martes, 21 de diciembre de 2010

Casanova

CAPITULO 2



Edward Cullen, miró con atención aquellos ojos color caramelo. Hizo una mueca con sus labios y acarició la mejilla de su madre, en un acto cariñoso.
-Lo sé, mamá. Voy a descansar. Necesito estar estar en plenas facultades, para ver a mi futura esposa.- esto último, lo dijo , con una convicción que dejó impresionado a Carlilse, quien miraba la escena atónito.
-Edward…podemos tirar todo hacia atrás.- Carlisle caminaba hacia su hijo. Puso una de sus manos en el hombro de éste y lo apretó levemente.- No sabes nada de ella. Ni si quiera sabes el aspecto que tiene.
Edward cerró fuertemente los ojos y rememoró la imagen de aquella niña en su memoria.
Era una niña preciosa. Suave y delicada, como una flor.
Suspiró.
Sus padres no tenían ni idea,de la manera en que se había hecho con el futuro de Isabella Swan.
Charles Swan fue el constructor el constructor de la casa que tenían en la playa.
Edward había decido que debia de planificar algo perfecto, para que una vez él le emitiera a sus padres la noticia, no lo vieran excesivamente raro.
Aunque lo era. Era algo inconcebible.
Despues de ganar a Isabella en la partida de cartas. Selló con Charles un documento ante notario. Éste lo hacia dueño de la niña , cuando cumpliera la mayoría de edad.
Edward, no recogió el dinero que había tirado en la mesa del salón de juego de Lady Marian.
Miró al hombre abatido y masculló algo entre dientes antes de marcharse.
-Tendras noticias mias.- le dijo antes de cruzar el umbral de la puerta.
Y así fue.
Los esbirros de su tio Aro; el hermano de su madre, habían hecho sus pesquisas, acerca del hombre.
Estaba prácticamente en la ruina y decidió que debia darle un empujocito al bienestar de su dulce prometida.
Convenció a su madre para que se construyera al lado de La push, una casa en primera línea de playa. Charles Swan fue el encargado en hacer los planos y soliviantar los pagos con aquel trabajo; de su endeudada constructora.
Charles Swan, había dejado el juego, según las informaciones que le daban a Edward: Alec y Félix; dos de los hombres de su tio Aro.
Otra cosa diferente era Isabella.
La última visión de ella, era aquella foto de carnet de indentidad que habían robado de su ficha escolar, cuando cumplió 11 años.
Luego nada. El anonimato total.
Habia mandado a los dos hombres a Francia infinidad de ocasiones; tras las rejas de aquel carcelario colegio de señoritas.
Se había hecho los nudillos polvo; dejando correr su imaginación.
Bella ya había cumplido la mayoría de edad; y seguro que ya había hecho sus pinitos amorosos.
Eso lo sumía en un descontrol total de sus emociones.
Para intentar calmarse; corria en brazos de alguna de sus amantes o, la mayoría de las veces;. sacaba la fotito,plastificada que tenia guardada en la cartera y la miraba con devoción.
Recordaba cuando la vió por primera vez.
Una de sus múltiples amantes le había rogado que dieran una vuelta por el parque; antes de subir a uno de los apartamentos que tenían esparcido por todo el pueblo.
El parque de Forks, era una bella explanada verde, mullida y acogedora.
