CAPITULO 1
Edward Cullen se hallaba sentando en el cuartucho oscuro del salón de Lady Marian.
Era un gran jugador de cartas, y esa noche , por enésima vez, iba a ganarle la mano a aquel desdichado individuo que se hallaba frente a él.
Charles Swan, sudaba y se relamía los labios; síntomas claros de que aquello no andaba como él esperaba.
Habia perdido ya mucho dinero.
Pero había querido jugarse la última ronda, a todo o nada;
-Le traigo las escrituras de mi casa.- dijo ofuscado, cuando Edward Cullen se levantaba para abandonar la mesa…no tengo nada más..de valor.
Edward Cullen lo miró con sarcasmo y sonrió: ya lo tenia en sus manos.
Volvia a sentarse, cerró fuertemente los ojos, en una expresión muy digna de él y comezó a barajar las cartas mientras hablaba a su receptor.
-No me interesan propiedades de ese tipo, Swan. Dinero o algo que usted ame como a su vida propia…
-Pero…ya no me queda nada; solo mi casa, señor Cullen, por favor…ya no me queda nada. Tan solo eso..- parecía un gusano. ¿no le daba vegüenza lo que estaba haciendo? Iba a dejar en la calle a su mujer e hija, por una partida de cartas. Una buena mano y recogía todo lo que había encima de la mesa; una mala y se quedaría en la ruina.
-Hagamos un trato.- dijo el hombre. Sacando un cigarro de su pitillera y encendiéndolo con serenidad.- Si pierde, le pido lo que yo quiera. Si gana, recojera todo lo que hay encima del tapete de juego, más mi Delorian que está ahí fuera aparcado.
Charles Swan, tragó en seco . Se llevó la mano a la frente y se sujetó la sien con unos dedos. Le iba a estallar la cabeza.
Miró de nuevo al jugador que tenia a su frente: Era prácticamente un crio. Edward Cullen, 21 años, podrido de dólares hasta el tuétano. Jugador empedernido… aparte de un millar de cosas mas innombrables..
-Mi mujer…no toques a mi mujer…- logró decir él, cuando, recordó la fama de playboy que había adquirido,en los distintos planos de la sociedad de Forks.
La carcajada de él, lo hizo parpadear un par de veces.
-No, no es tu mujer…Es tu hija.- dijo, mirándolo fijamente a los ojos.
El hombre se sacudió y levantó su trasero de la silla. Horrorizado, dejó las cartas que llevaba aún entre los dedos, en la mesa con firme decisión .
-Estás enfermo muchacho. Mi hija no tiene más de 10 años. Estas perturbado.
Edward Cullen sonreía mirando la baraja pasar por sus dedos con sutil armonía de movimientos.
-Yo no he dicho ahora, Swan. Todo a su tiempo. Dejemos pasar los años, que Isabella crezca y se convierta en una bella mujer. ¿no te parece?.
Charles Swan quiso, agarrar a aquel hombre de las solapas de su elegante chaqueta de Armani, estamparlo contra la pared y propinarle una buena tunda de puñetazos a aquella angelical cara. Pero se contuvo. No quería problemas con él; sabia lo muy peligroso que era y con la clase de familia estaba emparentado.:Vulturi.
-Ni lo sueñes, me marcho.- cogió su chaqueta del respaldo de su silla y se dispuso a ponérsela.
-Doblo la apuesta.- dijo el muchacho, como si hubiera pedido café.- Pero quiero a su hija, cuando cumpla 18. La colmaré de riqueza y no le faltará de nada. A ti y a tu esposa, tampoco; por supuesto. ¿Qué me dices a eso Charlie?.-No había levantado la vista un segundo de las cartas, pero una sonrisa maliciosa se dibujó en sus labios. “ Ya ha picado el anzuelo”,se dijo.
Charles Swan, se volvió a sentar rápidamente en la silla de madera de aquel condenado antro y suspiró fuertemente , dejando parte del alma, en aquella mesa de juego.
-Esta bien; acepto.- buscó la mirada de Cullen.- ¿Me promete que tratará bien a mi hija? ¿No le faltará de nada?¿ La amará?.- se atragantó con sus propias palabras.
Edward Cullen , deslizó una de las cartas por su mano y se la enseñó a Charles Swan. Era el As de Corazones. Sonrió con aquella sonrisa que volvia loca a las mujeres y volvió a sacar la pitillera, para acariciar sus labios con el dulce aroma del tabaco.
-No hemos dado la mano todavía, Charlie, ¿tan seguro estás que voy a ganar?. .- aspiró fuertemente su habano.-No te preocupes, no le faltará de nada y por supuesto, no soy un maltratador; la trataré bien.
-Bien.- sentenció el padre de Isabella Swan.
La sonrisa malvada de Edward Cullen se hizo mas ancha y le dio la baraja al crupier.
-Hagan juego señores.- dijo el hombre, con un acento levemente francés.
Esme Cullen,doblaba las invitaciónes al próximo enlace de su hijo:Edward, con premura.Miraba a su marido, mientras este colocaba los ultimas rosas en el jarron preferido de ella.
Habian hablado mucho, sobre aquel futuro acontecimiento.
Y nunca habían llegado a nada. No se podían poner de acuerdo, en la absurda decisión de su hijo, hacia ya, ocho años atrás.
-Si me hubieras dejado; hubiese quemado, todos esos papelotes de la pantomima de Edward.- inquiró Carlisle con ira contenida.
Esme suspiró y fué hacia su marido, llena de amor- Envolvió su cuello con los brazos y le dio un leve beso en los labios.
-Debemos respetar su decisión. Cariño.
Carlisle, soltó los brazos de su mujer del cuello y vagó por la estancia nervioso.
-Tú sabes tan bien como yo, que clase de hombre es Edward. Hoy esta con una y mañana con otra...¿como puede enredarse con una chica que no ha visto en su vida?
-Sí la ha visto.- recordó Esme.
-No digas tonterías. Las ultimas fotos que tiene de Isabella es cuando cumplió 11 años. ¡Esto es una locura! ¡Y tú eres participe! ¿Has pensado en esa chica? …¡Dios!
Calisle era un hombre justo. Y no podía permitir aquel tipo de circunstancias. Y aquella lo estaba volviendo literalmente loco.
Su hijo Edward había sacado los genes de todos los hermanos de su mujer. No todos… pero si algunos: Amedrentador, playboy, y muchas cosas más que no quería ni pensar…porque al fin y al cabo era su hijo.
La puerta de la calle se abrió y apareció el subsodicho.
La camisa, le sobresalía del pantalón, el pelo mas desordenado de normal y una melopea de las que hacian historia.
Esme corrió hacia su hijo, protectora y gentil.
-Edward, cariño…mira que pinta traes…
-Desde luego; la culpa es tuya Esme, lo mismaste demasiado.- setenció Carlisle.
-Papá… vengo de celebrar mi despedida de soltero.- dijo con un ademan, con las manos.- Ha sido memorable.- y rompió a reir; el descarado.
Sus padres se miraron cómplices y lo imitaron.
-Hijo; tienes que descansar.Esta noche veremos a Isabella.
Continuará…
holaaaaa mee gustooo muchisimoooo estee capii asiii que edwarddd hizooo un tratoo con charlieeee guauuuu ....esta super interesante estaa historiaa...estoy ansiosaa por ver cuando se veannnn...esperoo que por lo menossss edward cambie algoo que no le sea infiel a bellaa es decirr el quisoo casarcee con ellaaaa...nos leemos en el que sigueeee...besossss!!!!
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