CAPITULO 4
-Ya está.- entró la madre diciendo en el salón.
Edward se había olvidado en aquel instante de sus ansiosas clases de alemán , y por supuesto de Bella.
Pensaba que iba a salir tan pronto pudiese, pues tenia una enorme juerga con unos amigos.
Tampoco le dio importancia al tibre del teléfono, ni oyó la conversación telefónica que su madre sostenía desde una salita continua al salón.
-Me miras como si no me comprendieras.-Le dijo Esme a su hijo.
-Y no te comprendo mama.
-Me refiero a tus clases de alemán.
-Ah.
Y Edward se levantó de un salto.
La madre le miró una vez más.
-Hijo, que manchas tienes en el pantalón.
-Una majadera, pasó hoy junto a mi,conduciendo una chevy del año catapún y me salpicó de barro.
-¡Que descuidadas! Como te decía…
-¿Cuándo empiezo?
-Mañana.
-Eres un sol, mamá.
-Pero tendrás que ir tú a su casa.
-¿Si?
-Bella no puede venir aquí y me temo que si accede es por la amistad que nos une a Ruth y a mi.
-Claro.
-De modo que ya sabes. No te comprometas a nada a las nueve y media de la noche. Te dará una hora de clase diaria, salvo domingos y jueves.
-¿Y porque no el jueves?
-Todo el mundo tiene derecho a un dia de descanso, Edward.
-Perdona,claro.- mojó los labios con su lengua.-Supongo que accedería por se tú amiga de su madre…
-Eso ya no importa. El caso es que te has salido con la suya y que en realidad necesitas mucho esas clases. Ten presente que te vas a enfretar con unos soicos que casi desconoces y si empezais a colaborar con los alemanes, si tú conoces el idioma, sabras a ciencia cierta que movimientos se realizan en en la sociedad.
Cierto, él era un buen ingeniero. O pensaba llegar a serlo. No estudió por deporte, si no para defender sus intereses, pero aparte de ingeniero y socio de una compañía, era también hombre y el hombre era quien pensaba en aquel momento.
El hombre que pensaba en Bella, que casi parecía tenerla delante. Que la llevaba en la mente, desde que un dia, no sabia cuando, no demasiado, la vió en una sala de fiestas bailando con aquel hombre llamada Michael Newton, muy atractivo, pero que a él, particularmente le resultaba un gilipollas.
Despues fue fácil enterarse de quien era Bella y las relaciones que la unian a Michael Newton.
Lo demás ya fue cosa de convencer a su madre, sin decirle por suspuesto, que además de la bonita profesora, le interesaba también la mujer, que era aquella profesora.
-Desde luego mamá.- dijo para terminar.- Me interesa no sabes como, estudiar alemán.
-¿A dónde vas?.- preguntó la dama al verlo tomar dirección hacia la puerta.
-A la cama . Tengo un sueño atroz. Por favor mamá, no pases para mi cuarto como haces otras veces. Me despiertas y luego pillo un insomnio insoportable.
-Buenas noches hijo. Así me gusta que no trasnoches. El dia que tengas una novia, ya me apresuraré yo en decirle el tipo honesto que eres.
-Gilipolleces, mamá. No creo que salir por la noche haga que un hombre deje de ser honesto.
-Pero hijo, tus costumbres..tus sanas costumbres me maravillan.
-Gracias mamá.
El muy mentiroso salió, subió las escaleras que le conducían a su cuarto, y con las mismas bajó sin hacer ruido.
En el vestíbulo, casi junto a la puerta, se tropezó con la doncella .
-Señorito Edward.- siseó esta.
Edward le tapó la boca.
-O te callas o te…
-Señori..
-¿No te digo que te calles?.- ajó la voz.- Estoy en mi cuarto ¿te enteras? Durmiendo ¿te enteras?.
-Sí. Si… señorito.
-Pues andando.
Y le propinó una palmada en las posaderas.
-¡Señorito!
-Hala, a callarse.
Despues salió disparado.
Tenia el volvo junto a la cochera, pensó en cogerlo, pero se abstuvo aquella noche, su madre podía oírlo.
No es que su madre se oponiese a que él saliese, pero prefería que desconociese sus evoluciones nocturnas.
-Pescaré un taxi ahí cerca.- farfulló entre dientes.
Saltó la verja sin abrila, porque chirriaban sus goznes y se lanzó a la calle.
