viernes, 1 de abril de 2011

La Hermana Isabella

LA HERMANA ISABELLA
CAPITULO 15





-Es Kathie Mills.
Una sonora carcajada salió de los labios de ella, al tiempo que mi tia me decía su nombre. Edward también reia y bebía champange con ella sin deparar si quiera en mi….
-¿Debo de estar alerta tia Esme?.- pregunté con algo de voz; pues dudaba que saliese, por el terrible nudo que tenia adherido a la garganta.
-Debes y tienes que estarlo. Esa mujer según tu padre; estuvo rondando en el matrimonio de tu hermana con Edward durante todo el tiempo. Incluso según tu padre; Tanya llegó a pensar que Edward habia llegado a tener alguna clase de aventura con esa mujer.
-¿Qué hace esa mujer aquí?.- pregunté algo alterada.
-La ha invitado tu marido; cariño. Ve y que él te de las explicaciones pertinentes.- papá era quien me hablaba ahora, que habia llegado a nuestro lado sin apartar la mirada de aquellos dos modelos de postal.
No lo pensé dos veces. Yo era Isabella Swan. Era incoherente, deslenguada y algo mojigata…pero lo que no iba a permitir, es que ninguna persona me dejara por imbécil….
Camine hacia ellos y Edward no tardó en cerciorarse que yo me acercaba.
-Bella…ven- Te presento a Kathie.
La mirada de altivez y la sonrisa fingida; no me pasaron por alto.
La mujer, elevó más si cabía, su espalda, para mostrar sus encantos; que precisamente no pasaban desapercibidos para nadie.
Alzó la mano y yo también lo hice, para saludarla.
-Oh…vaya…ósea que tú eres la hermana bastarda de Tanya.
Miré a Edward; algo sobresaltada. Aquel primer golpe no me lo esperaba.
¿Quién se supone que era aquella mujerzuela para llamarme a mi; de aquella manera?
Mi marido siseó algo entre dientes y la arrastró donde mi vista no llegó.
Bajé la mirada; y algo perdida, busqué entre los rostros de los invitados, el de mi padre o el de mi tia Esme.
Antes de darme cuenta; tenia el cabello de Esme acariciándome los pómulos y los labios.
Me abracé fuerte a ella. Mi pecho estaba vacío y un dolor enorme habia dentro; preso en él.
-Esme…
La voz de Edward.
Edward.
Giré mi rostro.
Mi tia me miró y se fue; dándome un beso fugaz en la mejilla; mirándome a los ojos y tranquilizándome con aquella bonita mirada que transmitía tranquilidad.
-Bella. No sé como me he permitido invitar a Kathie…
Alargué mi cuello y lo miré con sorna.
-¿Kathie?.- crucé los brazos.- Confianza os sobra; por lo que he podido ver. ¿Es verdad eso que fue tu amante estado casado con mi hermana?
Sus brazos, fuertes, abarcaron mis muñecas y pegó mis manos a sus labios; cálidos.
-Eso no es cierto. Yo siempre estuve muy enamorado de tu hermana. Nunca ví a otra ; que no fuese ella.- susurró; rozando con cada palabra mis manos.- Haré todo lo posible para que no la veas mas. No voy a permitir a nadie que trate con menosprecio a mi mujer. Bella…
Sin palabras.
Literalmente.
Solo tenia ojos; para aquellos labios, suaves que acariciaban la punta de mis dedos cada vez que hablaban.
La humedad de su lengua me llegó; al chupar uno de mis dedos sin disimulo; alguno.
Jadeé, y ví oscuridad y deseo en sus maravillosos e hipnoticos, ojos verdes.
-Edward….- susurré, derretida.
Me arrastró hacia él y junto sus caderas con las mias; aquello desde luego, debería de estar prohibido.
Alguno de los presentes; nos miraba con las cejas alzadas o se llevaban las manos a los labios para esconder una sonrisa.
Recorrí todo su rostro con la mirada. Estabamos tan juntos, tan pegados..
Sus cejas perfectas, su fuerte mandibula, su nariz , aquella boca…aquella boca que se acercaba a la mia y que me mortificaba; con pensamientos y sentimientos fuera de toda cordura.
Atrapó entre sus dientes mi labio superior y lamió con destreza éste. Emití un sonido parecido a un jadeo y su mirada se volvió aún mas oscura. Apretó la mandíbula y se apoderó de mi boca con absoluta dedicación. Sin tregua.
Su lengua iba y venia en una batalla campal con la mia; que tampoco se quedaba quieta, y sus manos…sus manos acariciaban los costados de mi cintura, haciéndome estremecer.
Los carraspeos de los invitados, lo invitaron a terminar.
-Es hora de abandonar a nuestros invitados; querida.- Habia tantas promesas; en aquellas palabras, que un estremecimiento me recorrió todo el cuerpo.
-Si.- alcancé a decir.
Nos mirábamos intensamente a los ojos….
Me besó la frente y con su fuerte brazo, hizo mas presión en mi; para acercarme a él.
