martes, 25 de enero de 2011

Son Flores Para Bella

CAPITULO 11



Bella recibió la nota en casa de los Hale. Daba clase de inglés a los dos gemelitos: Rosalie y Jasper y Mike lógicamente lo sabia. La nota enviada por Mike, decía únicamente:
“Tengo que salir de viaje en este mismo instante. Me llegaré a Paris por un asunto de la empresa. Posiblemente esté fuera dos o tres días, tal vez cuatro. Te llamaré por teléfono desde Paris. Te quiero, Mike.”
El contenido de la nota la dejó fría.
Es decir fría no, mas bien tranquila, como si la ausencia de Mike fuera una liberación espiritual y física.
Eran las nueve en punto y aún tenia media hora, para tomarse un café en cualquier cafetería antes de irse a casa y recibir a Edward.
Edward….
Como pretendía meterse en honduras de las cuales no sabia salir. Enamorarse comparada con el delicioso infantilismo de Edward.
Enamorarse de ella.
Era para reírse.
-Hola.
Así.
Edward , llegaba asi.
A lo béstia , a lo bruto. Edward no tenía careta, al menos ella, asi lo consideraba.
Pero lo cierto es que la tenia, mas que ella. La careta de Edward era distinta. Ocultaba la realidad ansiosa, un deseo fébril, una emoción indescriptible. La de ella tapaba solo una amargura, una desilusión.
Un tremendo espcepticismo.
-¿Pero que haces tú aquí?
-Tú madre está merendando con la mia en mi casa y como llovía y dijo que no habías salido en tu camioneta, estaba preocupada. ¿Qué puede hacer un alumno correcto? Salir de su casa,subir a su auto y venir a buscarte.
Era grato que alguien se preocupara por ella.
Sonrió apenas. Enseñó aquellos dientes nítidos, tan iguales. Movió aquel pelo castaño, y sus ojos color marron oscuro se alargaron al encogerse en los lados para sonreir.
-Gracias Edward. Pero estoy enfadada. Un poco enfadada contigo.
-Por mi…¿deseo?
Subia al volvo de Edward. Le miró cuando él se sentaba delante del volante.
-El de enamorarme de ti…amarte…hacerte mia..
-Edward…- Bella emitió una jadeo,cuando el nombre de él, salió de su boca.
Edward la miró extasiado, pero puso el auto en marcha.
Bella lo miró con más detenimiento. Edward era terriblemente bello y viril…no se dió cuenta de lo muy viril que era hasta fijarse en los delgados y nervudos dedos que apretaban el volante.
Sacudió la cabeza y su perfume llegó a él.
-Hueles muy bien, Bella.
-¿Vas a piropearme?
-Voy a llevarte a la periferia del pueblo. Como si fueramos dos estudiantes jóvenes que descubren, de repente que les gusta estar solos, y dejan la clase a un lado y se escapan y emocionan como dos párvulos románticos que empiezan a despertar de la vida, contemplando una puesta de sol.
-Ya no hay sol.- dijo Bella por lo bajo, como dominando una emoción que era totalmente nueva para ella.- Asoma la luna.
-Me gusta la luna.
-Mira, por donde descubro que eres un romántico.
-¿Es un delito?
-Es una puerilidad.
La miró fijamente.
Bella, notó como la sangre se le agolpaba en el rostro, y se sintió pequeña al lado de Edward.
Los ojos de él, eran firmes y la miraban con fijeza.
-Tú no eres romántica.
No preguntaba, lo afirmaba.
Pero Bella sentía la necesidad de ser sincera consigo misma y con su amigo Edward.
-Lo soy. Me gusta serlo.
-Pero no te dan la ocasión de sentirlo, ni menos de mostrarlo.
-Ya empiezas a desmenuzar.
- Soy así.
-¿Cómo?
Era un tiroteo de palabras.
El volvo de Edward empinaba la cuesta. Pronto llegaría a lo alto de la colina.
-Emocional, temperamental, apasionado, entusiasta, romántico…físico.
Detenía el auto.
Bella prefería no responder.
Hacia tanto tiempo que no jugaba con aquellas palabras. ¡Casi mas de cinco años!. Porque después de conocer a Mike, todo fue vulgar simple y manido.