No había taxis por allí y a grandes zancadas, dentro de sus ropas negras nada elegantes, con aquella desenvoltura suya y aquella delgada silueta, se encaminó al bar donde, en la trastienda, con unas chicas lo esperaban sus amigos.
El no era totalmente un golfo¡que disparate! Pero le gustaba vivir…
Empezó a vivir…como decía él, muy joven, ya antes de morir su padre; él ya hacia sus pinitos sexuales sin ninguna dificultad; se le daba bien las chicas…muy, muy bien.
Tenia sus amigas particulares con derecho a roce, pero jamás pensó en el matrimonio.
Pero un dia conoció a Bella.
Sí, sí, al ver a Bella uno pensaba en el matrimonio. En una sola mujer para toda la vida. Aunque él era del tipo de hombres que se acostaba con una mujer que fuera una belleza y se le insinuara… y se le insinuaban muchas.
Se había acostado con muchas, a sus 25 años… para pasar con ellas un dia, una hora o doce minutos en el lavabo de una discoteca. Pero no para pedirle matrimonio a alguna de ellas.
En cambio con aquella chicas llamada Bella…todo era distinto.
Por eso intentaba por todos los medios conocerla más. La primera vez que habló con ella, fue cuando le salpicó, no hacia ni cuatro horas.
Le gustó más.
Le gustó su voz, su forma de mirar, la manos delgadas, personales, el pelo de un tono caoba, su aroma a fresas, y el acento de su voz que era distinto.
Distinto para él.
No sé explicaba por que razón aquel novio no la había hecho suya y se había casado con ella.
Porque en el pequeño pueblo de Forks, todo se sabe; y él sabia que Bella seguía siendo virgen en manos del bastardo aquel… que más sino le debía un enorme favor.. la había estado conservando para él. Para tenerla él en sus brazos y no su actual novio. El mojigato.
O quizás era Bella la que no había querido entregarse.
Apareció en el bar y uno de sus amigos se le abalanzó encima.
-Diablos, Edward, muchos has tardado.- lo asió por el cogote.- Vamos, vamos. Veras que plan. Te van a gustar todas. Hay seis.
-¿Y nosotros cuantos somos?
-Siete.
-Nos falta una.
-Que mas da. Tenemos una para dos y en paz. Vamos pasa. La juerga empieza.
En aquel instante Edward se olvidó de Bella y de que al dia siguiente, empezaría a conocerla mejor. O por lo menos conocería algo.
Es lo malo que tenia Edward. Por una cosa, casi siempre olvidaba otra, aunque luego al pasar la primera, olvidara la segunda..
-Vamos.- masculló.- Tengo ganas de pasarlo bien.
Bella volvió a mirar el reloj
-¿Por qué tienes tanta prisa?
-Empieza hoy una clases. Es decir, empieza por que la doy en mi casa.
Mike tenia ganas de enfadarse.
Ya se había enfadado con su madre nada mas llegar de viaje.
Él tenia unas ganas horribles de casarse con Bella y hacerla suya, una vez cumplido el pacto que hizo con su madre, años después que se enterara que su padre, había dejado embarazada a una chica antes de casarse y Mike tenia un hermano bastardo que se llevó media fortuna heredada, cuando su padre murió.
Se casaria primero con ella y luego la haría suya; lo estaba deseando.
Pero su madre siempre le daba largas al compromiso, nunca tenia tiempo suficiente para ir a casa de Reneé.
Siempre ponía algún tipo de obstáculo. Su madre no tenia ni un domingo libre y ciertamente ella misma lo lamentaba.
No obstante, aquel dia, es decir, aquella misma tarde, se enfadó mucho con su madre. Sin motivos; lo reconocia.
Trabajaba mucho en la tienda de deportes. Dos dependientas y un cajero, pero al cajero aquel dia , le dio por pillar la gripe y él llegó deseoso de ver a Bella y correr a sulado, hala, su madre le pide que haga caja.
Por eso se enfadó y por eso llegó a la cita con Bella cuando ésta ya estaba desesperada y estaba a punto de marcharse.
-¿Otra mas?.- chilló Mike deteniendo el caudal que tenia en el cerebro.
-¿Qué pasa? ¿Qué tienes tu en contra de mis clases?
-Son mi mayor enemigo.- volvió a enfurecerse Mike.
Bella lo miró con calma.
Se hallaban en una cafetería, al fonfo, ante una apartada mesa, donde se veian todos los días cuando él salía de la oficina y Bella terminaba sus clases.