Caminamos hacia la familia, que estaba reunida en una de las mesas y nos despedimos con gratitud por todo lo ofrecido.
Edward fue agradecido con papá y tia Esme.
Y las chicas iban a estar a su cuidado mientras nosotros huíamos de la realidad; aquí en Ewenow. Nuestra luna de miel.
Los dos solos; en aquella casa; sin nadie. Ni siquiera criados. ¿Por qué Edward, habia querido que fuese asi?
Quise preguntarle, cuando subíamos las escalinatas y él se dirigió a Pete; para concretar sobre su marcha y la vuelta del servicio.
Me quedé callada, oyendo todas las órdenes mentadas por Edward. Al finalizar, el hombre se marchó y cerró la puerta con un fuerte golpe.
Bajé mi rostro.
Contemplando aquel suelo en dos tonos de mármol: blanco y negro.
De repente el miedo hizo presa en mi. …
Su presencia tan cerca de mi; me hizo temblar.
-Bella….- susurró.
Alcé la mirada y busqué algo tranquilizador en lo que apoyarme.
-Yo no sé nada de esto…yo…- susurré ; presa del miedo.
Atrapó mis manos con las suyas, llevándolas a sus labios.
-No debes tener miedo. Esto es todo lo maravilloso que quieras que sea. Todo depende de nosotros…
-Pero yo…¿nosotros?.- busqué en sus ojos la respuesta; y la encontré. La mirada oscura de Edward; llena de deseo, de pasión me hizo titubear y dar un paso hacia atrás.
-Bella…..- sus manos dejaron escapar las mias y una expresión de dolor cruzó su rostro.
-No….creo que no estoy preparada para tener esa clase de intimidad contigo….- tragué, fuertemente.- Me intimidas…
El se rió por lo bajó y me arrastró hacia él; dando un fuerte beso en mi cabeza.
-No me tienes confianza desde luego….mi querida Bella, he pasado de ser el hombre que discutía sobre tu manera de vestir y veias como a un monstruo, a tu marido…- cogió mi barbilla entre sus dedos y suspiró.- ¿Sabes lo desdichado que he sido sin ti?
Negué con la cabeza. ¿desdichado?
Edward subió sus dedos ágiles por mi mandíbula y suaves caricias me embriagaron mientras iba hablando.
-En verdad; cuando te pedí que te casaras conmigo; lo hice por las niñas. Pero algo en mi interior me decía que era algo mucho mas fuerte. Mucho mas duradero. Mas eterno. La palabra misma se atoraba en mi cabeza y no quería pronunciarla en mis labios. Tu marcha me volvió loco y casi me mato, pensando que por mi culpa te habías marchado para no regresar jamás.
Cuando después de aclarar mis sentimientos hacia ti, fui a buscarte para pedirte que te casaras conmigo; y ésta vez, aclararte los motivos. Las monjas me dijeron que habías abandonado la Abadía.
Sentí morir. Juro por Dios que fue así, querida.- La humedad de mis labios corroboró que yo estaba llorando.-Me volví loco y emprendí una vida mucho mas austera para mi mismo y los de mi alrededor…Al tiempo de enterarme de la hermana recién descubierta de Tanya; y de su posesión , aquí, en estas tierras, me hizo plantearme no perder lo único que me unia a mis hijas; aparte del amor que les proceso y que no he sido capaz de demostrarles…Ewenow. Porque la tierra es lo único que perdura, Isabella. Cuando nosotros no estemos, seguirá levantada aquí y será para nuestros hijos..los hijos de nuestros hijos…- Sonrió., tiernamente y me besó en la mejilla. Siseó algo entre dientes que no alcancé a enterder y puso los ojos en blanco.- Soy malísimo para demostrar mis sentimientos Bella. Ruego me perdones si no soy todo lo locuaz que debería.
Tragué fuertemente, intentando calmar mi llanto silencioso.
-Prueba a hacerlo. Yo te escucho.- le dije con la voz algo entre cortada.
-Primero quiero saber lo que tú sientes por mi…¿me amas?.- preguntó con una sonrisa triunfante.
-Yo…no estoy segura…..- dije, algo trémula.- Sé que cuando te tengo cerca, miles de descargas hacen que mi cuerpo vibre y tiemble entre tus brazos.- volví a tragar; victima de la vergüenza.- Me gustan tus besos y sueño contigo….
Él rió y relamió sus labios, sensuales.
-¿Sueños? Cuéntame de esos sueños; pequeña Isabella.- su voz, habia adquirido un tono ronco, sensual…
-No.
Me deshice de su agarre y le dí la espalda, muerta de vergüeza, Toqué mis mejillas con ambas manos y bufé.
Sus manos se aferraron a mis hombros e hizo que volviese mi cuerpo para enfrentarlo.
-Ven. Subamos. Tengo una sorpresa para ti.
Me revolví de su agarre; algo enfadada conmigo misma, por mi manera infantil de actuar.
