LA HERMANA ISABELLA
CAPITULO 15
-Es Kathie Mills.
Una sonora carcajada salió de los labios de ella, al tiempo que mi tia me decía su nombre. Edward también reia y bebía champange con ella sin deparar si quiera en mi….
-¿Debo de estar alerta tia Esme?.- pregunté con algo de voz; pues dudaba que saliese, por el terrible nudo que tenia adherido a la garganta.
-Debes y tienes que estarlo. Esa mujer según tu padre; estuvo rondando en el matrimonio de tu hermana con Edward durante todo el tiempo. Incluso según tu padre; Tanya llegó a pensar que Edward habia llegado a tener alguna clase de aventura con esa mujer.
-¿Qué hace esa mujer aquí?.- pregunté algo alterada.
-La ha invitado tu marido; cariño. Ve y que él te de las explicaciones pertinentes.- papá era quien me hablaba ahora, que habia llegado a nuestro lado sin apartar la mirada de aquellos dos modelos de postal.
No lo pensé dos veces. Yo era Isabella Swan. Era incoherente, deslenguada y algo mojigata…pero lo que no iba a permitir, es que ninguna persona me dejara por imbécil….
Camine hacia ellos y Edward no tardó en cerciorarse que yo me acercaba.
-Bella…ven- Te presento a Kathie.
La mirada de altivez y la sonrisa fingida; no me pasaron por alto.
La mujer, elevó más si cabía, su espalda, para mostrar sus encantos; que precisamente no pasaban desapercibidos para nadie.
Alzó la mano y yo también lo hice, para saludarla.
-Oh…vaya…ósea que tú eres la hermana bastarda de Tanya.
Miré a Edward; algo sobresaltada. Aquel primer golpe no me lo esperaba.
¿Quién se supone que era aquella mujerzuela para llamarme a mi; de aquella manera?
Mi marido siseó algo entre dientes y la arrastró donde mi vista no llegó.
Bajé la mirada; y algo perdida, busqué entre los rostros de los invitados, el de mi padre o el de mi tia Esme.
Antes de darme cuenta; tenia el cabello de Esme acariciándome los pómulos y los labios.
Me abracé fuerte a ella. Mi pecho estaba vacío y un dolor enorme habia dentro; preso en él.
-Esme…
La voz de Edward.
Edward.
Giré mi rostro.
Mi tia me miró y se fue; dándome un beso fugaz en la mejilla; mirándome a los ojos y tranquilizándome con aquella bonita mirada que transmitía tranquilidad.
-Bella. No sé como me he permitido invitar a Kathie…
Alargué mi cuello y lo miré con sorna.
-¿Kathie?.- crucé los brazos.- Confianza os sobra; por lo que he podido ver. ¿Es verdad eso que fue tu amante estado casado con mi hermana?
Sus brazos, fuertes, abarcaron mis muñecas y pegó mis manos a sus labios; cálidos.
-Eso no es cierto. Yo siempre estuve muy enamorado de tu hermana. Nunca ví a otra ; que no fuese ella.- susurró; rozando con cada palabra mis manos.- Haré todo lo posible para que no la veas mas. No voy a permitir a nadie que trate con menosprecio a mi mujer. Bella…
Sin palabras.
Literalmente.
Solo tenia ojos; para aquellos labios, suaves que acariciaban la punta de mis dedos cada vez que hablaban.
La humedad de su lengua me llegó; al chupar uno de mis dedos sin disimulo; alguno.
Jadeé, y ví oscuridad y deseo en sus maravillosos e hipnoticos, ojos verdes.
-Edward….- susurré, derretida.
Me arrastró hacia él y junto sus caderas con las mias; aquello desde luego, debería de estar prohibido.
Alguno de los presentes; nos miraba con las cejas alzadas o se llevaban las manos a los labios para esconder una sonrisa.
Recorrí todo su rostro con la mirada. Estabamos tan juntos, tan pegados..
Sus cejas perfectas, su fuerte mandibula, su nariz , aquella boca…aquella boca que se acercaba a la mia y que me mortificaba; con pensamientos y sentimientos fuera de toda cordura.
Atrapó entre sus dientes mi labio superior y lamió con destreza éste. Emití un sonido parecido a un jadeo y su mirada se volvió aún mas oscura. Apretó la mandíbula y se apoderó de mi boca con absoluta dedicación. Sin tregua.
Su lengua iba y venia en una batalla campal con la mia; que tampoco se quedaba quieta, y sus manos…sus manos acariciaban los costados de mi cintura, haciéndome estremecer.
Los carraspeos de los invitados, lo invitaron a terminar.
-Es hora de abandonar a nuestros invitados; querida.- Habia tantas promesas; en aquellas palabras, que un estremecimiento me recorrió todo el cuerpo.
-Si.- alcancé a decir.
Nos mirábamos intensamente a los ojos….
Me besó la frente y con su fuerte brazo, hizo mas presión en mi; para acercarme a él.