Fue al descender el auto.
Bella bajó por un lado, pero ya Edward la esperaba sujetando la puerta de éste.
-Ten cuidado.
Vestía diferente a los otros días que lo habia visto, Edward en aquellos momentos, parecía un hombre, un hombre terriblemente atractivo.
Él , la sujetó por el codo.
-Con tus zapatos, puedes tropezar.
-Sí.
Tropezó.
Nunca supo porqué.
Si por sus nervios, por su aturdimiento, porque el auto era mas bajo que el suyo…
Edward la sujetó. La apretó contra su pecho. Le bajó el brazo de la espalda femenina hasta la cintura.
Fue raro todo..como si ninguno de los dos pudiera evitarlo.
Edward no podia..seguro y ella no comprendió aún lo que iba a ocurrir.
-Gracias Edward.
Pero le miraba y Edward, también la miraba a ella; con insistencia, muy pegados los dos.
Una mirada rara, como palpitante, deseosa.
Y la seguía sujetando. La sentía palpitar en su pecho, como si los mismos senos, hicieran: tic, tac, tic, tac..
-No sé lo que voy a hacer.- murmuró Edward, bajando la mirada, hacia sus labios.
Y no lo supo.
Ni ella.
Ella, Bella, quedó sorprendida, sin saber lo que Edward iba a hacer, como menguada, como encogida en su pecho.
Sólo supo decir a media voz.
-Que tonta soy…por poco…me caigo.
Fue cuando Edward, cerró los ojos y pegó su cara a la de ella y cuando sus labios abiertos besaron a Bella en plena boca.
No fue un segundo.
Se recreó en recorrerla ávidamente con su lengua, en el momento que ella respondió al ansioso beso, él se estaba resarciendo de la necesidad insoportable que tenia de ella, desde hacia ya, tanto tiempo.
Bella sentía como si el pecho se le desgarrase y como si sus labios entraran en una vida nueva, el deseo, una inquietud casi desconocida.
¡Los besos de Edward!
¿Los besos?
Un solo beso y la estaba llenando por completo, como si barriera la nostalgia, el pesar, la desilusión, el escepticismo…
Y empezara todo, mejor, distinto, pero si, mucho mejor…y esa necesidad nueva que la consumía..
-Suelta…
La soltó.
Edward quedó laso.
Pegando su espalda al árbol que habia allí mismo. Su cabello alborotado, sus largas patillas, sus ojos inmóviles, solo para ella..
-Edward…no…no..
-Ya sé.
No sabia nada.
Si no lo sabia ella, mal iba a saber él lo que ella pretendía decir.
Tan aturdida estaba por aquel beso de hombre, que sólo acertó a girar sobre si misma.
Quedó erguida, firme pero a la vez como si se tambaleara , mirando hacia el fondo del pueblo. Su panorámica iluminada, su silencio, porque el ruido característico del pueblo no llegaba allí.
-Bella…
-Deja, Edward…
-Fue..
-¿Qué es lo que fue…Edward?
No se tocaban.
No se veian.
Porque Edward estaba de cara hacia las espaldas de ella. Por eso se separó del árbol y por eso dio media vuelta en torno a ella.
-Te ofendi mucho. No por besarte. Al fin y al cabo…no es más que un beso y cuando se besa es porque el sentimiento manda…la incorrecion no existe.
-Si, Edward.
-No amas a tu novio, Bella, déjalo.
Como estaba delante de ella, levantó la mano y con un dedo le sujetó la barbilla.
-Bella..estas llorando…
-No lloro..
Él le palpó los ojos con sumo cuidado.
-Mira esto..¿que es?
-Vamos, Edward. Olvidemos.
-¿Se puede?
-Es tu capricho, tu capricho de niño consentido.
Edward bajó los dedos de la barbilla femenina, pero no estiró su mano. La dejó como presa en la garganta de Bella, bajo el abrigo.
