Capitulo 6
Sentía mi cara arder , y no solamente mi cara ¡Dios mio del amor hermoso! ¿Cómo podía ser tan patosa? Claro que la culpa la tenia el Coronel Cullen y su mania de vestirme como una empleada domestica. Hum…. Seguro que me había visto mis lindas posaderas….¡Ay,Dios mio que vergüenza! No pienso salir de esta habitación en mi vida.
Habia corrido como una bala. Dando un fuerte portazo ; sin importarme las futuras represalías del Coronel y su invitada.
Pensar en el Coronel, hacia que mi cara se pusiese como la grana. Claro que no podía ser menos; pensando en el momento tan bochornoso que habíamos pasado, pero esa mirada al ponerme la chaqueta en la cintura…
¡Tú y tus fantasias Isabella!
Quité lo que quedaba de falda y busqué hilo e aguja para enmedar aquella cosa.
Sólo debia de volver a coser la costura y punto.
Sentada en la cama, y terminado de coser la falda, tocaron a mi puerta, haciendo que me pinchara con la aguja y clamar al cielo un ¡Ay!
-¿Le pasa algo Isabella?
¡Era él!, La Virgen Santa…. Me puse rápidamente la falda y abotoné su único botón a mi espalda, corrí la cremallera y ya estaba lista para abrir.
-¿Coronel?.- dije al abrir, mirándolo directamente a los ojos.
-¿Se encuentra bien…?
-Sí. .- dije bajando la cabeza y volviendo a sentir mi cara arder.
Su risa me hizo alzar la mirada de nuevo y mirarlo con fúria.
-No me mire así , Isabella… Es curioso que ande como un muchacho, con la linda figura que tiene.
Más calor….
-Yo… Eh..
-Pero mire…- susurró, cojiendome una mano y mirando cálidamente el puntito rojo que comenzaba a manar de ella.- Si se ha pinchado ¿cosiendo Isabella?
-Sí.- No sabia que me pasaba pero estaba completamente embrujada por aquellos ojos verdes, de demonio.
Y Sin más, se llevó el dedo a la boca y lo succionó sin apartar su mirada de la mia.
Noté como su lengua acariciaba la yema,con suavidad, sintiendo correr un rio de emociones nuevas por mi pecho. Me llevé la mano que tenia libre al pecho y el corazón se subió a mi cuello ¿Podia ser aquello posible?
Cuando despegó su boca de mi dedo, arrastró los dientes,por él haciéndome emitir un jadeo involuntario que hizo que escondiera la mano violada detrás de mi espalda.
Él me volvió a evaluar con la mirada, con una sonrisa traviesa.
-Saquese el delantal de debajo de la falda, hermana…
Miré hacia mi cintura y pude ver que con toda seguridad, ese hombre, tenia un payaso a bordo conmigo en su casa. Al colocarme la falda me había dejado por dentro la parte de abajo del delantal, haciéndome ver de nuevo ridícula.
Se fue con la mano en la boca, intentando sofocar una risotada fuerte. Cerré la puerta y me apoyé en ella hiperventilando.
Desde luego no podía ser mas desastre de lo que era; sin lugar a dudas.
Al cabo de un rato; de no saber que hacer ya , metida en aquellas cuatro paredes, salí para dar un paseo por el jardín.
Aquel jardín estaba muy bien cuidado y sin más, mi imaginación voló a la Abadía. Recordé a Jacob y a su padre. Tambien a mi niños y las monjitas que hacían la repostería que se vendia en el pueblo ¡Cuánto las echaba de menos!
Una voz grave llamó mi antención y giré mi cuerpo hacia ella.
Pude distinguir claramente al hombre que me miraba y andaba hacia a mi. Era el que había visto bajar del coche, junto con la señorita Victoria. Conforme iba acercándose más, más pequeña me sentía, aquel hombre era un armario de cuatro cuerpos…
-Hola.- Me dijo asientiendo levemente.
-Hola .- le dije sin sabe si hablar del tiempo o del jardín…
-Busco al Coronel, ¿por casualidad tú no sabrás donde se halla?
- La ultima vez que lo ví , estaba sentado con la señorita Victoria. Pase hacia dentro, seguro que los encuenta en la biblioteca o en la sala de música.
-¿No me acompañas?.- dijo sonriente, guiñándome un ojo.
- Sí, claro.- No sabia como decirle a aquel hombre que mi función en aquella casa, no era la de mucama… pero que más daba, si total ¿iba vestida como Jess no? Era normal que me distinguieran como una de ellas.
