CAPITULO 5
Reneé. Salió corriendo al sentir el llavín en la cerradura de la puerta.
Parecía radiante.
-Ya tienes aquí a Edward.- exclamó.
Bella no llegaba de humor, pero eso, ocurria muchas veces y no se lo demostró jamás a su madre.
No obstante, en aquel momento no pudo evitar su propia exclamación algo seca.
-Dejame sola con él, mamá. El hecho que sea el hijo de tu mejor amiga, no indica para mi que tenga que andar con remilgos. Es mi alumno y nada más.
-Hija, como vienes.
-Perdona, mamá.
A la vez que hablaba se despojaba del abrigo y lo dejaba colgado en el perchero.
-Al menos permitirás que te lo presente.
-¿Y porqué? En casa no hay nadie más que tú, él y yo.
Supongo que él será Edward Cullen.
-Bueno , ya veo que no vienes de muy buen humor.
Le pesó ser tan seca.
Y despacio, dio la vuelta en mitad del vestubulo, fue hacia su madre y la besó.
-Perdona, creo que vengo cansada.
-Si no trabajaras tanto…
-Me gusta. Hasta luego, mama. Le daré una hora de clase y después pasaré a comer. Comeremos a la diez y media.
-De acuerdo hijita.
Se encaminó a la salita.
Y nada más recortar su figura en el umbral, quedó algo tensa.
¿EL mirón?
¿El chico de las flores?
EL que hacia bastante tiempo, la perseguía sin ningún pudor.
El hijo de la mejor amiga de su madre… Eso para colmo de males.
-¿No pasas?.- preguntó Edward muy serio.- Vaya sorpresa.
Y salió al encuentro de la joven.
Bella, cerró tras de si y acortó la distancia que los separaba.
No alargó la mano.
Pero sus ojos cafes miraron fija y quietamente a Edward.
-No me digas que no sabias…que era yo la profesora.
Edward se puso la mano en el pecho.
-Te doy mi palabra de honor que lo ignoraba.
-Así será tu honor.
-Te digo…
-Bien, bien.- cortó.- Olvidemos el asunto. ¿Has venido a dar clases de alemán, no?
-Pues si, las necesito mucho.
-De acuerdo. Sientate. ¿Traes libros?
-Dos.
-Los veré. Vete a sentarte allí.
Y abriendo los libros, iba caminando hacia el sitio que había indicado con un dedo.
La chimenea pequeñita, chisporroteaba. Hacia calor pero no tan excesivo como para molestar. Edward, se acomodó modosamente en un rincón del sofá y vió como ella, Bella, se dejaba caer a su lado sin dejar de ojear el libro.
A Edward le interesaba el alemán ¡que duda cabe! Pero mas, infinitamente más, la bonita profesora.
Por eso entretanto ella ojeaba el libro, la miraba solapadamente.
Era más guapa de cerca.
La verdad, es que no es que fuese guapa, es que era indescriptiblemente atractiva. Tenia la nariz respingona, el mentón suave, el cabello de un extraño color castaño con reflejos caobas, con suaves ondas en medios y puntas. Edward nunca se limitaba a mirar la cara de una muchacha.
La verdad sea dicha y si era sincero consigo mismo, tenia que admitir y reconocer que lo primero que él miraba de una mujer eran el pecho, el trasero, las piernas y y la cara lo último.
Veia en aquel instante que Bella lo tenia todo perfecto. Una cintura estrecha, unas piernas perfectas, un busto rúrgido y menudo, unas caderas redonditas…
-Estan bastante bien.- dijo Bella.
Edward casi dio un salto porque temió haber sido pillado “in fraganti”.
Por eso parpadeó.
-¿Te parecen bien..
-Si ¿Qué deseas saber del alemán?
-Todo.
-Leerlo, escribirlo…
-Todo.
Le miró de frente, con lo cual Edward volvió a parpadear, “ Es un crio consentido”; pensó Bella, desde su tremenda madurez de mujer. “Un muchacho, tal vez demasiado ingenuo, tengamos paciencia, Bella”
-Supongo que no dispondrás de muchos meses. Ya que según dijo mi madre te vas a Alemania a principios del invierno próximo.
-No. Me me iré a finales de verano.
-Entonces tendremos que estudiar duramente. No puedo darte más de una hora. Pero si tú estas dispuesto, la aprovecharemos al máximo.
La respuesta de Edward fue desconcertante.
-¿Te gustaron las flores?
-No vendrás aquí a hablar de flores ni de los motivos que te empujan a meter las narices en mi vida.
-Pensé que serias mas delicada.
-¿Qué dices?
-Veras, yo soy amante del buen lenguaje. Un lenguaje pulido y cuidado. Me hiere tu vulgaridad.
Bella abrió el libro con fuerza.
-Eres.- dijo.- Un majadero. Y no me cuela esode que no sabias quien era yo y hasta estoy por asegurar que te pusiste adrede para que te pusiera perdido con la camioneta.
-¿Eres vanidosa?
-No vamos a discutirlo.
-Pues para que te enteres, Bella. Yo no te conocía de nada y cuando te ví en esa puerta.- extendió eldeo erecto.- me fastidió bastante pensar que eres la chica que a mi causa ¿Cómo te diré? Cierta curiosidad.
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Bella nocontestó en seguida.
A decir verdad, se sentía como pillada en una trampa, pero tampoco eso iba admitirlo en voz alta.
No obstante, picada por el gusanillo de la curiosidad, preguntó:
-¿A que fin curiosidad?
-Por el novio.
Bella se estiró.