Se habían adentrado lo suficiente dentro de él, que sin darse apenas cuenta, habían llegado al bosque, y allí habían comenzado a dar rienda suelta a sus impulsos sexuales.
Tendidos en el húmedo manto verde, jadeaban nerviosos y excitados, tanto él como su madura acompañante.
-Creo que viene alguien.- dijo ella, rozando sus labios con los de él.
Edward miró hacia los lados y la vió de la mano de una mujer , que la miraba sonriente.
Parecia irreal. Caminaban lentamente y su ondas perfectas le acariciaban la cara tan cremosa como la leche.
Tragó y se sintió un pervertido. Era tan solo una niña…pero había algo en aquella niña que lo descolocaba completamente.
Se quedó prendado de su cándida mirada chocolate y de sus labios llenos.
Puso las manos encima a su amante y la posicionó a su lado. No debían ser vistos
La niña y su acompañante, se marcharon, y si los vieron, no hicieron ninguna señal que les diera motivos para pensarlo.
-Vamos a mi apartamento.-dijo él, alzando su cuerpo y ofreciéndole la mano a ella, para que lo hiciera también.
Su amante le sonrió y se fueron caminando lentamente hacia la zona residencial donde Edward tenia uno de sus apartamentos
Aquella noche soñó con una mujer perfecta…una diosa que veía de espaldas, con un camisón de finos tirantes, de raso azul.
Él estaba estirado en una cama descomunal, y sin poder moverse, ante aquel espectáculo tan erótico; miraba a la mujer como llevaba las manos a los pies, para deslizar una sensual media a lo largo de su perfecta pierna.
Quiso levantase y verle el rostro, pero algo se lo impedía, y no sabia el qué…
Despertó sudoroso y solo.
Su amante se había marchado.
A partir de aquel momento; saber la vida de aquella niña había sido su obsesión.
Fue una suerte, en cierta medida, saber que el padre de Isabella era un jugador empedernido.
Eso fue una gran baza, puesto que a él también lo tentaba el juego..y mucho.
Sabia hasta donde podia llegar la enfermedad de aquel hombre…y se aprovechó de aquella circunstancia.
Volvió a la realidad y miró hacia su padre con total convicción.
-Quiero que sea mi esposa. De verdad, lo quiero papá.
Carlisle, bajó la vista apesadumbrado y suspiró.
No entendía los motivos que podia tener su hijo para casarse con una adolescente que no había visto en su vida.
Su hijo ya era una hombre de 29 años, responsable, hasta el punto que él sabia.
-Ve a descansar, anda. Le dijo su padre.- ¿O quieres asustar a tu joven prometida, con esas ojeras que tienes?.- una sonrisa se dibujó en los labios de Carlisle y vió como su hijo subia las escaleras con lentitud.- Mas vale que descanses, hijo. Si no quieres que tu novia piense que eres un viejo cansado y sin brio.
Edward miró a su padre desde la altura de las escaleras. Una sonrisa maliciosa, cruzó su rostro. ¿cansado y sin brío? Jajajaja, ya le enseñaría a Isabella Swan, el brío, de sus caderas, cuando tuviera ocasión. Deshechó la imagen rápidamente de su cabeza y la sacudió , pesadamente mientra se dirigía a su habitación. Debia reposar su cuerpo y su mente. Queria deslumbrar a Isabella a como diera lugar….