Mientras caminamos, él me fue hablando como si me interesara algo de lo que dijera…
- He venido con Victoria. Soy amigo personal de la familia de su difunto marido. ¿sabe?
Negué con la cabeza. Iba a negar todo lo que me dijera…
-Velo por sus intereses… y dado el interés que parece tener el Coronel por ella… Oiga ¿Le puedo preguntar su nombre?
Aquello si me cayó como un balde de agua fría ¿A qué venia aquello ahora? Me sentí descolocada y paré mi recorrido por el largo pasillo hacia el salón de música.
-Hermana Isabella.
El hombre hizo un gesto raro con la boca y soltó una carcajada. Acto seguido me evaluó de arriba abajo.
-Imposible.
-No… digo si… si lo soy… novicia para ser mas exactos.
-¿Y quien te ha dado ese uniforme? Desde luego el que lo ha hecho…lo ha hecho con toda su maldad….Novicia, jajajajajjajaj…
-Señor mio… eso se lo ha de preguntar al Coronel…
-Emmet….
-Edward…
Los miré a ambos. El coronel paseaba galante por el pasillo en dirección a nosotros, con gesto duro.
-Ve con las niñas Isabella. Ya han terminado.- dijo sin mirarme si quiera.
-Si señor.- dije casi en un susurro. Me sentía fatal.
Ese hombre llevaba toda la razón del mundo. Yo era novicia y me había hecho ponerme una vestimenta que nada tenia que ver con mi tarea en la mansión. Si… pensándolo bien era denigrante… parecía como si aquel hombre, se jactara y se banagloriara de dirigirme a su antojo como hacia con sus hijas.
-¿Isabella?.- dijo el tal Emmet.- Me ha dicho que la llame Hermana. ¿Cómo lleva esas ropas Edward?
-Yo lo ordené.
-Pero ella…¿Usted se siente comoda con esas ropas, Hermana?
Negué con la cabeza.
- A ti nadie te ha dado vela en este entierro Emmet es mi casa y es mi empleada…
Los dos hombres se enfrentaban cara a cara y sus narices ya casi se rozaban.
-Creo que es injusto lo que haces con esta …chica.
-¡Hermana, hermana, ya hemos terminado ahora queremos ir a la villa nos prometió hacerlo!
Rosalie se acercaba con las demás y fue ella quien se paró de golpe al ver al enorme hombre que parecía enfrentarse con su padre.
Él pareció quedar encandilado de la divinidad de Rosalie y se quedó con cara de lelo.
-Vamos niñas.- dije.- Coronel…Sr. Emmet…
Dirigí a todas ellas hacia la salida, no sin empujar hacia delante a Rosalie, quien mirada hacia atrás embelesada…
-Al salir de la mansión un suspiro salió de sus labios.
-Ay hermana, creo que me he enamorado…
Yo la miré y no pude hacer otra cosa que sonreírle.
La verdad es que había notado la atracción que se había ejercido entre los dos…
-No digas tonterías Rosalie… acabas de verlo…y ¡ni siquiera os han presentado! A tu padre le daría un infarto si se hubiese dado cuenta de cómo lo mirabas.
- Claro… pero es que él tenia la mente en otra parte…- dijo son una sonrisa Rosalie.
-Sí, claro en la señorita Victoria.
-No precisamente, hermana, pero.- Rosalie me miró de arriba abajo y una mueca de disgusto se formó en sus labios.- Se acabó esa vestimenta hermana, vistase como nosotras. Nuestros maestros no van con uniformes y desempechan su función, usted puede hacer lo mismo. Y estaría bonita, hermana.- dijo sin borrar la sonrisa de su rostro.
-Chí, Emana, bonita, bonita.- gritó Carlie en brazos de Renessmee.
-Venga hermana. Esperarnos aquí. Alice, Resnesmee, Bree, cuidad de Carlie, yo voy con la hermana a dejarle algún vestido mio campestre. Venga hermana. Es hora que usted imponga su posición en esta casa.
Miré a la muchacha a los ojos y me encontré con los míos. Sin duda ella iba a ser una baza muy importante en esta casa. Juntas lucharíamos contra el dictador y orgulloso de su padre.
Al entrar a la mansión, corrimos como dos niñas hacia su habitación y cerramos con el alma en vilo y con la risa en los labios.
-A ver… a ver…. Este, no…no…no….- Rosalie sacaba vestidos y los iba tirando a la cama, sin dilación.
-Rosalie, luego habrá de venir Jessica y no lo encuentro justo.