Aquel muchachito, hijo de la amiga de su madre, le estaba pareciendo un autentico gilipollas. Tenia expresión inocentona y casi ingenua; pero eso le pateaba el trasero. Habria que tomarlo con mucha calma, precisamente por se hijo de quien era.
-¿Qué no vio?
-El tuyo…
-¿Es tu amigo?.- asombradísima.
-¿Amigo mio ese tipo? Claro que no.
-Oye Edward, ¿Qué me estas dando a entender?
-Eso, lo que estas pensando. Que ese hombre no es para ti.
Bella estaba a punto de estallar, ella que era tan serena y tan dueña de si. Si aqiel tipo la apuraba mucho, ni que fuese el hijo de la amiga de su madre, ni que fuese el papa de Roma.
-A mi.- dijo dominándose.-, no me parece, lo que tú supones. Es mi novio y le quiero.- y sin transición.- ¿Empezamos?
-Cuando gustes.- dijo con la voz muy grave.
-Pues ahora mismo.
Empezó con los verbos. No sabia poco. En realidad, Edward tenia un conocimiento bastante extenso del idioma alemán.
Estuvo bastante rato preguntando y Edward o se callaba si no lo sabia, por lo cual Bella, se lo explicaba claramente o respondia con rapidez si lo sabia.
Pero en un segundo, en el que Bella daba la vuelta a la pagina del libro, Edward espetó con mucha calma y como si fuese un ingenuo de cuerpo entero.
-A mi los hombres de que a los treinta y tantos no se han casado y siguen siendo virgen, me revientan.
-¿Te he preguntado yo eso? ¡Y¿Y quien te ha dicho eso?!
Bella dobló con fuerza las dos manos sobre el libro, cerrándolo estrepitosamente.
Buscó los ojos de su interlocutor y pese a que iba a darle una lección de cortesía, educación y que se yo más, decidó no hacerle caso, dada la inocencia que aquellos ojos expresaban.
-Edward.- murmuró lentamente.- ¿Por qué te has empeñado hoy en hablar de mi novio y de nuestras intimidades? ¿Qué te hizo el pobrecito?
-Nada…
-Entonces dejemos el tema ¿si?, no veo el porque de tu insistencia.
-Te lo hace a ti.
Bella dio un salto.
-¿Qué dices?
-Bueno… perdona. Tal vez he metido la pata.
-Explicate.
-Bueno, veras, me da un poco de vergüenza, que me mires así y estes pensando que soy un idiota.
-No es que piense que eres un idiota.. pero si un metomentodo.
-No lo puedo remediar. Mi madre siempre me dice que soy un moralista demasiado excrupuloso.
-¿Y que tiene que ver lo uno con lo otro?
-Pues o sé. Eso te lo tendría que explicar mi madre.
-Olvidemos el asunto.- cortó Bella.- Sigamos, nos quedan veinte minutos.
-Da gusto hablar contigo.
Bella volvió a mirarlo. Algo silbaba en la voz de Edward. ¿burla ¿ ¿Ironia?.
Pero al mirarlo se percató una vez más, de que la expresión de los ojos verdosos era completamente inocentona.
-¿No has tenido nunca novia, verdad Edward?
El hijo de Esme Cullen, estuvo a punto de soltar una carcajada….
Le gustaba Bella. Vista así de cerca, mucho más.
Él era un tipo como era, pero no tenia madera de célibe y la verdad es que Nancy no le eclipsaba para nada sus instintos carnales, Bella le gustaba como mujer y anhelaba tenerla debajo suyo, gimiendo su nombre y saboreando la pasión. Sería una locura deliciosa y poco después querría hacerla su mujer delante de los hombres: Su esposa.
-Edward, te hice una pregunta.
-Sí, ya te oí.
-¿Y que?
-Bueno, pues…no, la verdad no. Ya sabes, uno se pasa la vida estudiando. Se mete como quien dice, dentro de los libros. Vive para eso y se olvida hasta de que es un hombre, aunque si he de serte sincero si he estado con alguna mujer. Tengo edad para eso y mucho más.
Bella se ruborizó por completo. Ella también tenia edad y era de conocimiento público de todo el pueblo que Michael Newton era un casto y célibe hombre que no había tocado un pelo a su novia en cinco años…
-Venga ,Edward a estudiar….
Empezó Bella a dar explicaciones. Corrian los minutos. Edward hubiera dado un puñetazo al reloj si hubiera podido. Pero como no podía exclamó otra vez.
-No me gusta. Por más que lo pienso no me gusta…
-¿Quién? ¿El Canciller?
-Claro que no, Bella. Tu novio.
Bella se puso de pie. Habian pasado los veinte minutos.
-Si continuas metiéndote con mi novio y mi relaciones con él…me parece que vas a tenir que ir a otro lado a dar clases de alemán. Hasta mañana Edward.
-Oye…
-Hasta mañana.
Continuará….
holaaaaa que buennnn capiii...ajaj me causa gracia como trata bella a edwarddd..y edward es super chusmaa jaja ya de una le dijo que no le gustaba el novio que tenia ...jee...y lo de que no sabia que ella era la que le iba a dar clasess que mentirosoo jee....bueno creo que bella le va a poner dificiles las cosas a edwarddd...nos leemos en el que sigueee...bueno te deceo un muy FELIZ AÑO NUEVOOOO...QUE LA PASES JUNTO A TUS FAMILIARES...QUE EMPIECES ESTE AÑO CON MUCHO AMOR Y FELICIDADD...Y QUE TODOS TUS SUEÑOS SE HAGAN REALIDAD...FEIZZZ AÑOOOOO....BESOSSS
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