Caminamos hacia la familia, que estaba reunida en una de las mesas y nos despedimos con gratitud por todo lo ofrecido.
Edward fue agradecido con papá y tia Esme.
Y las chicas iban a estar a su cuidado mientras nosotros huíamos de la realidad; aquí en Ewenow. Nuestra luna de miel.
Los dos solos; en aquella casa; sin nadie. Ni siquiera criados. ¿Por qué Edward, habia querido que fuese asi?
Quise preguntarle, cuando subíamos las escalinatas y él se dirigió a Pete; para concretar sobre su marcha y la vuelta del servicio.
Me quedé callada, oyendo todas las órdenes mentadas por Edward. Al finalizar, el hombre se marchó y cerró la puerta con un fuerte golpe.
Bajé mi rostro.
Contemplando aquel suelo en dos tonos de mármol: blanco y negro.
De repente el miedo hizo presa en mi. …
Su presencia tan cerca de mi; me hizo temblar.
-Bella….- susurró.
Alcé la mirada y busqué algo tranquilizador en lo que apoyarme.
-Yo no sé nada de esto…yo…- susurré ; presa del miedo.
Atrapó mis manos con las suyas, llevándolas a sus labios.
-No debes tener miedo. Esto es todo lo maravilloso que quieras que sea. Todo depende de nosotros…
-Pero yo…¿nosotros?.- busqué en sus ojos la respuesta; y la encontré. La mirada oscura de Edward; llena de deseo, de pasión me hizo titubear y dar un paso hacia atrás.
-Bella…..- sus manos dejaron escapar las mias y una expresión de dolor cruzó su rostro.
-No….creo que no estoy preparada para tener esa clase de intimidad contigo….- tragué, fuertemente.- Me intimidas…
El se rió por lo bajó y me arrastró hacia él; dando un fuerte beso en mi cabeza.
-No me tienes confianza desde luego….mi querida Bella, he pasado de ser el hombre que discutía sobre tu manera de vestir y veias como a un monstruo, a tu marido…- cogió mi barbilla entre sus dedos y suspiró.- ¿Sabes lo desdichado que he sido sin ti?
Negué con la cabeza. ¿desdichado?
Edward subió sus dedos ágiles por mi mandíbula y suaves caricias me embriagaron mientras iba hablando.
-En verdad; cuando te pedí que te casaras conmigo; lo hice por las niñas. Pero algo en mi interior me decía que era algo mucho mas fuerte. Mucho mas duradero. Mas eterno. La palabra misma se atoraba en mi cabeza y no quería pronunciarla en mis labios. Tu marcha me volvió loco y casi me mato, pensando que por mi culpa te habías marchado para no regresar jamás.
Cuando después de aclarar mis sentimientos hacia ti, fui a buscarte para pedirte que te casaras conmigo; y ésta vez, aclararte los motivos. Las monjas me dijeron que habías abandonado la Abadía.
Sentí morir. Juro por Dios que fue así, querida.- La humedad de mis labios corroboró que yo estaba llorando.-Me volví loco y emprendí una vida mucho mas austera para mi mismo y los de mi alrededor…Al tiempo de enterarme de la hermana recién descubierta de Tanya; y de su posesión , aquí, en estas tierras, me hizo plantearme no perder lo único que me unia a mis hijas; aparte del amor que les proceso y que no he sido capaz de demostrarles…Ewenow. Porque la tierra es lo único que perdura, Isabella. Cuando nosotros no estemos, seguirá levantada aquí y será para nuestros hijos..los hijos de nuestros hijos…- Sonrió., tiernamente y me besó en la mejilla. Siseó algo entre dientes que no alcancé a enterder y puso los ojos en blanco.- Soy malísimo para demostrar mis sentimientos Bella. Ruego me perdones si no soy todo lo locuaz que debería.
Tragué fuertemente, intentando calmar mi llanto silencioso.
-Prueba a hacerlo. Yo te escucho.- le dije con la voz algo entre cortada.
-Primero quiero saber lo que tú sientes por mi…¿me amas?.- preguntó con una sonrisa triunfante.
-Yo…no estoy segura…..- dije, algo trémula.- Sé que cuando te tengo cerca, miles de descargas hacen que mi cuerpo vibre y tiemble entre tus brazos.- volví a tragar; victima de la vergüenza.- Me gustan tus besos y sueño contigo….
Él rió y relamió sus labios, sensuales.
-¿Sueños? Cuéntame de esos sueños; pequeña Isabella.- su voz, habia adquirido un tono ronco, sensual…
-No.
Me deshice de su agarre y le dí la espalda, muerta de vergüeza, Toqué mis mejillas con ambas manos y bufé.
Sus manos se aferraron a mis hombros e hizo que volviese mi cuerpo para enfrentarlo.
-Ven. Subamos. Tengo una sorpresa para ti.
Me revolví de su agarre; algo enfadada conmigo misma, por mi manera infantil de actuar.