Ella me miró y cogió mis manos.- No se preocupe. Ahora mismo lo recojo, mientras, tú te cambias ¿Por qué me permites tutearte, verdad?
-Por supuesto .- le dije
-Bien. Aquí. Este vestido…Lo heredé de mamá… es uno de tantos, ella se lo ponía cuando iba a recoger flores conmigo a la villa. Le quedará perfecto. Tome.
-No sé si deba.
-Por supuesto que debe. Se lo cedo yo, estoy segura que mi madre, desde el cielo, opina exactamente igual que yo. Toma Isabella, Pontelo. Nos vamos a comer a la villa…
-Está bien.- cedí y cogí el vestido. Era amplio de cuadritos vichy en blanco y azul apagado. El escote cuadrado, portaba una puntilla en azul un poco más subido de tono, las mangas se fruncían encima de mis codos y no hacia falta llevar enaguas, era tan tieso que el faldón se mantenía rigido y erguido por encima de mis tobillos.
Al salir del cuarto de baño. Rosalie se llevó las manos a la boca, emocionada.
-Bella.
-¿Hum?
-Bella, usted se llamará Bella a partir de ahora. ¿Es un diminutivo de Isabella o no?
-Sí , Claro , pero no sé si me acostumbraré- dije algo confundida.
Cogió mi mano yme sentó en el banco que había frente al tocador.
-Una cola suelta, Bella…y ya está…lindísima.. cojamos los sombreros de paja de las niñas…tome, este para usted.
-¿Nos vamos ¿¿?
-Claro. Pero antes… hay que ir a por la sombrilla de mamá.
-Creo, Rosalie que esto es demasiado… vamos a la villa no de cocktel, y la verdad no me siento nada comoda llevando las ropas de tu madre.
-Bah… vamos..
-¿A dónde?
- A la habitación de mamá.
Casi pierdo la mano por el camino, Rosalie me llevaba a todo correr hasta que llegamos a un ala de la casa, en la que yo no había estado. Abrió la puerta con una pequeña llave que llevaba en el cuello; a modo de colgante y entramos.
Nos quedamos paradas en la puerta…
-¿Qué hace ella aquí?
Las palabras iban hacia su padre, que mantenía a la mujer asida por la cintura y con muchas pretensiones de besarla; por lo que yo podía juzgar.
-¡Papa! ¡Esta es la habitación de mamá! No quiero que ella.- enfatizó,- Toque nada de mamá, nada…
El Coronel, parecía haber entrado en estado de Shock, yo me mantenía semi escondida detrás de Rosalie; no me gustaba observar escenas que no eran de mi incumbencia; pero lo que tenia claro es que no iba a dejar a Rosalie sola en esto.
Él se despegó de la señora , si mirarla y se llevó la mano a la frente, con cara de confusión.
-Dejanos solos Victoria, tengo que hablar con mi hija.
La mujer salió mirando hacia el suelo, y yo quise seguirla pero él no me dejó.
-No. Usted también se queda . Cierra la puerta Rosalie.
La muchacha hizo caso a su padre y lo encaró con los ojos llenos de lágrimas.
-Nunca, me entiendes, nunca, voy a dejar que esa mujer,coja las cosas de mamá como si fueran suyas…nunca..
-¿Y ella si las puede coger, Rosalie?
Yo me sentí pequeña y quise huir.
-Victoria Aplegate, papá no le llega ni a la suela de los botines a Bella Swan, no sé como no te has podido dar cuenta.¿Tan ciego eres?
El Coronel amenazó a su hija con la mano y yo rápidamente me puse entre medio de ambos.
-No se lo voy a permitir, coronel. No.
Él me dirigió una mirada que no pude descifrar y cabizbajo se marchó, cerrando la puerta sigilosamente.
Rosalie me abrazó con ternura.
-Gracias, Bella.
Yo negué sonriendo.
-Vamos a buscar la sombrilla de mamá…- suspiró al mirarme.- Hay que estar ciego para no ver lo hermosa que eres … por dentro y por fuera, Bella…
Continuará…
holaaaa me gustooo muchisimoo el capiii...me encantaa rosalie como trataa a bellaaa...yyy fueraaaa victoriaaa vamoss que edward abra loos ojoss bella es perfecta paraa ell...yy el momentoo en el cuall bella se pinchoo ajajja me reii muchoo con loss pensammientos de beella yy edwarddd es bastantee picaronnn,,,je!!! nos leemos en el que siguee...adiosss!!!!!
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