El coche ya estaba aparcado en la casa de los Brandon.
Charles Swan ya había llegado para recoger a su hija, después de unas mini.vacaciones en casa de estos.
Habia llegado con su mujer Reneé, que se encontraba algo nerviosa, por la visita que harian, poco tiempo después de abandonar la casa de la amiga de Bella.
Charles hacia unos meses que no había visto a su hija.
Despues de acabar, sus clases, Ella y Alice Brandon habían abandonado Francia y habían pasadoen compañía la una de la otra. Dado el hecho que acontecería meses después de que Bella volviera a casa.
Se casaria con Edward Cullen.
Charles, pensó en él, como su verdugo y crujía los dientes de puro nerviosismo al pensar el futuro incierto que le esperaba a su hija.
Era bien conocido que Edward Cullen, era un hombre que no se satisfacía con una sola mujer. Saltaba de cama en cama, tanto como de las hijas como de las madres.
Jugador…y emparentado con la familia,Vulturi; uno de los nombres, mas mentados en el noticiario del mediodía.
Eran mafiosos.
Aunque nada tenia que ver con su familia.
Carlisle ejercía sus últimos años de profesión en una clínica privada.
Y Esme, era asesora de estilismo para grandes espacios.
El hijo había salido con la vena de sus tios…aunque había estudiado y había sacado la carrera de abogado.
La madre de Alice, los acomodó en un mullido sofá.
-Las niñas ya bajan. ¿Cómo se encuentran?.- dijo ella, muy atenta.
-Bien, señora. ¿supongo que mi hija no habrá generado ningún tipo de problema?.- preguntó Charles en tono grave.
La madre de Alice negó con la cabeza.
-No….no han dejado cosas adecuadas a su edad. Ayer noche, salieron a bailar. No llegaron muy tarde, y hoy..pues se han levantado un poco tarde. Eso es todo. Este mes en casa, Bella se ha hecho mucho de querer, señores Swan. Ella es especial.
Reneé, rompió a llorar y la mamá de Alice se aproximó a ella, cogiéndole ambas manos entre las suyas.
-Señora…yo con todos mis respetos; no creo que sea razonable lo que quieren hacer con su hija. Ella es joven y por lo poco que sé, odia a ese hombre.
Charles Swan abrió mucho los ojos y emitió un murmullo ronco.
-¿Lo odia?
Ella lo miró tierna, y creyó comprender.
-Ella ve noticias, lee las revistas esas de chicas… sabe como es ese hombre, que un dia está con una y mañana, con otra. No dudo que es un hombre terriblemente atractivo..pero creo que en esto eso no es suficiente. ¿Han pensado en Bella?
-Sí. No le faltará de nada.- Charles, carraspeó y se levantó rápidamente.-Quiero ver a mi hija, hace tiempo que no la veo y estoy deseando. ¿Dónde está mi Isabella, señora Brandon?
-Estoy aquí papá.- dijo una voz detrás suyo.
Charles y Reneé se giraron y emitieron un grito sofocado entre sus labios.
-¿Isabella?.- dijo su padre, acercándose a ella, lentamente.
-Sí papá, soy yo.
-Pero..pero..has cambiado…
-Su hija no quiere estar con ese hombre, señor Swan, y con todos mis respectos, creo que es lo mejor. Hemos trazado un plan. Esta es la imagen que tendrá para su carcelero a partir de ahora. Viendo lo que ve usted, dudo mucho que él tenga ganas de estar casado con ella mucho tiempo. Ni ya decir; querer tocarle un pelo.
Charles Swan miró a la señora Brandon y sonrió levemente.
-¿La idea ha sido tuya, Isabella?.- preguntó mirando a su hija, prácticamente desconocida.
-No, papá. Ha sido de Alice.
El hombre se sentó comodamente en el sofá y emitió una risa ronca, dirigiéndose a la señora Brandon.
-Tiene usted una hija, muy inteligente, si señor, muy, muy inteligente.
Sofocó su risa y charlaron animosamente durante un rato. Reneé miró el reloj y le hizo un gesto a su marido.
-Nos vamos. Les mantendremos informadas. Encantado.- saludó Charles a la señora Brandon y a Alice.
Cuando se metieron los tres dentro del vehículo, el padre, no hacia nada mas que medir a su hija con la mirada. Sonrió complacido.
-Vas a matar del susto a tu prometido, Isabella ¿lo sabes?
-Eso prentendo. Dudo mucho que esta noche siga prometida con el Casanova de Edward Cullen.
Rieron ambos.
Pero había una presencia que no reia. Era Reneé, ella no estaba tan segura de todo aquel plan, urdido por dos adolescentes. Ese hombre era muy astuto, y pronto veria los rasgos bellos de Bella, surgir, encima de aquellos embustes que rodeaban su cara y su cuerpo.

1 comentario:

  1. holaa guauuuu este edward esta super decididooo hacer a isabella su esposaa ya quiero ver la reaccion cuando laaa veaa se me hace que iguall no se va a echar para atrasss...yo tambien piensoo como rennee...y edward esta como obsecionadoo jee conn bellaa...quierooo ver ya el encuentrooooo jeee!!! nos leemos besosss!!!!

    ResponderEliminar