Pero estaba tan aterrorizada y a la vez tan deseosa que no sabia como expresar todo aquello.
-¿Qué sorpresa?.- pregunté mirando sus labios..no podia evitarlo; me tenia completamente a su merced.
-Pequeña.- me dijo, alzándome entre sus brazos.- Si te lo dijera; ya no seria una sorpresa. Espero que te guste….La he traido expresamente para ti de Francia.
-¿De Francia?...- pregunté; hipnotizada por sus ojos que volaban hacia mis labios ; deseoso de probarlos de nuevo.
Giró brusco su rostro, y caminó mas de prisa hacia arriba.
Al llegar a un largo pasillo; elevó una de sus piernas y sacudió levemente una de las puertas que se imponían delante de nosotros.
Bajó mi cuerpo levemente, acariciando mis muslos, en la caída delicada.
Noté su aliento en mi boca; antes de que mi mente, me dijera que estaba capturando mis labios con desesperación; anhelando…
-Mira…
Al decir esto, giré mi vista hacia aquella habitación.
Aquello no era otra cosa; que un majestuoso lavabo; con una enorme tina de porcelana; con cabida para mas de una persona. Mil colores se arremolinaron en mi rostro.
Imaginaba escenas en mi mente; en aquella tina. Él yo yo. Sólos. Desnudos….
-…
-¿Isabella?.- preguntó con una nota de incertidumbre en su voz.- ¿Te gusta?...¿ me equivocado; no es de tu agrado, dime algo por el amor de Dios?.- su voz estaba cargada de fustración. Me sentí conmovida.
Sonreí, timida.
-Me gusta. Quisiera…
-Si. Esta bien. No hace falta que lo digas. Yo también lo he pensado. Te dejo.
Miró mis ojos antes de marcharse, y me recargué en la pared de aquel fabuloso cubículo.
Caminé hacia la tina y rocé mis dedos con ella.
Blanca, pulida, con cuatro patas de plata donde habia unas ornamentaciones deliciosas.
Comencé a quitarme el vestido con lentitud, habiendo cerrado antes la puerta.
Todo aquello parecía un sueño, y yo me sentía insegura; y nerviosa. Edward habia pensado; como yo, que un buen baño me relajaría y atenuaría mi nerviosismo.
Miré mi cuerpo desnudo en un gran espejo de forja de cuerpo entero, y parpadeé; asombrada.
Mis pechos, subían y bajaban con celeridad y mis mejillas habían adquirido un tenue rubor rosado que hizo que me llevara las manos a las mejillas; sonreí.
¿Aquello era dicha?
No sabia lo que era el amor. Pero desde luego aquello era hermoso; a la vez que aterrorizador.
El agua de la tina; estaba caliente; y al rozar mi pie con ella, noté como su dulce caricia apaciguaba mi locura interior.
Saqué todas las horquillas de mi moño y sumergí la cabeza completamente en el agua. Me sentía en la gloria. Cerré los ojos apoyándome en la bañera; con mi cuerpo completamente sumergido y sonriendo de dicha.
-Preciosa.
Abrí los ojos y salté dejando mis pechos al descubierto.
Edward habia entrado y ni siquiera lo habia oído.
Miré su rostro enfebrecido y sus ojos ardientes; quise taparme con las manos; pero estaba tan petrificada; que no tenia capacidad de reacción.
Imbécil de mi. No deparé hasta un segundo después; que mi esposo; estaba completamente desnudo y su miembro erecto y desafiando la gravedad ,estaba preparado para penetrarme.
-Levanta; amor. Quiero ver todo tu esplendor. Lo necesito.- su voz cargada de erotismo; hizo que mi bajo vientre se contrajera y comencé a notar como bullía un remolino de emociones en un punto interior.
Completamente hipnotizada por su voz y su cuerpo; levanté el mio y él me miró con adoracion.
Caminó hasta posicionarse en mi espalda y noté como el agua se movía; podia notar su aliento en mi cuello, la respiración de él como la mia; era algo errática; pero lo fue mucho mas ,cuando noté su firme mano rozando mi pecho; comenzando por la espalda y acabando en la cresta ardiente; infladamada por el deseo de mas.
-Sientate como estaba antes Bella. Quiero lavarte yo mismo.
Hice caso y su cuerpo se amoldó al mio,al sentarme de nuevo en la tina.
Los dos; desnudos,Edward detrás mio, apoyando su mentón en mi hombro,y yo temblando de deseo y de anticipación a lo que vendría después..

Continuará…

1 comentario:

  1. hola ahh que maravillosooooo extrañabaa esta historiaaa esa kathie es una bruja odiosaaaaa jajaj!! me gusta como emepzoo su matrimoniooo por lo menos se estan llevando bien y edwardd reconocio que tiene sentimientoss yy bella tambienn veremos como les va a loss dos solitosss pero yo creo que les va a ir muy biennn...ya estan disfrutando de la tinaaa jaja!!! besotes!

    ResponderEliminar