojos fuertemente.
Yo estaba allí…creía estar allí.
¿Qué me estaba ocurriendo? ¿Por qué venían esas extrañas imágenes a mi?
Dicen que cuando te conviertes en vampiro…poco a poco vas olvidando tus recuerdos humanos.
En mi caso no fue asi. Y creo que esa es la peor maldición que arrastro. No la maldita marca.
No podia quitar los ojos de aquella visión tan clara y apabullante.
Edward; era apenas un crio. O al menos en aquellos momentos yo lo veía así; ya que su aparencia humana, me hacia verlo asi.
Abrió un momento sus ojos y pareció verme.
Alzó el brazo y quiso tocarme.
Y lo hizo.
Su piel ardía literalmente.
Cerré los ojos ante aquel toque tan cálido.
Cuando los abrí él me estaba mirando con devoción y tristeza, la misma con la que me habia mirado o me estaba mirando ; ya que yo me encontraba en un total shock y no podia mover un músculo.
-Has aparecido muy tarde.- Me dijo jadeante en un susurro que me hizo estremecerme. Como si de una marioneta se tratara; como si de mi colgaran finos hilos que anularan mi mente y mis actos ; cogí aquella mano que descansaba en mi rostro y la llevé hacia mis labios y la besé.
Él volvió a cerrar los ojos y una sonrisa muy débil se dibujó en su rostro.
- Eres un ángel…un ángel… Llévame contigo…si es contigo me voy tranquilo y feliz.- una risa tenebrosa se escapó de sus labios y se los mojó.
-No soy un ángel.- Le dije. Sin dejar de mirarlo; confundida.
-¿Y entonces que eres?
-Soy lo mas parecido a un demonio.
Me evaluó un momento con sus ojos verdes intensos . Edward en aquellos momentos tenia unos enormes ojos verdes; vidriosos a causa de la fiebre ; pero hermosos al fin y al cabo.
-Si no eres un ángel, debes ser una Diosa; una diosa….¡Cof…cof…cof…!.- su boca comenzó entre estertor y estertor a escupir sangre y se llevó la mano que yo acunaba en mi rostro hacia su boca.
Dí varios pasos hacia atrás y algo me absorbió. Una luz inmensa clara…cegadora….