Pero estaba tan aterrorizada y a la vez tan deseosa que no sabia como expresar todo aquello.
-¿Qué sorpresa?.- pregunté mirando sus labios..no podia evitarlo; me tenia completamente a su merced.
-Pequeña.- me dijo, alzándome entre sus brazos.- Si te lo dijera; ya no seria una sorpresa. Espero que te guste….La he traido expresamente para ti de Francia.
-¿De Francia?...- pregunté; hipnotizada por sus ojos que volaban hacia mis labios ; deseoso de probarlos de nuevo.
Giró brusco su rostro, y caminó mas de prisa hacia arriba.
Al llegar a un largo pasillo; elevó una de sus piernas y sacudió levemente una de las puertas que se imponían delante de nosotros.
Bajó mi cuerpo levemente, acariciando mis muslos, en la caída delicada.
Noté su aliento en mi boca; antes de que mi mente, me dijera que estaba capturando mis labios con desesperación; anhelando…
-Mira…
Al decir esto, giré mi vista hacia aquella habitación.
Aquello no era otra cosa; que un majestuoso lavabo; con una enorme tina de porcelana; con cabida para mas de una persona. Mil colores se arremolinaron en mi rostro.
Imaginaba escenas en mi mente; en aquella tina. Él yo yo. Sólos. Desnudos….
-…
-¿Isabella?.- preguntó con una nota de incertidumbre en su voz.- ¿Te gusta?...¿ me equivocado; no es de tu agrado, dime algo por el amor de Dios?.- su voz estaba cargada de fustración. Me sentí conmovida.
Sonreí, timida.
-Me gusta. Quisiera…
-Si. Esta bien. No hace falta que lo digas. Yo también lo he pensado. Te dejo.
Miró mis ojos antes de marcharse, y me recargué en la pared de aquel fabuloso cubículo.
Caminé hacia la tina y rocé mis dedos con ella.
Blanca, pulida, con cuatro patas de plata donde habia unas ornamentaciones deliciosas.
Comencé a quitarme el vestido con lentitud, habiendo cerrado antes la puerta.
Todo aquello parecía un sueño, y yo me sentía insegura; y nerviosa. Edward habia pensado; como yo, que un buen baño me relajaría y atenuaría mi nerviosismo.
Miré mi cuerpo desnudo en un gran espejo de forja de cuerpo entero, y parpadeé; asombrada.
Mis pechos, subían y bajaban con celeridad y mis mejillas habían adquirido un tenue rubor rosado que hizo que me llevara las manos a las mejillas; sonreí.
¿Aquello era dicha?
No sabia lo que era el amor. Pero desde luego aquello era hermoso; a la vez que aterrorizador.
El agua de la tina; estaba caliente; y al rozar mi pie con ella, noté como su dulce caricia apaciguaba mi locura interior.
Saqué todas las horquillas de mi moño y sumergí la cabeza completamente en el agua. Me sentía en la gloria. Cerré los ojos apoyándome en la bañera; con mi cuerpo completamente sumergido y sonriendo de dicha.
-Preciosa.
Abrí los ojos y salté dejando mis pechos al descubierto.
Edward habia entrado y ni siquiera lo habia oído.
Miré su rostro enfebrecido y sus ojos ardientes; quise taparme con las manos; pero estaba tan petrificada; que no tenia capacidad de reacción.
Imbécil de mi. No deparé hasta un segundo después; que mi esposo; estaba completamente desnudo y su miembro erecto y desafiando la gravedad ,estaba preparado para penetrarme.
-Levanta; amor. Quiero ver todo tu esplendor. Lo necesito.- su voz cargada de erotismo; hizo que mi bajo vientre se contrajera y comencé a notar como bullía un remolino de emociones en un punto interior.
Completamente hipnotizada por su voz y su cuerpo; levanté el mio y él me miró con adoracion.
Caminó hasta posicionarse en mi espalda y noté como el agua se movía; podia notar su aliento en mi cuello, la respiración de él como la mia; era algo errática; pero lo fue mucho mas ,cuando noté su firme mano rozando mi pecho; comenzando por la espalda y acabando en la cresta ardiente; infladamada por el deseo de mas.
-Sientate como estaba antes Bella. Quiero lavarte yo mismo.
Hice caso y su cuerpo se amoldó al mio,al sentarme de nuevo en la tina.
Los dos; desnudos,Edward detrás mio, apoyando su mentón en mi hombro,y yo temblando de deseo y de anticipación a lo que vendría después..
Continuará…
hola ahh que maravillosooooo extrañabaa esta historiaaa esa kathie es una bruja odiosaaaaa jajaj!! me gusta como emepzoo su matrimoniooo por lo menos se estan llevando bien y edwardd reconocio que tiene sentimientoss yy bella tambienn veremos como les va a loss dos solitosss pero yo creo que les va a ir muy biennn...ya estan disfrutando de la tinaaa jaja!!! besotes!
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