-NO digas tonterías, Mike. Tu mayor enemigo eres tú mismo. En realidad.- mostró el reloj.- mira hoy te he esperado casi una hora. Estaba a punto de marcharme cuando apareciste.
-Tenemos al cajero enfermo.
-Ah…¿eres túcajero?
-Bella, no uses conmigo esa guasa.No soy cajero, pero si es preciso y se me necesita lo soy. Y también dependiente.
-Claro.
-¿Qué significa ese claro?
-Mira,Mike, a mi tus problemas internos, no me interesan en absoluto. Si estas de mal humor para venir a mi lado, métetelo en la manga. Yo también estoy cansada y me aguanto.
-Cada dia tú y yo andamos peor. Precisamente hoy he hablado yo con mi madre, de nosotros dos.
-Ah.- le miraba con una ingenuidad burlona.- tienes que tratarlo con mama…
-Bella, esa burla.
-Es que mescompones, Mike. Hablar con tu madre ¿de que?
Mike dominó su ira.
Porque él amaba a Bella.
Laamaba bien.
Bella era para él, la novia pura de cinco años antes. Con Bella no servían ni pasiones ni tentaciones. Las dominaba todas… hasta la noche de bodas.
Aunque le hubiera gustado que fuese más apasionada. Era fría. A veces lo impresionaba lo tremendamente fría que era.
-La petición de mano.- dijo al fin.
Bella sonrió.
Mil veces anunció Mike, aquella petición de mano. Mil veces en los cinco años de relaccion . Ya era una guasa.
Una guasa que la hería y la dejaba más fría cada dia.
-Está bien.- decidió terminar, porque estaban llegando las manecillas de su reloj a las nueve y media.-Manda a tu madre a mi casa cuando gustes. Siempre será bienvenida
-¿Qué supones que es mi madre la que tiene la culpa?
-¿No crees que eso lo hemos tratado ya?
-Pero es que mamá no tiene la culpa te digo. Tengo que hacértelo comprender.
-Dejalo, Mike. De momento no puedo quedarme a discutir. Mira el reloj.
-¿Es primero tu alumno que yo?
Bella se puso en pie con mucha calma.
-Tengo que irme Mike, si quieres , mañana, aquí mismo, y hablamos de eso otra vez.
Mike pagó y salieron juntos.
-Vas muy callada,Bella.
Nunca la conocería bien.
Nunca sabia Mike cuando ella estaba harta y cuando deseaba un beso.
Al principio Mike la conocía mejor y empezaba a pensar que ello se debía a que ella misma no se conocía nada, a que era ingenua como una niñita.
-En realidad me duele un poco la cabeza.- dijo para evitar la conversación.
Mike la sujetó del brazo y la apretó contra si.
-El domingo iremos mi madre y yo a tu casa.
¿Para que demostrarle su duda?
-Bien.- dijo.
-Yo te quiero Bella, te quiero y te deseo como nunca he querido desear a nadie.
Ya lo sabia.
Pero tampoco se lo dijo.
-Tengo muchas ganas de hacerte el amor Bella.
Al llegar hasta la verja, Mike no la soltó.
Alcontrario la apretó más contra si.
-Bella…
-Para Mike.
-Hace días que venimos enfadados ni siquiera nos besamos.
Bella se dejó besar y después metió la mano en el pecho de ambos.
-Buenas noches, Mike.
-Oye Bella estas helada. De un tiempo a esta parte…
-Tengo que irme Mike…
-Nunca hablamos de nosotros dos.
-¿No?
-Bueno, quiero decir, de nuestro amor. Tú…no me haces ningún caso.
Le haría cada dia menos.
Mike era el hombre, que ni pintado, para ser hijo único célibe.
Y ella presentia que así se quedaría. Célibe, lo cual, dicho en verdad, la heria, y no por ella, si no porque Mike tenia madera de buen marido y amante, pero la madre de Mike no tenia madera de suegra…
-Hasta mañana Mike.- dijo sin responder.- Nos vemos en el sitio de siempre.
Continuará…
holaaaaaaa...como estuvoo tu navidadd???? espero que muy biennn...buenoo me encantooo el capiii estee edward es un picaronn ajjaj...yy bella por dioss que dejee a mikeeeee esaa relacionn no va a ningunnn ladooo...ya quieroooo leer el proximo cuando tenga la clasee connn edwarddd ahhhhh que emocionnn...je!!! besossss!!!!!
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