Edward Pov


Cuando apareció Bella y Rosalie en la sala de los Tres Reyes; yo estaba algo apabullado por la lectura del fragmento del Décalogo.
No habia servido de nada leer aquello. ¿Qué consecuencias traerían para mi aquellas palabras que no entendía?
“ Una alianza poderosa entre licántropos y vampiros…. La oportunidad de elegir…La sangre de la Reina….”
Pero caí en la cuenta que ante mi adorada reina; la que seria mi mujer…dentro de muy pocos días todo carecía de importancia.
Su vestimenta; algo magullada, dejaba ver partes de su hermosa y nívea piel, que hacian replantearme mi cordura para no cogerla y llevármela de allí; como el verdadero animal que era.
La deseaba y tanto…
Nunca, nunca en todos los años que llevo en mis espaldas, me habia ocurrido nada igual.
La visión de Bella desarrollaba en mi una serie de deseos muy primitivos.
Sentí como el pantalón me aprisionaba más de lo debido y mis testículos duros como piedras, gritaban por vaciarse.
Reprimí un gemido; ante su visión .
Rosalie la miraba con autentico odio y ella algo divertida; como si aquello fuera un juego.
El licántropo llamado Jacob se puso delante del cuerpo de mi hembra y yo rugí.
Sí, rugí, rugí de desesperación, de agonia. Yo era el que tenia que estar delante , detrás encima, debajo….de ella.
Dios mio…¿no podia pensar en otra cosa que no fuera en el sexo?
¿En que me estaba convirtiendo?
¿En un futuro rey pervertido?
Lo que llevó mi livido al garete fue la mirada que le dedicó Bella a las espaldas del licántropo.
La odié tanto como la amaba.¿La amaba? Sí…la amaba…
Me quedé perdido en mis pensamientos un momento.
¿Cómo no me habia dado cuenta de aquello?
Nunca. Nunca. Habia sentido aquella entremezcla de sentimientos por una mujer, nunca.
Todo era tan carnal y a la misma vez tan espiritual que me dio autentico pavor, las palabras que leí en el Decalogo.
Yo sufriría, sufririra por su amor. …Pero al final seria mia. Mia…
En mi ensimismamiento; me perdí en mi pequeña locura y me ausenté completamente de lugar donde me encontraba.
Fue la voz de Carlisle la que me hizo volver….
-¡Bella!¡Bella!.- Miré hacia ella y, me quedé paralizado.
Parecia una estatua, bella y sensual. Parecia estar en estado de shock. Sus ojos …su mirada…me miraba a mi..
Me acerqué a ella, quitando la manaza del tal Jacob, que la tocaba, para despertarla de aquel letargo incierto.
Carlisle,asintió con la cabeza y toqué su rostro levemente. Parecia estar en otra parte.
Sus ojos dorados; reflejo de los míos. Me miraban sin pestañear. Sucumbí completamente a su mirada y me dejé guiar por ella.
Sentí como todos; uno a uno se fueron marcharon y nos dejaron solos.
Agradecí inmensamente estar solo con mi hembra…infinitamente.
Caí preso de su mirada y noté como su brazo se levantaba para acariciar mi rostro.
-Edward…-susurró…
Si los vampiros pudiesen llorar; juro que en este mismo momento lo estaría haciendo. Escuchar mi nombre, en los labios de ella…era increíblemente bello. Erótico….
-¿Si?.-pregunté sin pestañear. Seguía estando preso de sus ojos, los ojos de mi reina, de mi hembra…
Su mano acarició levemente la mia y se la llevó a sus labios. Llenos, sensuales…
-No soy un ángel.- dijo ella; no comprendí.
Sonreí.
-Eres mi ángel.- susurré acercándome más a ella.
-Soy lo más parecido a un demonio.- volvió a decir.
-Yo también lo soy. Los dos lo somos.- Acorté la distancia que habia entre nosotros, totalemente y su pecho rozó el mio.
Me mordí el labio. Aquella imperiosa necesidad volvió a mi. Necesitaba su sangre , la necesitaba a ella…gemí. Por el bien de los dos debia apartarla de mi ahora, ya.
Pero fue demasiado tarde. Bella desagarró la camiseta que llevaba puesta con una maestria abismal y clavó sus dientes en mi pecho; justo encima de mi corazón.
Cerré los ojos. Me sentía tan pleno, tan dichoso que reí abiertamente; mientras que oia como mi pequeña succionaba y se relamía impaciente.
Ladeada; como estaba, envolviéndome entre sus pequeños brazos, saciándose de la sed que era tan poderosa como mi deseo hacia ella; aparté a un lado del cuello su cortina de cabello,delicado y sensual.
Relamí mis labios y no pude contenerme. Planté mi boca en su yugular con ansias criminales.
Sin duda aquello era lo más sexual que habia tenido con ella hasta ahora.
Notaba su sangre en mi cuerpo,caliente, espesa,dulce….gemí y separé mis labios de su cuello.
Ella también habia separado los suyos de mi torso.
Nos miramos las bocas sanguinolientas y ví deseo en sus ojos radiantes.
Se encaramó de un salto a mis caderas y buscó mis labios con su boca.
Estaba en el cielo; si…estaba en el cielo….
-Edward….- susurró entre jadeos.
-Bella..- la imité.
Preso de el deseo que me enbargaba; sentí que aquello no se correspondía con la realidad. Habia algo que fallaba.
Se suponía que yo debia de sufrir…y aquello no era sufrimiento alguno…era una liberación.
Sus caderas oscilaban en un baile que me volvia literalmente loco y mi miembro viril, reclamaba atención con urgencia.
Afiné mi olfato y me sentí el ser mas dichoso del mundo. Ella también estaba excitada y mucho; muchísimo, moví una de mis manos hacia su sexo y rocé con un dedo su húmeda cavidad.
Sus braguitas era tan finas que podia sentir, toda su flor en mi mano.
Bufé. Abrí más la boca para devorarla. Me la iba a comer allí mismo.
Imágenes con todo lo que quería hacerle en aquel suelo, en la cúpula de los Tres Reyes vagaron por mi mente.
Desnudarla, no dejar ni un solo centímetro de su cuerpo sin probar. Succionar, lamer y comer, toda la textura de su piel, y mientras la embestía con mi miembro que estaba a punto de reventar ; la mordería …y ella ami…
Dios…como siga moviéndose de esta manera me corro, seguro que me corro….