-Para…por favor…para.
-Te he lastimado.
-Por favor te digo, para..te digo que lo olvides. Tal vez tuve yo la culpa.
-Tú nunca tienes la culpa de nada.- y su voz, sonó muy distinta, ronca, profunda.- Bella no soy un niño. Y te equivocas al juzgarme…
Preferia considerarlo como un niño, no quería perder su amistad.
Lo necesitaba. De repente…sentía que lo necesitaba.
No sabia porqué. Que nadie se lo preguntase, pero lo cierto es que la necesidad era imperiosa.
Pero si lo consideraba un hombre, aunque solo fuera por honestidad y dignidad femenina, tandria que apartarlo de su vida.
-¿No puedes dejarlo, Bella?
Era una pregunta directa.
Bella logró alejar aquellos dedos que se metían en su garganta. Y dio la vuelta.
Pero los dedos audaces de Edward, se prendieron en su busto.
Lanzó un gemido.
-No…Edward..
-Dios, santo..Bella…¿es que acaso no sabes lo que produces en mi?
No, no lo sabia…aunque una parte de ella quería seguir viéndolo como un niño, habia otra que comenzaba a emerger y deseaba a aquel hombre, que la habia tocado levemente, pero que la hacia estremecer.
Edward apartó los dedos del pecho de Bella, pero para ella aquel contacto seguía allí,como una quemadura.
-Bella…
-Vamos…vamos..Edward.
-Nunca me lo perdonaras.
-Sí. Te he perdonado ya.
-¿No te das cuenta? Bella…
-Subamos al auto, Edward. Y encongida en su abrigo sentándose en el interior del auto aún añadió a media voz.- Hoy no podré darte la clase.
-No me la vas a dar nunca más.
-Sí, si…fué..un incidente.
-Tú sabes que no. No quieres hablar de nosotros dos.- dijo Edward sin preguntar subiéndose al auto y poniéndolo en marcha.
-No.- rotunda.
-Eso es huir de la verdad.
-……..
-Y cobardemente te metes en tu mentira. En tu relación falta de tantas cosas y tantos sentimientos.
Ya era distinto Edward. Era la voz de un hombre maduro.
El volvo de Edward corria a toda velocidad, y él parecía furioso, pero su voz era ronca y pacifica.
-No trates de huir de ti misma. Huyes de ti, huyes de tu verdad y la verdad de los otros. Es como si cualquier ser humano, al levantarse , al vestirse, formara una careta parte de su vestimenta y se la pusiera a sangre fría.
-No ahondemos Edward.
El auto atravesaba la ciudad.
-Dejame aquí.
-¿Aquí?
-Sí. Donde quieras. Necesito caminar, Edward.
-Piensas que así te vas a encontrar a ti misma.
-Es lo que quiero.
-Eso es…otra cobardia tuya.
Lo sabia…se estaba empezando a dar cuenta de ello.
Pero Edward detuvo el auto y ella saltó al suelo y no tuvo valor para dar la vuelta y mirar a Edward.
El auto pasó, al rato delante de ella.
Ella caminó despacio.
Sentia que le palpitaban las sienes y los pulsos..todo giraba y giraba, como si ella estuviera en lo alto de un tiovivo.
Acaba de darse cuenta que amaba a Edward ; que lo amaba y deseaba con todo su ser.


Continuará…

1 comentario:

  1. holaaa buenisimooo el capiii...ahhh esta bellaa me vuelvee locaaaaa es que no quiere ser felizzz con mike no lo ess tendria que dejarlo y darse una oportunidad con edward por finn se dio cuenta que lo amaaaaa que puede perder con intentarloo nadaaaa al contrario puede ganar muchoo...me gustoo muchisimooo eel besooooo y edward tiene razonn ella es cobardeee...besossss y nos leemos en el siguienteee...

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