Bella Pov


La luz me cegaba por completo y caminaba hacia ella, con la total convicción que era positiva para mi.
La visión de Edward me habia dejado el corazón magullado.
Nunca; nadie me habia mirado de aquella manera..nadie.
Parecia como si…si le preocupara…como si….
No…aquello era una locura; no podia ser…
-Isabella….
Me volví curiosa. La voz retumbaba entre la niebla y juro que el miedo no formaba parte de mis emociones desde hacia mucho tiempo. Pero en aquel momento, la incertidumbre dio paso a él de un mazazo.
-Isabella…
La voz ronca y gutural, me hizo tragar en seco.
Achiqué los ojos y la niebla comenzó a aclararse.
Caminé hacia lo que podia ver como un trono.
Me paré seco.
La niebla habia desaparecido completamente y apreté la mandibula.
Un hombre poderoso, miraba mi rostro divertido.
La boca se le ensanchó en una perfecta sonrisa y acto seguido una risa socarrona se escapó de ella.
Miré su indumentaria y extrañada lo miré a los ojos.
-Desde luego querida niña…que lejos está de tu mente de tu cuerpo en estos momentos….- volvió a reir, llevándose una de sus manos a la barriga.- Eres una caja de sorpresas….vamos a ver que tal actuas cuando abra tu mente.
Fruncí el ceño y me dispuse a atacar.
-No, no, no…querida mia…no…- bajó del colosal trono y se dirigió hasta mi.
Aquel hombre era inmenso.
Llevaba un casco antiguo, y vestia como si no perteneciese a este tiempo.
Una armadura de acerto marcaba sus pectorales inmensos encima de una malla plateada.
Sus piernas estaban desnudas. Una faldilla de acerco, cortada en diversas laminas, se movia al menor movimiento.
Su rostro, era algo que me tenia completamente consternada….en mi mente habia algo que quería recordar…habia algo en él….yo conocía aquel hombre. ¿Pero de qué?
Relajé mi cuerpo, al tenerlo cerca.
-¿Quién eres?.- pregunté.
Él negó con un dedo y sonrió.
-Error. Te creía mas inteligente.
-Soy inteligente.- inquirí, mirándolo con odio.
-Pregunta primero que haces aquí.
Tragué en seco y le hice caso.
-¿Qué hago aquí? Y ¿Quién eres tú?
El hombre volvió a reir abiertamente, echando hacia atrás su cabeza.
Miró mi rostro y se llevó un dedo a la barbilla.
-Creo que no es justo lo que estoy haciendo con tu cuerpo.
-¿El que?.- pregunté, sin comprender.
-Esto.- puso un dedo en mi frente. Y lo que ví me dejó literalemente sin palabras.
Yo…ósea mi cuerpo…no yo; porque yo estaba con aquel gigante que me tenia medio secuestrada, estaba retozando con Edward…con Edward….¡Dios mio!
-¡Para eso ahora mismo!.- grité
-Muy bien, hija mia……

1 comentario:

  1. holaa me encantoooooo el capii..al pirncipio me tenia media confusaa pero despues entendiii bella no esta muyy consiente de sus actoss peroo estee edwardd esta superr pervertidoooooo....jaaajajaj!!!! yy quien es con el que estaba hablando bella???!!!! me dejaste intrigada....nos leemos en el que sigue besotes!!!

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